Pivote de desarrollo regional
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Editorial

Pivote de desarrollo regional

 


Por lo que ha trascendido en los últimos días, en las reuniones que ha sostenido el presidente Andrés Manuel López Obrador, con gobernadores y empresarios, en donde se ha insistido en sus diez proyectos prioritarios, tenemos confianza en que al fin, la ciudad y puerto de Salina Cruz, tengan el despegue que tanto ha esperado. En días anteriores se reconoció que la Refinería “Antonio Dovalí Jaime” de PEMEX, es la única refinería en el Pacífico Mexicano, que podía asimismo convertirse en un eje comercial de la paraestatal. A principios de la semana anterior, el gobernador Alejandro Murat hizo un recorrido con el responsable de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), por la región istmeña, para constatar las posibilidades de desarrollar la vía férrea, un anhelo centenario de los oaxaqueños y de quienes habitamos la zona Sur-Sureste del país. En efecto, el sitio es estratégico para el desarrollo de dicha vía, además de explotar a fondo la cercanía entre el Golfo de México y el Océano Pacífico. Como es sabido de todos, también proyectos anteriores fracasaron en ese intento, pues de promesas jamás se concretaron en la realidad.

A todo ello podremos agregar el impacto que tendría el Tren Maya, que el presidente ofreció a los estados de esa zona del país y cuyo impacto favorecería a Oaxaca, habida cuenta de que si bien no está en la ruta, el turismo podría arribar masivamente, para posteriormente viajar a la ruta maya. Mucho hemos insistido en que ésta es una buena oportunidad para el gobierno de Alejandro Murat y para los oaxaqueños. El gobierno de la “Cuarta Transformación” va iniciando. Ello implica que hay seis años por delante para poder concretar los proyectos y promesas que se hicieron en campaña. No hay duda de que lograr la construcción de las súper carreteras al Istmo y a la Costa, así como hacer realidad el proyecto transístmico, podrían ubicar a esta administración en la historia política de Oaxaca, como un gobierno que sí funcionó. No hay que desaprovechar pues ninguna de las oportunidades que nos está brindando el nuevo gobierno que, pese a nuestra crítica, se está perfilando con algunos beneficios para nuestro estado. Y creemos que si le va bien a López Obrador y a Murat Hinojosa, le irá bien a Oaxaca. De ello no hay la menor duda. Sólo habrá que emprender las medidas adecuadas y pertinentes para que todo ello se haga realidad.

Campo en el abandono

Algunos medios han publicado en sus notas, la crisis que se vive en algunas regiones del estado, en donde ha disminuido la producción de papaya y otras frutas. El maíz y el frijol no están en mejores condiciones. También han enfrentado baja producción, situación que se ha traducido en más pobreza y abandono. He ahí el por qué ha aflorado la crítica hacia la conducción de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Pesca y Acuacultura (SEDAPA), que se presume está a cargo de los programas a favor del sector primario de la economía. Las disputas por los cargos y el traslape de funciones están en dicha dependencia a todo vapor. Es más, se dice que hasta usurpación de funciones por parte de funcionarios que se entrometen en las atribuciones de sus pares. Los cuestionamientos se han volcado sobre el titular, Carlos Grau López, quien parece haber sido rebasado por las responsabilidades. Lo cierto es que el campo oaxaqueño está en sus peores momentos. Dado que no hay programas o eventos públicos, poco se sabe de entrega de apoyos y recursos a los productores o asociaciones de campesinos. También se dice que el mismo gobernador desconoce qué se hace o deja de hacer en la SEDAPA.
Como ésta hay otras áreas que tampoco operan. Ahora, con el cambio de administración federal y la eliminación de las delegaciones federales, es más complicado que el campesino acuda a donde funcionaba la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), para recibir asesoría o apoyos. Se desconoce aún qué pasará con algunos programas que se mantuvieron durante años, como Procampo. Existe pues una orfandad en términos de apoyos al campo, con una dependencia estatal que no funciona y una dependencia federal que está sumergida en un mar de confusión en lo que a operación se refiere. Hace falta pues que el ejecutivo estatal conmine a sus funcionarios a trabajar, a cumplir con las expectativas del gobierno en turno en todos los rubros, pero particularmente con el campesinado. No hay que olvidar que la producción agrícola local es de temporal y no de riego. Ello dificulta aún más incrementar la producción con fines de exportación y mayores beneficios económicos para los productores. En algunas regiones como el Istmo, la Costa o Tuxtepec, en donde suele haber una mayor productividad, las expectativas son las mismas. Y el abandono oficial es similar.