Las diferentes caras del migrante
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Las diferentes caras del migrante

 


El fenómeno no disminuye, al contrario, aumentan los pueblos fantasmas. Los migrantes solo llegan en temporada de fiestas con dinero y nuevos estilos de vida

Don Onésimo Ríos Hernández es un oaxaqueño talentoso, oriundo de San Bartolomé Zoogocho, Villa Alta, quien ha aportado mucho a la educación indígena del país, así como a las acciones de prevención y readaptación social a nivel federal y estatal, en cuyos temas y otros más ha escrito a lo largo de su vida creativa.

Es un investigador nato que coronó su formación profesional y humanística como antropólogo social, cuyos trabajos fueron publicados años atrás en diarios de circulación nacional y lo venía haciendo hasta hace pocos años en El Mejor Diario de Oaxaca, a través de su columna Ventana al Mundo.

Reside en la Ciudad de México. Hablé con él hace unos días con motivo de su cumpleaños número 94, lo cual motivó para que hiciéramos un repaso rápido de las cosas públicas de Oaxaca y del país. Muy notoria su preocupación por los problemas de diferente índole que nos agobian en nuestro estado, pero a la vez optimista por los vientos de renovación moral que soplan por doquiera en el país.

Él se considera migrante que logró sus metas con esfuerzo y tenacidad, después de haber salido de su natal Zoogocho y de acompañar desde niño a su padre cuando hacía sus recorridos de comerciante ambulante con sus animales de carga. Así que conoce como la palma de su mano los caminos antiguos y modernos que comunican a las comunidades zapotecas, mixes y chinantecas.

Platicamos de los progresos alcanzados en las diferentes zonas de la entidad y de manera especial en las sierras Juárez y Norte, en lo que se refiere a caminos, salud y educación, entre las obras y servicios que son fundamentales, pero también de las pérdidas humanas y daños materiales que dejaron los sismos y las tormentas en los años recientes.

Dice que los oaxaqueños estamos hechos de buena madera para resistir los fenómenos naturales y para reponernos con esfuerzos y la solidaridad humana, por muy dramáticas o amargas que sean los efectos. En estos tiempos hay más vías de comunicación para que lleguen los apoyos de los gobiernos estatal y federal, así como de la sociedad, no como antes en que se dificultaba todo. Recordó cuando las lluvias tormentosas debilitaron el Puente de Fierro de Guelatao en la década de los cuarenta del siglo pasado.

Don Onésimo es un enamorado de su tierra oaxaqueña y ha sido pieza fundamental para que la Federación de Organizaciones Revolucionarias Oaxaqueñas, FORO, encabezada por el licenciado Domingo Zárate Cervantes, tuviera una larga vida y acercara desde hace décadas a los habitantes de la Ciudad de México a nuestra tradicional Guelaguetza, nutrida de la riqueza cultural e histórica que posee el estado de Oaxaca.

En una de sus colaboraciones periodísticas sobre el tema de los migrantes señalaba que hay un punto importante que se ha soslayado, el ¿Por qué emigramos? La respuesta fácil ha sido y sigue siendo la pobreza, la cual considera como una verdad a medias.

“Emigramos”, dice, “porque al menos en mi caso, desde las primeras letras, me enseñaron que más allá de mis montañas, bosques y ríos, hay un mundo mejor, con gente ‘de razón’, en donde la vida es fácil, hay confort y hay todo lo que no tenemos en nuestro lugar de origen.

“Y ahí vamos en busca de ese bienestar que consideramos no poder tener en nuestra tierra; unas veces se logra, otras no, pero se adapta el emigrante para no reconocer su error. Conserva costumbres y tradiciones de su terruño, lo que demuestra lealtad e identidad”.

Y reflexiona: “Si la emigración fuera la salvación de la pobreza, habría que alentarla”, con eso de que centenares de comunidades rurales e indígenas han quedado vacías de jóvenes; en muchas ha disminuido también la población infantil cuando emigran familias enteras. El mismo gobierno tiene identificadas las zonas de alto índice de pobreza y marginación. Por lo tanto, no ha sido la salvación.

El fenómeno no disminuye, al contrario, aumentan los pueblos fantasmas. Los migrantes solo llegan en temporada de fiestas con dinero y nuevos estilos de vida. Es un tema de actualidad que gobierno y sociedad tienen seguramente en su agenda, pero el asunto es aún más grave si tomamos en cuenta todo lo que sucede a los migrantes centroamericanos, que de ninguna manera es ajeno a nosotros.

El problema es serio y hay que buscarle solución. Don Onésimo dice: “Si se le justifica por el dinero que envían los emigrados, podríamos estar cambiando recursos humanos valiosos por signos monetarios de espejismo”.