"Soy papá y me preocupan mis hijos": Julio Hernández Cordón
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“Soy papá y me preocupan mis hijos”: Julio Hernández Cordón

Para el cineasta, la violencia en México se acabará con legislación, con más oportunidades para la juventud, con mejores salarios para todos y equidad


“Soy papá y me preocupan mis hijos”: Julio Hernández Cordón | El Imparcial de Oaxaca

No es la primera vez que el cineasta Julio Hernández Cordón se interesa por hablar de las realidades de un país que habita, de donde también se considera parte junto a sus raíces guatemaltecas. A México, el realizador lo retrata mediante su juventud (Te prometo anarquía) y ahora lo hace a través de la historia de un padre adicto al crack y su hija llamada “Huck”. Con ellos se aproxima a la paternidad, a la necesidad de protección en un país donde se cometen al menos siete feminicidios al día. También a un territorio en el que reportes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia han dicho que se han cometido cuatro asesinatos de niños, niñas y adolescentes diarios (10 mil 547, entre 2010 y 2017).

Pero no todo parece tragedia en el México de las 8 millones 726 mil 375 personas que se han desplazado por la inseguridad y la violencia desde 2011 y hasta 2017. Un grupo de niños, entre quienes Huck es la única de su género, echa mano de su creatividad para sobrevivir y divertirse en el mundo de las drogas y el desierto de Sonora.

Este fin de semana, el también director de los documentales Sí hubo genocidio (2005), Las Marimbas del infierno (2010) y Hasta el sol tiene manchas llevó su película a las salas, luego de estrenarla en la edición 50 de la Quincena de realizadores del Festival Internacional de Cine de Cannes. En Oaxaca, donde asistió a la función organizada por OaxacaCine, conversó sobre algunos de sus motivos e intereses con este filme.

  • Hay una relación de padre e hija, en un contexto de violencia, ¿cómo llega a esta historia?
  • Bueno, porque vivo en México y soy papá, me preocupa cómo cuidar a mis hijos. Por otro lado, quería hacer una adaptación de Las aventuras de Huckleberry Finn, una novela de Mark Twain. Al final no lo hice y decidí agarrar elementos de esa novela que me gustan mucho, que influyeron de cierta manera, como Mad Max, los niños perdidos de Peter Pan, La noche del cazador y El señor de las moscas, y agarrar eso para hablar de México.
  • ¿Importa mucho que se haya inclinado por la ficción y no el documental?
  • Sí, creo que soy más de ficción porque también me interesa en la ficción apropiarme de la realidad, construir una paralela, con los elementos que me agradan o no me gustan ¿Y un documental?… prefiero la ficción, en ella un director tiene el control total, en el documental uno tiene que ser más flexible porque es una historia que está contada con otras voces.
  • Unicef ha mencionado un aumento de violencia contra infantes y adolescentes y recientemente se ha cuestionado al presidente sobre los homicidios en general ¿será que el país se está acostumbrando a este clima?
  • Sí, creo que lleva rato que nos estamos acostumbrando. Un extranjero me decía que ello tiene que ver con la relación con la muerte, que es parte de su cultura y se asume, y quizá por eso no se escandaliza tanto. Puede ser una hipótesis.
  • Se repite mucho que la niñez es el futuro de, pero, ¿existe la idea de que se le esté delegando el resolver los problemas de antaño?
  • No creo que se les esté dejando de manera automática. Creo que ellos (los niños) son más conscientes de lo que quieren para México. Quiero ser positivo y pensar que si va a haber un cambio, va a ser por ellos. Las generaciones que estamos acá no lo hemos hecho. Todo tiene un tope y a ellos les va a tocar reaccionar, ellos van a tener que hacerse presente.
  • La protagonista es una niña y su papel se inscribe en un contexto donde México tiene una alta tasa de feminicidios.
  • Aproveché la película para hablar de otras cosas, de exponer esta crueldad que hay en México, que no tiene una justificación real. A lo mejor es puro mercantilismo, donde la vida de una persona no tiene precio o se lucra con todo. Creo que a veces las películas o cualquier pieza de arte puede tener ese pretexto para hablar de un país, de cuestionarlo, retratarlo y motivar un diálogo sobre lo que está pasando.
  • ¿Qué otros temas quiso recrear en el filme?
  • La paternidad y una especie de esclavitud que se vive en México, de gente que está conectada al narcotráfico o al crimen organizado y no puede renunciar o irse, sino que es como lo que pasó en la Revolución, donde los hacendados eran propietarias de las personas. Cómo las personas son el brazo de trabajo sin buenas condiciones laborales.
  • Sobre el narcotráfico, también se han creado las llamadas narcoseries, que se han cuestionado, ¿considera que tengan que ver con la normalización o asimilación de la violencia?
  • No. Ojalá fuera eso porque ya se hubiera solucionado hace tiempo. Creo que el problema es la falta de autoridad o la falta de compromiso de las autoridades locales con su comunidad. Hace falta también que se aplique la ley; se respeta la ley del más fuerte y eso afecta a todo. Obviamente, México está en un punto geográfico importante para el trasiego de drogas; pienso que se debería formular una ley de legalización porque ya van tres o cuatro década con tácticas militares y policiacas. Estados Unidos ha intervenido y no se soluciona. No creo que la violencia se acabe con violencia, sino con legislación, con más cultura, con más oportunidades para los jóvenes, con mejores salarios para todos y con equidad.