“Me voy, nunca pude ser lo que la sociedad esperó de mí”
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“Me voy, nunca pude ser lo que la sociedad esperó de mí”

Axapusco, Estado de México.- Tras redactar un recado póstumo donde pedía perdón a sus hijos y aseguraba que nunca pudo ser lo que la sociedad esperaba de él, un hombre de aproximadamente…


“Me voy, nunca pude ser lo que la sociedad esperó de mí” | El Imparcial de Oaxaca

Axapusco, Estado de México.- Tras redactar un recado póstumo donde pedía perdón a sus hijos y aseguraba que nunca pudo ser lo que la sociedad esperaba de él, un hombre de aproximadamente 50 años de edad, se quitó la vida de un balazo en la cabeza.

Los hechos que dejaron al descubierto la muerte del suicida, quien posteriormente fue identificado como Paulino “N”, se registraron minutos después de las 7:00 de la noche de ayer, en la entrada del Kiosco de la Plaza Central del poblado de Santa María Actipac, en este municipio.

Algunos de los vecinos que caminaban por el lugar, al percatarse que a un costado del Kiosco ubicado en la plaza de dicho poblado se encontraba sentado un hombre, que al parecer ya estaba muerto, pues no se movía y sangraba abundantemente de la cabeza, de inmediato dieron parte a la policía.

Minutos más tarde, cuando elementos de la Policía Municipal arribaron al lugar y practicaron una revisión, confirmaron que este hombre ya no contaba con signos vitales, por lo que en ese momento acordonaron toda la zona y pidieron la intervención del ministerio público para que diera fe de los hechos.

Durante las primeras inspecciones oculares que practicó en el lugar, el representante social informó que el occiso presentaba un balazo en la cabeza, a la altura del parietal derecho.

Autoridades policíacas informaron que, al parecer este hombre se suicidó, pues en su mano derecha empuñaba el arma homicida, siendo esta una pistola calibre .9 milímetros y junto a su cuerpo se encontró una hoja ensangrentada con un recado póstumo, donde pedía perdón a sus hijos, además de que explicaba los motivos que tuvo para quitarse a la vida.

“Pido perdón a dios, a mis hijos Julio Cesar y Jenny, dejo las llaves en el local, hay suficiente para los gastos, en el local están los papeles de mi papá. Me voy, nunca pude serlo que la sociedad esperó de mí, principalmente Julio Cesar y Jenny.

A pesar de todo los amo, tomen posesión de lo que dejo, perdóname y recíbeme dios mío, Paulino.

No se culpe a nadie de esto” decía textualmente la nota póstuma.


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