Historia de vida: Del amor al temor
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Historia de vida: Del amor al temor

Su padre quería que fuera profesionista, pero se enamoró de Leopoldo y al poco tiempo su relación se volvió un infierno


Historia de vida: Del amor al temor | El Imparcial de Oaxaca

Con el consentimiento de su padre, Raquel emigró a la capital oaxaqueña para estudiar. Don Agileo quería que su hija fuera toda una profesionista, pero la adolescente conoció a Leopoldo, se enamoró y en poco tiempo decidieron vivir en unión libre; sin embargo, poco tiempo duró la vida color de rosa, pronto, a su corta edad la adolescente conoció del infierno, del martirio, de la violencia familiar.

La acusación

En audiencia en los Juzgados de Control de Valles Centrales, el joven Leopoldo fue comunicado de la imputación del delito de violencia familiar, dentro de la causa penal 637/2016, en agravio de Raquel.

De acuerdo con la acusación, la violencia física se cometió los días 5, 15 y 16 de agosto, aunque tiempo atrás ya la adolescente fue insultada por su pareja.

El día 5 de agosto, la adolescente se encontraba en una habitación, al parecer rentada en la calle García Vigil, en el centro de esta ciudad, en la cual cohabitaba con Leopoldo.

Era el mediodía, el joven de complexión delgada llegó y tocó a la puerta. Raquel sabía que era él y abrió.

“¿Qué estabas haciendo?”, preguntó.

La adolescente contestó que estaba descansando, durmiendo. Tal vez esto le molestó a Leopoldo o quizás no le creyó, pero enseguida le dio dos cachetadas en la mejilla izquierda, le dio una patada en el estómago y la derribó.

Como si hubiese vuelto a vivir aquel momento, la adolescente recordó que esa tarde su pareja se le subió encima, en el ombligo, y le puso una navaja en el cuello. Un primo intervino para calmar los ánimos.

El 15 de agosto, Raquel nuevamente esperaba la llegada de Leopoldo. Estaba sentada en su cama cuando el joven arribó y sin decir palabra alguna comenzó a cachetearla.

Como era su costumbre, la tiró sobre la cama, se le subió, la apretó con sus rodillas y la volvió a amenazar. La Levantó y continuó golpeándola con su cinturón.

El 17 de agosto, la adolescente acompañó a Leopoldo a su trabajo, así se lo había pedido, pero Raquel se sintió aburrida probablemente por eso le avisó que se iría a su cuarto. La respuesta fueron otras cachetadas en las mejillas.

Probanzas exhibidas

Como datos de prueba, el agente del Ministerio Público dijo contar con la declaración de la víctima, el testimonio de don Agileo, padre de la ofendida. Un dictamen médico y otro psicológico, así como la inspección ocular realizada por elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones.

Enterado de la acusación y durante una audiencia del término constitucional celebrada ayer, Leopoldo dijo reservarse el derecho a declarar y pidió que se le determinara su situación jurídica.
Leopoldo estuvo siempre acompañado de un intérprete pues habla con mayor facilidad su lengua materna, el mixe.

Con los datos de prueba que el fiscal aportó los cuales tuvieron valor probatorio, el juez dictó auto de vinculación a proceso en contra de Leopoldo, a quien también le impuso como medida cautelar la presentación periódica ante la autoridad, a petición del fiscal.

Violencia en la pareja

Especialistas advierten que la violencia contra la mujer por parte de su pareja o expareja está generalizada en el mundo, dándose en todos los grupos sociales independientemente de su nivel económico, cultural o cualquier otra consideración.

Aún siendo de difícil cuantificación, dado que no todos los casos trascienden más allá del ámbito de la pareja, se supone que un elevado número de mujeres sufren o han sufrido este tipo de violencia.

Estudios realizados en países por desarrollar arrojan una cifra de maltrato en torno al 20 por ciento, encontrándose los índices más bajos en países de Europa, en Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón con cifras en torno al 3 por ciento.

Señalan que la mayoría de las víctimas oculta que existan esos problemas por temor a ser juzgadas en la sociedad. La indecisión es una de las causas para no admitir la situación así como el estereotipo dominante de la feminidad en Occidente, donde no se considera como atributo de las mujeres el ejercicio de la violencia activa.

También entra el aspecto de la educación y del entorno social que se vive desde niños, a un hombre que es maltratado psíquica o físicamente por su pareja, se le atribuye que es un hombre “débil”, o es agredido por sus amigos o compañeros de trabajo y es precisamente por esto que no está dispuesto a denunciar y mucho menos a buscar ayuda.

Esto es una consecuencia directa del machismo, ya que socialmente se considera débiles a las mujeres y por lo tanto incapaces de maltratar a los hombres.

Unas de las consecuencias de la violencia doméstica es la depresión. Las mujeres que sufren violencia doméstica corren un mayor riesgo de estrés y trastorno de ansiedad, en particular los trastornos resultantes del estrés postraumático.

El intento de suicidio y depresión se conectan estrechamente la violencia en pareja. La violencia contra la mujer impide que participen plenamente en sus comunidades en los planos económicos y sociales. Las mujeres en violencia tienen menos probabilidades de tener empleo.

Expertos aseguran que en la pareja, el maltrato contra la mujer tiene unas causas específicas: los intentos del hombre por dominar a la mujer, la baja estima que determinados hombres tienen de las mujeres; causas que persiguen instaurar una relación de dominio mediante desprecios, amenazas y golpes.

Los hombres que maltratan a su pareja son motivados por una necesidad de dominar y controlar a su pareja. En una revisión de múltiplos trabajos los principales resultantes indican que los agresores suelen presentar con frecuencia alteraciones psicológicas como falta de control sobre ira, dificultades en la expresión de emociones, déficits de habilidades de comunicación y de solución de problema y baja autoestima.

“Existen diferentes tipos de hombres violentos —agresores limitados al ámbito familiar, agresores con características borderline/disfóricas y agresores violentos en general/antisociales— que requieren programas de tratamiento, adaptados a sus características y necesidades específicas”.

Los rasgos más visibles del maltrato son los golpes y los asesinatos, los cuales trascienden del ámbito de la pareja; sin embargo, los maltratos de baja intensidad, los maltratos psíquicos que, mantenidos en el tiempo, socavan la autoestima de la mujer, son los que mayoritariamente se dan.

Advierten que cuando trasciende un caso de maltrato, la mujer puede llevar años sufriéndolos. Y si los maltratos pueden producirse en cualquier etapa de la historia de la pareja, es en el momento de la ruptura y tras esta, si se produce, cuando llegan a exacerbarse.


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