Desafío a la autoridad
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Editorial

Desafío a la autoridad

 


Hoy en día, se han perfilado dos serios desafíos a las autoridades municipales y estatales. Por un lado, la persistencia de las organizaciones que materialmente se han apropiado del Centro Histórico, es decir, comerciantes en la vía pública y, por la otra, el transporte concesionado que no obstante que sus dirigentes tienen órdenes de aprehensión vigentes, persisten en trastocar la paz social y la gobernabilidad. La semana pasada los medios de comunicación impresos, electrónicos y redes sociales dieron cuenta puntual de la respuesta que tuvieron las autoridades municipales en un solo amago de desalojo.

Es evidente el crecimiento inusual de ambulantes en todo el primer cuadro de la ciudad, flagelo que ha crecido con la complicidad de administraciones anteriores, sin control alguno y con abierto contubernio. Es más, un sujeto que dice encabezar parte de la organización denominada Renacimiento, se dijo ser miembro de quienes “de manera legal” pretender explotar los espacios públicos. En calles como Bustamante, Las Casas, Miguel Cabrera y otras, materialmente ya no se puede caminar, en tanto que esta mafia que se ha apoderado de ellas, con cinismo asumen que están en el marco de la ley.

Lo hemos dicho hasta el cansancio: si el presidente municipal de la capital, Oswaldo García Jarquín no los enfrenta con un mecanismo de regulación o reordenamiento, este problema va a continuar y crecerá como hasta hoy, sin control alguno.

Es tiempo pues no de diálogo ni de extenuantes mesas de negociación, sino de aplicar simple y llanamente la ley. Nadie está por encima de la norma ni, mucho menos, generar violencia. En el caso de los militantes de uno de los sindicatos que han alentado prácticas ilícitas, como es “Libertad”, la Secretaría de Movilidad y Transporte (SEMOVI) tiene la palabra.

No basta con amagos ni con operativos. Hay que ir por todos aquellos que siguen generando violencia en el estado. Ello no sería privativo sólo de este gremio sino también meter al orden al antes incipiente sindicato, pero que ahora movido los hilos con perversidad inaudita pretenden asumirse en amo y señor del transporte en Oaxaca. Nos referimos a la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM).

La ley tiene que aplicarse parejo, pues no hay resquicios para que el Estado se haga a un lado. Lo hemos dicho en muchas ocasiones: el transporte concesionado en Oaxaca es un serio asunto de seguridad.

STEUABJO: ¿Hasta cuándo?
El pasado viernes, cumpliendo dos semanas, miembros del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), montaron su bloqueo en Avenida Universidad e hicieron de las suyas. Se tiene conocimiento de que sus dirigentes, encabezados por Fernando David López Cruz, han estado en mesas de diálogo tanto con autoridades estatales como con la rectoría que encabeza Eduardo Bautista Martínez. En dos semanas de movilización no han encontrado solución a sus demandas, seguramente por dos razones: o porque las demandas del gremio son exageradas e imposibles de cumplir o porque la UABJO materialmente no tiene recursos para hacerles frente. No obstante de ello hay una víctima: la ciudadanía.

¿Qué carajo tienen que ver en este diferendo los ciudadanos que a diario y por motivos de trabajo tienen que transitar por las instalaciones universitarias, el Crucero de “Cinco Señores” o el Boulevard Eduardo Vasconcelos, calles y avenidas que a diario han sido tomadas por los inconformes empleados universitarios? Recientemente dijimos que a la mejor en el gobierno de Alejandro Murat no lo saben, pero los oaxaqueños estamos hartos de tantos abusos, atropellos y violaciones a los derechos civiles, uno de ellos, el libre tránsito por la ciudad o el estado.

En este espacio editorial hacemos un llamado a las autoridades tanto estatales como universitarias a resolver el asunto, que no solamente sigue lacerando al pueblo inerme sino que además, ha generado un verdadero caos en la comunidad estudiantil. Los derechos de los alumnos están por encima de las demandas de empleados y trabajadores que cada año hacen el mismo papelito: chantajear al gobierno y a la rectoría, para que sigan teniendo los privilegios que en cualquier parte les serían negados.

Tal vez los dirigentes del STEUABJO no han entendido que desde la más alta esfera del poder público se ha dicho una y otra vez, que son tiempos de austeridad. Si la institución no tiene recursos para crear más plazas o incrementarles los salarios más allá de lo que el erario lo permite, pues deben entenderlo.

Hay mafias dentro de los mismos gremios que acosan a la UABJO que hay quienes piensan en una alternativa drástica: refundar a la institución, pero ningún oaxaqueño consciente de esta realidad estará en contra de acabar con los sindicatos, los cacicazgos y los porros, que siguen exprimiendo a nuestra Alma Mater.