La guerra sucia
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Debates y Deslindes

La guerra sucia

 


*Frank, el mejor entre miles

¿Cómo se puede llamar a esa propaganda que están instrumentando una serie de empresarios como Carlos Slim y Claudio X González en contra de AMLO? Como el lema de un peligro para México ya nos lo sabemos, ahora con una absoluta falta de ética han inventado la producción de una serie llamada El populismo en América latina y ponen a nuestro apreciado Andrés Manuel junto con el comandante Hugo Chávez QEPD. Los anuncios tienen su miga, convencer a los indecisos en que si llega el presidente de Morena, va a cambiar nuestro modelo económico. Y sí, es cierto, va cambiar, no el modelo, sino la forma como se aplica. Va haber menos corrupción, se va a desterrar el terror de muchas zonas de México, habrá una policía bien capacitada y que tenga prohibida la corrupción, que no se les exigía el “entre”. Muchos políticos corruptos serán juzgados por los tribunales y se establecerá una nueva moral pública, los 3,400 kilómetros de frontera nos impiden cambiar de vecino y de modelo económico. No va a pasar nada y yo veo que el único compromiso de AMLO es contra la corrupción y l crimen organizado. Tendremos en seis años un país casi sin violencia, sin funcionarios ladrones y más próspero.

FRANK EL MEJOR AMIGO

Conocí a Frank en Oaxaca en uno de esos lugares mágicos donde se trasmuta la harina, los vegetales, los lácteos por esos deliciosos sabores que nos seducen desde que se están elaborando y que acompañados de una botella de vino producen esos momentos mágicos de la vida. Fran es un experto en literatura latinoamericana, su autor favorito es Roberto Bolaño, ese extraordinario escritor chileno que desapareció hace tiempo y que dejó obras que van a trascender al siglo XXI.

Desde los primeros momentos de la plática comprendí que esa relación se convertiría poco a poco en un tronco grande y frondoso que es la amistad, ese don generoso que los dioses les han regalado a los hombres condolidos de sus infortunios. Seguramente dijeron: pobres de seres humanos tan llenos de problemas y tragedias, vamos a regalarle la amistad. Al terminar nuestra primera conversación ya habíamos hecho una cita para volver a vernos. Primero fue cada semana, después cada tres días, los fines de semana y más tarde empezamos a planear viajes fuera de México para enfrentar la realidad desde dos puntos de vista diferentes, el de un norteamericano y el de un latino. Pronto descubrí las diversas perspectivas que da una compañía inteligente, con amplios conocimientos de la vida, con una gran cultura.
Lo mismo me hablaba de música, que me corregía los artículos que publicaba, con él, mi horizonte intelectual se expandió y conocí las vertientes de una amistad plena y sin intereses, éramos amigos, muy muy amigos, casi compadres, como dice mi nieto que son sus verdaderos amigos. Hace tiempo que quería ir a verlo, vive en Carolina del Norte, en una bellísima población llamada Brevad de no más de siete mil habitantes, entre bosques alces y ardillas que se asoman a las ventanas y donde las carreteras tienes anuncios de cuidado con los animales.
Verlo me enfrentó a un problema humano de la vejez consciente, que en mayor y menor medida todos vamos a enfrentar y sobre la cual en México hace falta empezar a trabajar en la formación de una cultura general. Tarea imposible si pensamos en el horror que nos ha producido esta monstruosidad de matar y luego disolver con ácido a tres jóvenes estudiantes de cine, en Guadalajara, Jalisco. Mientras en otros países buscan preservar la vida y hacerla de más calidad, aquí nos especializamos en degradarla, en buscar cuál es la forma más vil, no sólo de matar a una persona, a un ser humano como nosotros, sino en desaparecer su cuerpo. ¿En qué momento llegó la sociedad mexicana a estos extremos, en qué momentos el odio inundó los corazones, enfermó la mente, destruyó lo humano para convertirnos en unos verdaderos monstruos? Es muy grave que pase eso, pero es más grave que la sociedad en su conjunto no se levante horrorizada, no proteste, no se una contra esos espantosos seres que entre el rap y el rock, las drogas y el alcohol, sienten tan brutal desprecio por los seres humanos.
Frank pertenece a ese mundo privilegiado que son los pensionados americanos, creo que están mejor que los ex presidentes mexicanos. Tienen una pensión, han hecho ahorros y disfrutan de una vejez bien atendida. A la edad y la decadencia del cuerpo y la mente nadie puede escaparse, sólo los que mueren jóvenes tienen ese privilegio. La longevidad vista como una ventaja, llega el momento en que tiene un costo, el cual, cuando no hay prevención tienen que cargarlos en primer lugar el sujeto y cuando la tiene, su familia.
Aquí en Oaxaca parece ser que el único que previno su vejez y la de algunos privilegiados oaxaqueños fue el maestro Rufino Tamayo, que además de despreciar el muralismo y el realismo mexicano, donó dinero para que se creará el refugio Rufino Tamayo el cual es codiciado por casi todos los estados. Hemos sabido que gentes de otras entidades que buscan influencias y acomodo para vivir en este lugar. Tuve la suerte de conocer en la ciudad de México algunos de estos albergues en mis andanzas de reportero y me horroricé porque la mayoría son creados bajo el concepto de un negocio y no de una obra social y una concepción humanitaria.
Existen en Oaxaca las condiciones para incursiona en ese rubro de atención a los adultos mayores, ya está el ejemplo del Tamayo que por lo que tengo entendido ofrece un buen servicio, solo hace falta que la iniciativa privada se de cuánto de ese rubro del mercado que esta sin atender y puede representar grandes beneficios para médicos, enfermeras y prestadores de servicios.
Gracias Frank por tus enseñanzas, por tu amistad que durará toda la vida, por tu alegría y complicidad para conmigo, por las horas que pasaste con mi familia, por las aventuras que corrimos juntos por demostrarme a cada paso que si existe ese milagro que se llama amistad. Fin
[email protected]