Medio siglo del Tecnológico
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Medio siglo del Tecnológico

 


El Instituto Tecnológico de Oaxaca celebrará el próximo miércoles su 50 aniversario de vida en beneficio de la juventud oaxaqueña, que desde el 18 de abril de 1968 le brinda educación en diferentes carreras profesionales y han egresado decenas de generaciones que prestan sus servicios en esta misma entidad y fuera de ella.
A la fecha es una de las instituciones que mantiene su nivel de excelencia reconocido y ha tenido que sortear muchos obstáculos internos y externos para seguir siendo una de las mejores opciones en materia de educación tecnológica en Oaxaca, pues bien sabemos que este tipo de centros de estudios se ha multiplicado en los últimos años para atender la demanda cada vez creciente.
Cuando se anunció su fundación al patronato pro Tecnológico el 19 de marzo de 1967 se abrió una esperanza de centenares de jóvenes, quienes querían cursar una carrera a nivel técnico y podían hacerla en su propia tierra sin verse obligados a emigrar hacia otras partes del país. Estaba fructificando el intenso trabajo de gestión de los padres de familia y profesores de la Escuela Secundaria Técnica Industrial número 14, modelo en su época, encabezados por su director Rubén Darío Calleja Zorrilla. Habían acudido al gobernador Rodolfo Brena Torres y éste a su vez lo había planteado ante las autoridades de la Secretaría de Educación Pública.
Para el ingeniero Víctor Bravo Ahuja, al hacerse cargo de la gubernatura del estado, fue una de sus prioridades y no soltó el tema hasta que se colocó la primera piedra un 18 de agosto de 1967 y más aún, al llegar a la Secretaría de Educación Pública, primero como subsecretario y después como titular de la misma, orientó sus esfuerzos hacia Oaxaca y tuvimos una extraordinaria etapa de desarrollo educativo a nivel técnico.
El Instituto Tecnológico Regional de Oaxaca número 16, que inició provisionalmente sus actividades en las instalaciones de la Escuela Secundaria Técnica Industrial 14, donde empezó a funcionar también una vocacional a nivel bachillerato, y que después tuvo sus propias aulas y oficinas en la ex hacienda de Aguilera, marcó una etapa muy importante en la historia de la educación de Oaxaca. Su primer director fue el ingeniero José Antonio Carranza Palacios. A los pocos años pasó a las áreas rescatadas de la inundación de 1969 del río Atoyac.
Muchos exalumnos recuerdan con alegría y nostalgia los momentos previos de la inauguración del Tecnológico en la zona norte de la capital oaxaqueña, sobre todo esa histórica marcha de júbilo que partió de la ESTI 14 y recorrió las calles y avenidas del Centro Histórico para llegar a las nuevas instalaciones de Aguilera, hasta se olvidaron las rencillas estudiantiles que tenían entonces con sus vecinos preparatorianos. Al frente iba la Banda de Música del Estado con su inolvidable director titular don Diego Innes.
Uno de los directores que es recordado con cariño por las generaciones de alumnos, catedráticos, administrativos y padres de familia es sin duda el ingeniero Emiliano Hernández Camargo, un educador visionario que impulsó al ITRO hacia niveles de excelencia. Antes fue director del nuevo Instituto Tecnológico Regional del Istmo con sede en Juchitán de Zaragoza y después fue trasladado a la ciudad de Oaxaca.
Como un reconocimiento a la tarea realizada en Oaxaca, fue llamado por la SEP a nivel central para ser director general de Institutos Tecnológicos Regionales adonde se llevó a varios oaxaqueños formados en el mismo instituto.
El ingeniero Hernández Camargo tenía una gran claridad en la educación tecnológica a su cargo. Una vez, en una entrevista, me dijo que la educación para el cambio era la filosofía que se aplicaba en los Tecnológicos.
“Nosotros necesitamos el cambio, el país necesita el cambio, ¿cómo cambiar? ¿Cómo influyen los Tecnológicos? Primero a través de sus egresados, de una educación crítica, popular, vinculada a la realidad social, con un sentido social. No educamos a la gente para que haga dinero en base a su formación profesional, sino para que sirva a la comunidad”, puntualizó.
Ciertamente, el Tecnológico de Oaxaca ha aportado recursos humanos muy valiosos, debidamente capacitados para el desarrollo social y económico de nuestra entidad y de otras entidades del país. Su formación profesional les ha hecho merecedores de espacios en empresas públicas y privadas, así como en la docencia y la investigación, dentro y fuera de Oaxaca. Son ampliamente reconocidos por su responsabilidad en el desempeño de sus tareas, reconoció ayer el diputado Manuel Rafael León Sánchez al referirse al cincuentenario de esta institución.
Vaya un saludo a los directores posteriores, muchos de ellos formados en el mismo instituto y le sirvieron con entrega a su alma mater; a los alumnos, una invitación a seguirse formando como promotores verdaderos del desarrollo de Oaxaca, que tanta falta nos hace.