Miguel Calero, el portero de las gorras y paliacates
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Miguel Calero, el portero de las gorras y paliacates

El nombre de Miguel Calero es conocido por todos aquellos que han seguido el futbol mexicano.


Miguel Calero, el portero de las gorras y paliacates | El Imparcial de Oaxaca

El nombre de Miguel Calero es conocido por todos aquellos que han seguido el futbol mexicano. Un hombre que fue figura en Pachuca y que también representó a México con su equipo en torneos internacionales. Basta con recordar algunos momentos para decir que el portero colombiano es de lo mejor que ha venido a México, llegó y nunca se fue. Hoy se cumplen cinco años de tu partida, hoy recordamos al Cóndor.

Ya mencioné que este hombre estuvo lleno de momentos memorables en el futbol. Aquella noche del 4 julio de 1999, Calero observó en primera fila como Martín Palermo falló en tres ocasiones un penal. El último fue detenido por Miguel, lo que significó una victoria para Colombia y una de las noches más trágicas para Argentina.

El Cóndor apareció en muchas ocasiones para salvar al equipo hidalguense. Se jugaba la jornada dos del torneo mexicano de 2002, Pachuca perdía 3-2 en la cancha del estadio Huracán contra Jaguares de Chiapas, cuando en el último tiro de esquina del partido de forma sorpresiva y llena de agallas apareció el colombiano, quien se levantó por los aires, conectó el esférico y lo envió al fondo de las redes para conseguir el empate final.

Ahí no acaban los recuerdos, pues cuando Miguel Calero ya era una figura con los Tuzos del Pachuca, llegó un momento épico. Se jugaban las semifinales en contra de las Chivas del Clausura 2006, los hidalguenses solo necesitaban de un gol para acceder a la final del futbol mexicano. Llegó un centro y en esta ocasión sufrimos de una ilusión óptica, pues el balón se fue al fondo de las redes, las cámaras se fueron con el portero que festejaba, después se supo que Aquivaldo Mosquera fue el anotador, pero Calero festejó como nunca.

Un momento que quedó en la historia del futbol mexicano fue la Copa Sudamericana obtenida por Pachuca en el 2007. El colombiano era el capitán del club y lideró a su equipo para que en Chile derrotaran a Colo Colo, por lo que en casa ajena se consagraron. Calero fue fundamental en ese torneo por sus atajadas que significaron el campeonato.

El último recuerdo agradable y el que más emociona sucedió en la Super Liga de 2007. Un torneo que se disputaba entre equipos mexicanos y estadounidenses, vio una final en donde Calero cobró venganza a uno de los hombres más odiados en México, se trata de Landon Donovan. Pachuca se enfrentó a Los Angeles Galaxy, la final se alargó a la tanda de penales y Calero fue certero al detener el disparo de Landon. Ese momento no solo significó la copa para los Tuzos, sino fue una lección para el estadounidense que tantos malos ratos le hizo pasar a México.

Las cosas siguieron su rumbo, el Cóndor todavía ganó una Copa de Campeones Concacaf, fue al Mundial de Clubes y se convirtió en la máxima figura del Pachuca. Hasta que llegó el trágico momento.

Las muertes nunca llegan en el mejor momento, de hecho su deceso se decidió en un hospital, allí Calero tuvo su última batalla en la vida. Una segunda trombosis cerebral fue fulminante, los médicos declararon muerte cerebral, el daño era irreparable, el Cóndor había decidido volar y dejar de existir en la tierra.

A seis años de su muerte todavía los recordamos como el portero que impuso moda con sus gorras y paliacates en la cabeza. Lo recordamos con el Pachuca, festejando, alzando la copa y liderando a tu equipo. Miguel Calero fue un hombre fundamental en la historia del futbol mexicano. Tan solo los recuerdos quedan, y ahora esos mismos recuerdos mantienen viva la imagen del mejor portero que ha llegado a México


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