Orden y tranquilidad
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Opinión

Editorial

Orden y tranquilidad

 


El gran reto de todos los oaxaqueños es participar en las campañas político electorales que ayer iniciaron, alejados de cualquier insinuación de violencia, pues se ha demostrado por parte de todos los sectores productivos y sociales, que Oaxaca debe mantener su estabilidad y paz social ante el clima de violencia en otras partes del país.

Al margen de que las marchas, plantones y bloqueos realizados por el magisterio, además de otras organizaciones políticas y sociales, crean un ambiente de inquietud e incertidumbre que no deben aparecer ante el riesgo de crear un clima de incertidumbre, los dirigentes de los partidos políticos tienen la encomienda de llamar a participar a la ciudadanía en un clima de estabilidad y paz social.

De ahí que el llamado sea a todos los actores políticos a respetar las reglas, evitar la violencia política y la difusión de noticias falsas, para garantizar la transición del poder político en orden y en paz. Solo preservando los principios que rigen el proceso electoral se conservará el Estado de derecho democrático y el orden constitucional.

Insistir en que únicamente el respeto a las reglas del juego definidos justamente por todos los actores políticos y que son estas reglas las que permitirán que la transición en el poder político se lleve de manera pacífica y en orden, será fundamental para alcanzar un clima de orden y estabilidad fundamental para la construcción de la democracia.

En el ámbito local, esencial será no coartar el derecho de los oaxaqueños, sobre todo cuando Oaxaca tiene una sociedad activa, informada, preocupada y ocupada en que solo en un ambiente de orden y paz se pueden alcanzar los objetivos de progreso y desarrollo.

Hoy el compromiso de instituciones, partidos políticos y ciudadanía es lograr que los comicios de 2018 sean un éxito, una manifestación del compromiso democrático y un ejemplo de elecciones libres y altamente competidas, que permitan un cambio pacífico de los gobernantes.
Al INE le toca organizar la elección con imparcialidad, fiscalizarla en gastos y propiciar condiciones de equidad, impulsar esa deliberación libre que solo tiene límites o responsabilidades ulteriores en casos de calumnia o la propaganda ilegal contratada por actores externos que pueda desnivelar el terreno de competencia.

Soberanía alimentaria

Los campesinos oaxaqueños están decididos a aportar alternativas que permitan resolver de fondo los problemas del campo, no solo colaborar con todas las instituciones del sector agropecuario para hacer producir la tierra en una entidad donde prevalecen las carencias y rezagos, también para reclamar el puntual ejercicio de los recursos, pues es criminal que los “presupuestos históricos” no se aterricen en Oaxaca.
Abandonado desde hace mucho, el campo reclama de políticas públicas que ayuden a aportar alternativas que permitan resolver de fondo los problemas, sentar las bases para recuperar la soberanía alimentaria, reforzar las acciones para combatir la pobreza que se ha acentuado sobre todo en el sector rural, disminuir la migración y aumentar el empleo en el medio rural, pues son factores que han desalentado la producción agropecuaria en el país, pero en especial en Oaxaca.

No solo se necesitan simplificar las reglas de operación de los programas, también contar con funcionarios que conozcan el manejo de los recursos en sus dependencias, ya que lo más grave y delicado es el subejercicio del dinero, el cual en muchas de las ocasiones se tiene que regresar a la Federación, porque no hubo la capacidad para su aplicación.

La situación del campo mexicano es muy grave, principalmente porque es un sector que ha sido abandonado e incluso no se ha impulsado una política de aliento productivo. Se ha preferido importar de Estados Unidos alimentos abaratados que promover la producción interna.

Lo anterior ha traído como consecuencia que caigan los precios de las semillas y que no sea rentable estimular la producción, situación que nos ha colocado de un país exportador a importador de granos básicos, ya que actualmente importamos alrededor de 84 por ciento del arroz, 31 por ciento del maíz, 64 por ciento del trigo y 98 por ciento de la soya, cuando en los años 60 fuimos un país exportador de granos básicos.

Ante esta realidad, el sector más resentido han sido los pequeños productores rurales, porque no han tenido mucho apoyo real del gobierno, sin impulsar un mejor presupuesto, fortalecer todas las áreas de capacitación, sobre todo de crédito y financiamiento que ha bajado mucho, e incluso de las aseguradoras para que permitan que la producción agrícola sea rentable.