Eduardo Díaz: hay que seguir componiendo
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Arte y Cultura

Eduardo Díaz: hay que seguir componiendo

El autor serrano presenta dos álbumes basados en la tradición mixe, pero con temas propios que se inclinan por la diversificación de la música


Para Eduardo Díaz Méndez lo principal es conocer la historia de nuestra música, aquella que —dice— nos hemos apropiado. Después, habrá que diversificarla, a través de nuevas composiciones. Eso es lo que él ha hecho y que ahora comparte en dos discos grabados junto a las bandas filarmónicas que considera emblemas de este arte en Oaxaca, la del Centro de Integración Social 8 (de San Bartolomé Zoogocho) y la del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (Cecam).

Alientos del bajo mixe y Maník son los álbumes en que el músico originario de Jaltepec Candoyoc plasma esa idea, lo mismo que la importancia de la música para los pueblos originarios, como los de la región a la que pertenece.

“En las comunidades no es un ‘show’ hacer la música; la música se vive”, apunta el autor de los 48 temas que comprenden los dos álbumes; el primero presentado el pasado 7 de octubre en Santa María Tlahuitoltepec y el segundo a compartir la mañana de este jueves en Zoogocho.

Díaz Méndez añade que en los pueblos de Oaxaca “hay una costumbre muy arraigada de la banda de alientos” y que el seguir en el camino de la música es importante para “no perder lo que tenemos”. También, para diversificar esta expresión, mediante piezas y propuestas nuevas, que gusten o no al público.

Esta labor, subraya, ha de hacerse desde una perspectiva comunitaria, en la que el pueblo participe e, incluso, haga observaciones. Crear música no tendría que ser algo académico, como encargo para una ocasión especial, comenta el formado en el Cecam y becado en dos ocasiones por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).

Para grabar Alientos del bajo mixe y Maník, Díaz se apoyó en las bandas del Cecam y del CIS de Zoogocho, con las cuales también presenta los discos ante las comunidades respectivas.

En el primer álbum, dividido en tres CDs, hay géneros diversos como el danzón, también un preludio serrano, un bolero fusionado con reggae y fandangos “muy istmeños”. “Hago un recorrido del fandango y hago una propuesta de mi idea del fandango”, agrega quien se dice influenciado por la labor del que considera “el compositor mixe”: Tomás Vargas; además de autores como Jesús “Chuy” Rasgado y Rito Marcelino Rovirosa.

Maník, que consta de dos discos, incluye 24 piezas con un estilo “más sonero”, en el que predomina la música para fiesta, es decir, piezas bailables, aunque también hay un fandango, un danzón y un bolero.

De las bandas con que colaboró, el autor reconoce que son referencias inevitables de la música en el estado. “Me atrevo a decir que son responsables de sus orígenes hasta el día de hoy, de que en los pueblos haya aumentado el nivel de ejecución de las obras. Los alumnos, no todos se han dedicado profesionalmente a hacerlo, regresan a sus comunidades y a hacer aportaciones a la música”.

LA MÚSICA Y LAS IDEAS

Eduardo Díaz era un niño cuando se adentró en la música, primero tocando los temas de los autores que admira y que han dejado su huella en él. Tomás Vargas, Rito Marcelino y Jesús “Chuy” Rasgado, resurgen de su memoria al recordar cómo es que surgió el interés por la creación y su paso por el Cecam, donde conoció las herramientas que le ayudaron a llevar a sus ideas a las partituras y los instrumentos.

“Llegó un momento en que empecé a experimentar, a escribir mis primeras ideas, tratar de cuadrarlas, de que sonaran”, comenta sobre un proceso en que fue fundamental la confianza que le dieron sus profesores, a los que también reconoce en los álbumes Alientos del bajo mixe y Maník.

“La confianza es, creo, la palabra clave”, sostiene Díaz, quien a partir de los 13 de años se inició en este camino de la creación y que desde entonces no ha dejado de escribir.

Ahora, con dos álbumes de estudio, ofrece lo que considera “una pequeña aportación a la música tradicional oaxaqueña”, a una tradición que ve con gran potencial.