Hace algunos años
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

¡Que conste.... los olvidados!

Hace algunos años

 


Hace algunos años, al pasar por la Mixteca Alta de Oaxaca veía un paisaje desolador, la caliza blanca y los terrenos destruidos por la deforestación, desde hace más de 20 años, de pronto, en algunos puntos se comenzaron a ver algunos arbolitos pequeños que destacaban en ese paisaje, se veían aún las terrazas para evitar el desgaste del terreno y para permitir que el agua se fuera filtrando poco a poco al suelo reseco. Hoy en día, por el esfuerzo de las comunidades se ven algunos puntos importantes con árboles que van creciendo y mostrando que se puede reconstruir esa región.
También, hace muchos años, recorriendo esa región, comentaba que en varias partes de los caminos de terracería se veían pequeñas chozas y al acercase uno a ellas salía de algún lugar, entre el comal y la olla o entre las chivas, alguna gente que ofrecía copas de mezcal, uno veía a los grupos de indígenas caminar con sus crías al hombro, entre los rebozos negros cargando a los escuincles medio dormidos, hasta que entendí que cuando ellos llegaban a esos puntos pedían una copa y les ofrecían con gotas de algún producto adicional, Éter, que les dormía y paraba el hambre, y así entendí que desde muy pequeños el alcoholismo era inducido por esos mercaderes del vicio que, además, también ofrecían a los turistas que ocasionalmente llegaban, bultos de marihuana de medio y un kilo a dos mil pesos o tres mil de acuerdo a la calidad y a lo que pegaba en la fumada.
Para conseguir agua, las mujeres tenían que recorrer la zona en busca de cuevas para que en el goteo pusieran las ollas, y después de varias horas y caminar distancias, pudieran llevar una ollita, suficiente para cocinar los frijoles o el nixtamal para las tortillas, Sí, esa “tierra del Sol que se suspira por verse” es fuerte y atrae, grandes distancias y vistas hermosas con caídas de atardeceres que son mágicas o salidas de sol que son hermosas o vistas del cielo estrellado que son magníficas, y uno, ahí, en esa inmensidad donde el hambre y la miseria y la soledad y la resequedad, y la sed y la esperanza que se fuga, recorriendo, sin entender muchas cosas de esa tierra con magia y color, enamorado de la zona, y por ello, cuando ve uno las matanzas por un pedazo de tierra no lo entiende, hemos platicado con algunos grupos y cuando hablamos de las diferencias que traen a cuestas de años y las matanzas y odios entre ellos y proponemos alguna solución, los dos grupos de tatas mandones nos dicen: “ No pus no, la neta es que es cuestión de dignidad y no cedemos, mejor nos morimos” y así se mueren, y las mujeres y las madres que se van secando porque ya ni lágrimas tienen para sacar por cada hijo que se mata… y nadie hace nada, total, nos comentan algunos políticos y funcionarios: “ellos pelean por lo que creen y uno no se puede meter entre esos pleitos, porque lo más seguro es que no queda bien con ninguno y la muerte le espera en alguna emboscada, y los policías, se ven desde muy lejos, por la polvareda, y cuando llegan, no encuentran ni lagartijas, no hay nadie, y eso, les espanta”.
Por eso la gente habla de que no tienen para el maíz, pero alguien les vende las armas, muchos, son soldados desertados que se robaron el arma y la saben utilizar y conocen los terrenos y aguantan frío o calor y no les tiembla la mano, otros, van buscando pedacitos de tierra para sembrar algo de café o marihuana o producir mezcal cortando los magueyes de varios tipos, y el que más nos gusta es el “coyote” y se les dice así porque son magueyes que no se encuentran juntos, sino, como los coyotes, cada uno por su lugar. Y ahí, en las chozas de carrizo, esperan las señoras con los niños moquientos y en la angustia o el hambre y la sed, sed de amor y de cariño, de palabras, porque en estas soledades la gente no habla, está mucho en silencio, como escuchando el viento y rezando por el agua y ahí, algunas van rompiendo el trigo en los troncos para hacer esas tortillas que son tan de allá y se comen como ellas: en la soledad.
Se escucha el hablar en mixteco, cantarín y con figuras en las manos o tejiendo o bordando o torteando o bebiendo un mezcal y se dejan pasar las horas lentas y los tiempos secos y todos esperan para el otro “entre”, para disparar, defendiendo terrenos que no valen ni producen nada, pero es por el honor y la vergüenza de dejarse doblegar con o por los otros, a pesar de que sean sus vecinos, pero ellos, son de otro lado, y así, puedo entender que en este estado pueden existir 570 municipios y muchos grupos que ni siquiera se entienden ni se hablan ni a señas y su resentimiento y odio lo reflejan contra ellos mismos y, sus espejos que son sus vecinos, y se matan, como quieren morir…. echando bala… y ¿el mezcal? pues para el valor y el dolor, para eso sirve, no más..
Ahora entiendo esas canciones de la Mixteca, con su dolor y su esperanza, con sus pies puestos en la tierra, con sus gritos de amor y desesperados, secos como su suelo y fríos como sus noches y susurrantes como sus vientos. Y en la nada, el grito de : “¡Que lejos estoy del suelo donde he nacido, inmensa nostalgia invade mi sentimiento, y al verme tan solo y triste como hoja al viento quisiera llorar quisiera morir de sentimiento” y así van muriendo muchos que tienen que salir para poder medio vivir, y cuando regresan a los años, como que todo sigue igual, con diferentes caras, con el mismo rostro fuerte, seco y arrugado, y con el mismo silencio que solamente rompen los vientos o las balas, así se va muriendo en esas tierra secas y desoladas, polvosas, con horizontes inmensos y montañas lejanas, caminando con un mezcal en la mano y el corazón roto por el llanto…Sí: “que lejos estoy del suelo donde he nacido… inmensa nostalgia invade mi pensamiento y al verme tan solo y triste como hoja al viento, quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento…” Pero, no te rindas…tienes que seguir caminando.