El dilema
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Opinión

El dilema

 


Por: Roberto Izurieta

 

Para entender mejor a Andrés Manuel López Obrador tenemos que recordar sus inicios. Una carrera política muy agresiva en Tabasco (la huelga eléctrica), se separa del PRI, continúa sus luchas principalmente en las calles, se pasa al PRD, es elegido jefe de Gobierno de la Ciudad de México y, para sorpresa de muchos, gobernó mejor de lo esperado.

Luego, AMLO vuelve a las calles después de perder las elecciones presidenciales. Se niega a reconocer la victoria de Felipe Calderón (la diferencia fue de 0.6%) y realiza bloqueos en la ciudad que había gobernado relativamente bien. Pero, por supuesto, nadie cuestionó su amplia victoria en esta elección presidencial. Esto nos lleva a la pregunta: ¿Cuál de todas esas facetas de AMLO será la que gobierne México?

La campaña y el triunfo los asumió con sorprendente prudencia. Tan es así que los mercados bursátiles reaccionaron positivamente y el ambiente en las calles fue de tranquilidad. Tuvo sus semanas de gracia y buena fe durante esta transición que en México es más larga que en otros países (5 meses). Su equipo de gobierno, sobre todo en el área económica, apuntaba sectores formales y profesionales cuya trayectoria ha sido, por decirlo de forma comparativa, más lineal, o sea, más fácil de leer y, por lo tanto, de estimar. En general, se mantiene dentro del enfoque ortodoxo de la economía y abierto a la promoción del sector privado. Ese fue también el caso durante la gestión de gobierno López Obrador en el entonces Distrito Federal entre 2000 y 2005.

Sin embargo, las últimas semanas parecen un deja vú de sus años anteriores: paró la construcción del famoso y tan esperado nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y algunos de sus partidarios anunciaban una iniciativa legislativa que reduciría significativamente las ganancias de la banca en México, reduciendo las comisiones que cobran por sus servicios. Todo parecía cambiar: los mercados, tanto cambiarios como los bursátiles, reaccionaron negativamente. Volvió la incertidumbre.

Más que un enigma, nos parece que AMLO se debate entre dos luchas, dos caras: la de las calles, la de la lucha —al menos en apariencia— por los más pobres; y la de la administración formal en temas de Estado, llevada con paso firme y proyectando un futuro de mayor estabilidad.

México necesita al AMLO que impulsó el cambio (a su manera y en su momento), al que construyó el segundo piso de una gran autopista en la capital y mucho más. México necesita que el sector privado genere esos empleos que tanto necesita la gente y que el valor real de los salarios comience a recuperarse. México no necesita a alguien que se debata entre dos caras; que dé un paso para adelante y dos para atrás. La pobreza en México no se hará esperar.

 

*Director de Proyectos Latinoamericanos en la Universidad George Washington.

 


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