El hombre lobo
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Columna sin nombre

El hombre lobo

 


La consulta es un vacilón, qué rico vacilón. -El Mapache Guasón

La consulta sobre si los mexicanos, no todos, desean un nuevo aeropuerto en Santa Lucía o en Texcoco, está resultando mal en lo que se refiere a organización, método, universalidad y formato claro de preguntas.
No obstante lo anterior, opino que esas fallas no son importantes, y lo digo simplemente: Andrés Manuel López Obrador, Presidente Electo, está practicando, o dicho en forma coloquial, le está midiendo el agua a los camotes.
Tenemos a la vista un claro ejemplo de su forma personal de gobernar.
En esta situación de polémica, de confrontación ideológica, de intercambio de ideas, de insultos en algunos escenarios, AMLO se siente como peje en el agua, es su elemento y virtualmente está contento cuando otros se pelean y él se encuentra en el centro del debate listo para decidir, conrimás en diciembre cuando tendrá un poder casi absoluto.
Así las cosas, el asunto del aeropuerto yo lo sitúo en segundo término, ya que lo importante para él, es darse cuenta cómo se desarrollan los hechos en una consulta que en el futuro pretende que sea universal, legal y vinculatoria, es decir que obligue al Poder Ejecutivo a comportarse de acuerdo a los resultados de ese Referendum o de un Plebiscito, al igual que en otros países.

Pienso, es un decir, que ya tiene tomada la decisión, y la dará a conocer, como si fuera el resultado de esta consulta.
Señaló en días pasados, que primero informará a los empresarios; un indicio que me hace imaginar que no les va a dar una mala noticia, digo; otra señal, es que ya marchó un segundo grupo de habitantes de Atenco, muy superior a los ominoso hombres del machete y aquellos informaron que son mayoría y que el aeropuerto debe ser en Texcoco.
La consulta es imperfecta y con toda intención carece de elementos de seguridad, sobre todas las cosas para que López Obrador dé a conocer un resultado a su gusto, sin que exista forma alguna de contradecirlo con pruebas, ya que, por ejemplo, las boletas de votación no están numeradas, no existe un protocolo para regir el procedimiento en las mesas receptoras del voto, no existen observadores ajenos a la controversia; el conteo, manejo, envío material de la papelería, información al Centro Organizador de los resultados, falta de publicidad oficial completa, genuina sobre el resultado en actas públicas y conservadas por autoridad competente, me dan la razón de que estamos frente a una práctica inteligente, y así, amigo lector, querida lectora, él dará a conocer lo que convenga, a sus intereses e ideología, y luego lo que convenga a México.
Ojalá fuera al revés.
En ese contexto, estamos ante la transformación anunciada por López Obrador, y consistirá entre otras cosas, en que para muchos actos del Poder Ejecutivo, recurrirá a la consulta ya como Señor Presidente.
Hoy por hoy, la consulta, afirmo, no es ilegal, porque la desarrolla un partido político y no el presidente en funciones; cuando lo sea, deberá inevitablemente efectuar esa futura consulta dentro del marco y rigor de la ley, encargándola al órgano de la Administración Pública que señale la norma suprema del País.
¿El INE, Instituto Nacional Electoral? Es posible.
Dejemos pues que el Hombre Lobo practique y que tome suficiente experiencia para cuando sea el caso, ya que más adelante no se puede, no se debe equivocar.
¿Hombre Lobo?
Sí, López, lupus, lobo.
Andrés: El hombre.
Manuel o Emmanuel, el que anda con Dios, y Obrador, bueno, es obvio.
El hombre Lobo que anda con Dios haciendo obras.
Lo que es la ociosidad de quien esto escribe.
Como sea, por el momento no me preocupo de la consulta, sí, estimo, parece evidente que sería un error suspender la construcción del aeropuerto en Texcoco y dejar enterrados como si fuera una fosa clandestina de dinero, cientos de miles de millones de pesos, y francamente espero que tomará el señor Presidente Electo la decisión correcta.
México es mucho más grande que un aeropuerto, pero aformo que sería un paso definitivo en nuestro ascenso a país del primer mundo, si tenemos un aeropuerto que sea el centro distribuidor de millones de toneladas de carga, y pasaje de cientos de millones de personas al año, provenientes de todo el mundo.
Los beneficios son por el momento incalculables en ingresos en dinero: Derechos de uso de aeropuerto, cobro por derechos de aterrizaje y despegue de aeronaves, estacionamiento de vehículos, renta de hangares y locales, concesiones para taxis y camiones, publicidad e anuncios de todo tipo en carteles y espectaculares bien distribuidos en el área del aeropuerto, hoteles, restaurantes, venta de combustible, buena imagen para México ante el concierto de las naciones, y mil y uno más de negocios pequeños y grandes que en conjunto serán un espléndido ingreso para las arcas nacionales y que dará cientos de miles de empleos permanentes bien pagados.
Yo también soy Pueblo.
Por allí nos encontraremos.