En el penal de Ixcotel, Oaxaca, reviven la Pasión de Cristo
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En el penal de Ixcotel, Oaxaca, reviven la Pasión de Cristo

Aarón, quien representó a Jesús en el viacrucis penitenciario, se mostró satisfecho de haber cumplido la promesa hecha a sus familiares


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Una serie de filtros de seguridad hay que atravesar para poder ingresar al penal de Santa María Ixcotel en Oaxaca.

Caminar entre los pasillos antes de ingresar al patio principal es desolador, la poca luz al fondo del pasillo anuncia el ingreso al lugar de donde muchos no han podido salir.

Puertas de fierro y barrotes adornan el contorno del patio y pequeños edificios; con mirada desconcertada, cada miembro penitenciario y visitante que se encuentra en el lugar intercambian palabras.

Un ambiente espiritual ronda en el patio central del penal; presos disfrazados de gente que nunca quisieron ser, que la droga, el alcohol o un evento en su infancia los hizo actuar así: criminales, ladrones, asesinos y maléficos.

Realmente no son tan malos como aparentan o como ellos han creído ser, pues sus pasos en un improvisado huerto de Getsemaní los hace demostrar realmente quiénes son: humanos con sentimientos que han tratado de recobrar su fe, la cual los impulsa para alistarse y tomar su papel al representar el pasaje bíblico del Viacrucis.

Los fuertes rayos del sol iluminan el rostro de Aarón, que este año interpreta a Jesús de Nazaret. La oración inicia ante la mirada atónita de cada espectador; el nazareno sabe que la hora está cerca y se arrodilla en medio de la explanada penitenciaria. Al otro extremo, Judas Iscariote vende a su maestro por 30 monedas de plata; con un beso de traición es entregado Jesús, acto que marca el inicio del camino a su crucifixión.

Un par de escenarios y artistas interpretando personajes bíblicos acaparan la atención de la multitud, espectadores que se han reunido esta ocasión para admirar el talento de sus familiares, amigos y compañeros de prisión.

Una escena que se remonta a miles de años atrás es recreada como en el momento que Aarón fue condenado a pagar una condena en prisión, todo lo que tuvo que pasar, esta tarde fue repetido así como lo marca la Biblia en el pasaje donde Jesús es condenado, azotado y crucificado.

Los judíos principales buscan cómo deshacerse de Jesús y ahora se les presenta la ocasión propicia, no quieren dejarla pasar, por eso le acusan injustamente. Después de ser condenado, Jesús es llevado con Pilato, el procurador romano, que quiere congraciarse con los judíos y entrega a Jesús a los soldados para que lo azoten.

Aarón es encaminado al pretorio para ser azotado. Para muchos de los ahí presentes parecía ser una simple representación hasta que las varas con las que fue golpeado el representante del nazareno se rompían al chocar con su espalda y brazos; en ese momento todo quedó en silencio, las miradas eran enfocadas hacia Aarón que, con la espalda marcada y ensangrentado, aguantaba lo que para él fue una promesa.

La explanada del centro penitenciario fue el camino que tuvo que atravesar el nazareno con una pesada cruz de madera; siete caídas, el encuentro con María, su madre; la Verónica dándole agua, secando el sudor, sangre y lágrimas, fueron los momentos para llegar al punto donde iba a ser crucificado.

Apenas habían pasado las 12:00 horas del día y una nube tapaba los fuertes rayos del sol, un fuerte viento sacudió el patio del penal y a lo lejos se escuchaban los clavos entrando en la cruz; Aarón el nazareno fue levantado, la cruz que cargó para llegar hasta ese momento era lo único que lo sostenía. Sus discípulos, amigos y su madre esperaron abajo a que les entregaran el cuerpo que, envuelto en sábanas blancas, fue llevado a su descanso.

Una última vuelta alrededor de la explanada dio el cuerpo de Aarón y así culminó su largo recorrido, el Viacrucis de un preso que, ya muerto, tiene que resucitar para ser llevado a la libertad.

Con una ola de aplausos y felicitaciones, cada personaje fue ovacionado y abrazado por sus familiares y amigos ahí presentes.

Al finalizar la representación, Aarón, con lágrimas en los ojos, agradeció a quienes le dieron la oportunidad de representar a Jesús y argumentó que si el próximo año todavía se encuentra privado de su libertad, volverá a representar el mismo papel.

Con un abrazo y beso a su madre, hijo y esposa, pusieron el final al Viacrucis, asegurando que el dolor de los golpes y caídas es sólo físico y pasajero, pues la alegría espiritual que le dejó esta experiencia es lo mejor que ha sentido en el tiempo que lleva ahí recluido.


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