Coty Camacho, una actriz y directora “desenfrenada”
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Coty Camacho, una actriz y directora “desenfrenada”

La oaxaqueña participó recientemente en la grabación de una serie para Netflix; ahora pasa al otro lado de la cámara, para dirigir su cortometraje Toxina neón


  • Coty Camacho, una actriz y directora “desenfrenada”
  • Coty Camacho, una actriz y directora “desenfrenada”

Una salida con su amiga, a quien acompañaba para probar el mayor número de margaritas en la ciudad de Oaxaca, marcó un nuevo rumbo para Coty Camacho. Aunque su experiencia como actriz y directora de cine y teatro ya le había dado varios logros y experiencias, esta oportunidad se convirtió en una para ingresar al mundo de las series, con una serie para la plataforma Netflix.

Con Desenfrenadas, la producción que se estrena en 2020, revivió esa andanza de amigas, solo que ahora junto a tres compañeras de reparto: Tessa Ia, Lucía Uribe y Bárbara López. Coty Camacho es una de las cuatro actrices de la serie que, a manera de un viaje, muestra el autoconocimiento que viven estas jóvenes.

“La verdad que tiene todo un tema de la unión femenina. No podemos decir que es feminista porque la escribió un hombre, pero sí toca temas muy femeninos, una unión que, al final, entre compañeras, formamos algo muy feminista”, recuerda la actriz y directora nacida en Oaxaca de Juárez (1995), y que se define como “mitad zapoteca y mitad mixteca”.

Ahora recuerda que estar en la serie estuvo a punto de no lograrse, pues sus estudios le impedían aceptar hacer el casting. Sin embargo, la insistencia de los productores y la cercanía entre la escuela de cine en que estudiaba y la casa productora la animaron a aceptar.

“Un día me dijeron: quedaste para el papel de Marcela”, cuenta Coty, quien hasta hace poco no se miraba siendo parte de un proyecto para una plataforma de video bajo demanda. Sin embargo, “sabía que en algún momento iba a hacer cine o algo así” ahonda la egresada del Centro de Educación Artística –Cedart- Miguel Cabrera (Oaxaca) y formada con profesores de teatro como Luis Cervantes y Renata López Cristo, en una vertiente comunitaria.

Tras el rodaje de Desenfrenadas, Camacho dice sentirse muy feliz de haber conocido a sus compañeras de reparto, a las que mira como amigas con diferencias sociales y maneras de pensar diversas. “Al final descubrimos que somos mujeres y que no estamos peleadas con eso, ni una con la otras”.

Si bien Desenfrenadas plantea un viaje que cambia el destino de las cuatro mujeres y les ayuda a descubrirse, lo vivido frente a las cámaras parece replicarse en la vida de cada participante. “Todo lo que se vivió en el rodaje se pasó a otras partes, muchos compañeros preguntaban cosas que no entendían sobre mujeres y nosotras explicábamos y teníamos pláticas muy padres y eso hizo una unión con todo el crew (equipo).

“Nunca me ha importado el físico”

Actuar y dirigir tiene complejidades propias y Coty lo sabe, pues ha explorado ambas funciones. Aunque reconoce que le gusta más dirigir, estar en una “zona de confort” de la que sale cuando tiene que interpretar a un personaje. “En la actuación es más pensar en el personaje; no me puedo hacer nada físicamente porque ya estos comprometida con el personajes. En la dirección no importa el físico del director, importa su cabeza, qué está haciendo, qué está creando”.

Con un cuerpo tatuajes y un físico que, explica, no son para hacer el papel “de la señorita sumisa, güerita y linda que no hace nada de dinero. Creo que mi perfil no va para ese tipo de papeles”, con otras posibilidades acordes a las nuevas propuestas de un mundo con “culturas totalmente híbridas”.

“Nunca me ha importado el físico”, suelta Coty como una declaratoria y consejo que ha dado a sus alumnos, pues siempre habrá personajes acordes al físico, además de que la actuación implica más que eso. “Es una energía, es el pensamiento, la voz que le estás dando al personaje”.

En su caso, cree que podría ser llamada para encarnar personajes “más urbanos”, lo cual sabe que lo puede hacer porque, asegura, es “muy buena actriz”. Pero reconoce que existen estereotipos que quizá la vinculen con cierto tipo de personajes.

VA POR SU CORTOMETRAJE

Luego del rodaje de Desenfrenadas y de haber conocido a nuevos colegas en el medio de la actuación, Camacho trabaja en su nuevo proyecto. Ahora detrás de las cámaras, desde donde dirigirá la historia de una joven huérfana que proviene de un sector olvidado de la sociedad, y quien “no es que no quiera ver más allá de lo que hay, más bien no tiene opciones”.

A diferencia de las narcoseries o películas, que para Coty son una especie de mirada cool sobre el narcotráfico, el cortometraje Toxina neón mostrará a Bianca, una mercenaria de drogas que como otros jóvenes lo hacen no por decisión, sino porque “es lo que hay y es su única opción”, y como resultado de un contexto.

“Toda la sociedad está moviéndolos para que queden en esa situación”, explica la realizadora que previo a este, ha dirigido el cortometraje Tibio. La protagonista de esta producción intenta recrear la función de la toxina, una sustancia que segregan los seres vivos, en este caso la sociedad. “Sabe que ella está ahí porque hay consumidores, porque hay gente que lo está pidiendo”, detalla Camacho, quien mira a este personaje como alguien que solo puede brillar por las noches, como las luces neón.

Para este trabajo, contará con la fotografía de Iván Hernández, quien ha generado la imagen para Diablero, Un mundo secreto, El Chapo, entre otras producciones. Además, con el apoyo de varios entes.

Esta necesidad de contar la historia de Bianca, Coty también la vincula con la efervescencia cinematográfica en el estado, donde observa talentos limitados por la falta de oportunidades, que a veces se ven orillados a contar y desarrollar sus trabajos en otras latitudes. “Queremos mostrar que Oaxaca es una gran cuna de artistas, no nada más del arte plástico. Hacemos cine, música, teatro”.

SU TRAYECTORIA

“Siempre he querido hacer cine y teatro”, relata Coty Camacho, quien se define como “mitad zapoteca y mitad mixteca”.
Estas raíces que a su vez se ligan con los inicios en las tablas, de la mano de su profesor Luis Cervantes y el teatro comunitario (en el Centro de Educación Artística –Cedart- Miguel Cabrera). También se formó con Renata López Cristo y con el grupo Andando Teatro.

“Llevo ocho años haciendo teatro en Oaxaca y de ahí algunas obras en la Ciudad de México”.
Con la compañía de Luis Cervantes, Ladú (hermandad, en náhuatl), empezó a hacer obras para comunidades como la agencia Vicente Guerrero, de Zaachila; Santa María Huatulco, entre otras del estado, a donde –señala- casi no llegan propuestas escénicas.

Tras la experiencia en teatro tomó el camino del cine, de la que surgió su cortometraje Tibio. En ese mismo tiempo, en 100Volando Escuela de Cine, actuó en algunas producciones de sus compañeros de clase.