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Deteriora cuarentena salud mental

La Secretaría de Salud federal reportó un incremento en llamadas de auxilio por cuadros de enojo, estrés y ansiedad


Deteriora cuarentena salud mental | El Imparcial de Oaxaca

Conforme aumentan los casos de Covid-19 y se mantiene el aislamiento, México observa el deterioro de su salud mental. En las últimas fechas, ha habido un incremento en las llamadas por ansiedad y estrés emocional a la Línea de la Vida de la Secretaría de Salud. Juan Manuel Quijada Gaytán, director de servicios de atención psiquiátrica de la dependencia federal, reconoció este viernes que los más de 127 millones de habitantes del país experimentan “un momento único” en sus vidas.

“Las relaciones y la forma en cómo entendemos muchas cosas con nuestra familia, con nuestros amigos, con nuestra escuela, con nuestro trabajo, van a cambiar un poco, van a ser diferentes después de este momento”. El funcionario habló sobre la salud mental de un país que este fin de semana se cumplieron más de 20 días de aislamiento voluntario, aunque le esperan otras más. La Jornada Nacional de Sana Distancia concluiría inicialmente el 19 de abril, pero se ha extendido, por lo pronto, hasta el último día del mes.

En este tiempo, sin embargo, ya se han dejado ver los primeros síntomas del deterioro emocional y mental. La ansiedad, el enojo y el estrés han derivado en al menos 2 mil 900 llamadas a la Línea de la Vida y de la Unidad de Inteligencia Epidemiológica y Sanitaria (UIES). Lorena Rodríguez-Bores Ramírez, secretaria técnica del Consejo Nacional de Salud Mental, dijo que la cifra corresponde a datos de la semana pasada y que los motivos “han sido por crisis por ansiedad, enojo, estrés y coeducación en algunas y otros por conflictos laborales”.

“Sí hemos visto un incremento muy sensible”, reconoció Gady Zabicky Sirot, comisionado nacional contra las adicciones, quien distinguió una brecha generacional y diversos medios de atención a usuarios. Generalmente, los menores de 25 años se han comunicado a través de redes sociales. Los mayores han elegido las llamadas telefónicas.

En junio de 2019, la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, señalaba que en algún momento de su vida, la cuarta parte de la población mundial padecerá un trastorno mental esquizoide, depresión, ansiedad o fobias. El momento parece haber llegado con la pandemia de Covid-19. Wuhan, la ciudad china en donde se tuvieron los primeros registros de la enfermedad, padece un trauma a raíz de la enfermedad y el aislamiento, como recoge una publicación reciente del diario El País.

México está por vivir una fase más fuerte de Covid-19 en las próximas dos semanas, según las estimaciones de autoridades federales. Pero en el país donde la UNAM estima que al menos 15 de cada 100 habitantes sufre depresión (otros más sin diagnosticarla), la cifra podría aumentar durante y después de la contingencia sanitaria.

Dalia Ortiz Frías, psicóloga por la Universidad Anáhuac en Oaxaca, señala que con la pandemia de Covid-19 hay un impacto muy grande en la salud mental y las relaciones humanas, y que este se manifiesta en aspectos varios. Uno es el aumento de la violencia doméstica o violencia intrafamiliar. “El hecho de que nos mantengamos dentro de casa implica que estemos constantemente relacionándonos con personas con las cuales no tenemos una buena relación”, detalla.

Otro de ellos está ligado a la cuestión económica, por la preocupación excesiva que genera ansiedad en las personas. Pero también está el rubro de los trastornos clínicos o mentales. Estos “pueden verse afectados por la reclusión”; esta fungiría como detonante. “Quien aún no han desarrollado un trastorno mental, pero que tiene las variables que predispone, lo que va a suceder es que esta situación se vuelva un detonante del trastorno y empiece a generar el cuadro clínico agudo”.

Un ejemplo es el Trastorno Obsesivo Compulsivo, que se compone de una serie de obsesiones, de pensamientos recurrentes que generan malestar. Las personas que tienen este trastorno o que están predispuestas a él empiezan a generar obsesiones que contrarrestan con ciertas actitudes o comportamientos. Ya sea con actos repetitivos o el evitar ciertas circunstancias y posturas, o el tratar de no tocar elementos para poder reducir el malestar.

 

La depresión y sus detonantes

Pero, ¿qué pasa con la depresión? ¿Es posible desarrollarla en este contexto? Ortiz considera que sí, y que si bien no todas las personas llegan a ese punto, las condiciones y factores que la posibilitan son los cambios motivacionales en la rutina: dejar de hacer las cosas que se hacía y dejar de disfrutar lo que antes sí. Además de tener una autoestima baja.

“Si tenemos un buen autoconcepto y creemos que podemos enfrentar las situaciones y no nos sentimos vulnerables, va a ser difícil que suceda. Pero si ya hay un grado de vulnerabilidad, de que no nos sentimos capaces o creemos que somos inferiores, eso hará que, aunado a los cambios motivacionales (la rutina y el aumento de inactividad), se detone un trastorno depresivo”, explica.

Andrés Santiago Martínez Álvarez, psicólogo por la Universidad La Salle Oaxaca, tampoco descarta el desarrollo de un trastorno mental a raíz de un temor porque empeore la crisis sanitaria. O porque le ocurra algo a los familiares. Pero las posibilidades, dice, son mínimas.

“Hay personas que no están acostumbradas a estar encerradas en un espacio tanto tiempo. Van a provocar malestares, no creo que se le pueda llamar depresión como tal, sino un cuadro de ansiedad y angustia”. La depresión no se descarta, pero se va a dar en personas que ya tengan un cuadro de esta enfermedad o hayan sido diagnosticada, subraya.

“Que se desarrolle por estar encerrados va a ser un poco complicado porque la depresión no es solamente un malestar de tristeza, de llanto o de ideación suicida, sino va en relación con la vida en general, con la historia de la persona, el trabajo que tiene, qué tipo de amistades ha tenido, si su vida social es activa o no”, detalla.

En los casos en que el trastorno ya existe, sin embargo, el riesgo es la agudización del mismo, al transitar de un estado leve a uno moderado, o de este a uno grave. “Con la depresión grave, hay una alteración bastante obvia en la inactividad de la persona como el dormir la mayor parte del día, no querer comer ni hablar, entre otras cosas”, describe la especialista Dalia Ortiz.

Andrés Martínez coincide con el planteamiento. Quien ya tiene el padecimiento, dice, serán más frecuentes las crisis o que la persona sienta que su situación empeora con el tiempo.

 

Qué hacer para enfrentar la crisis emocional o sanar

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell Ramírez, ha dicho que tanto la salud mental como los problemas de adicciones han de “atenderse de manera integral siempre, independientemente de la pandemia de Covid, pero con mayor razón cuando existe este tipo de alteraciones”.

El psicólogo Andrés Martínez comenta que si bien en estos momentos no se puede acudir a un gimnasio o al aire libre, lo ideal es tener una rutina de ejercicios, principalmente aeróbicos o si es posible, los de resistencia. “También es importante que se maneje una buena alimentación, que no se consuman tanta grasa ni azúcares o harinas. Que se procuren ensaladas con omega 3 o semillas”, expone sobre recomendaciones para atender la salud mental y evitar crisis o incluso atenderlas en lo básico.

La activación física y la alimentación, ahonda, han de estar ligadas a la vida social y el entretenimiento, pero que este no se reduzca al internet o las series, sino que se amplíe a otras áreas como la literatura o la música.

Si se busca paliar los síntomas, se puede recurrir a la yoga o la meditación. Aunque la primera opción se necesitaría de mayor cautela. En lo social, en un momento en que el aislamiento ha impedido el encuentro físico con familiares y amigos, tanto para evitar una crisis a atender los síntomas de un trastorno, una opción son las llamadas telefónicas. La otra, y más recomendable, las videollamadas, pues permite tener tanto el lenguaje oral como el corporal.

 

Ofrecen consulta a distancia

Dalia Ortiz y Andrés Martínez coinciden en que a pesar del aislamiento, la atención psicológica o la terapia en línea con un especialista es posible, pues hace varios años que se desarrolla con recursos digitales o por teléfono. “Es una buena opción, tiene eficacia y se cumple con la tarea principal de un proceso terapéutico que es la escucha por parte de un profesional del área de la salud mental”.

La recomendación de Dalia es que si se acude con un especialista usando medios digitales se sepa que no todos los tipos de terapias se pueden desarrollar en una videollamada.

Es necesario que se trabaje con un modelo como el humanista o el cognitivo-conductual, por ejemplo. Además de que tanto el o la paciente cuente con un espacio privado para la sesión; lo mismo el especialista. Buscar profesionales que tengan cédula, que estén preparados y que éste les asegure que está en un espacio privado, son otras de sus recomendaciones.


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