Los restos de Cuauhtémoc y Cortés
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Toltecáyotl

Los restos de Cuauhtémoc y Cortés

 


El Estado mexicano de ideología criolla, ha hecho todo lo que ha podido a través de las instituciones en complicidad con la oligarquía, los ricos reaccionarios, que en su gran mayoría son descendientes de extranjeros, que se han enriquecido por hacer negocios en una sociedad racista y clasista, además de corrupta. Al pueblo se le tiene en un estado absoluto de ignorancia de sí mismo, no sabe de dónde viene, no sabe quién es y no sabe a dónde ir. En vez de luchar por acabar la colonización, pretende igualarse y convertirse en otro colonizador de su propio pueblo, es malinchista y dócil ante la injusticia y la exclusión. “Así nos quieren, así nos necesitan como pueblo”. Nos han negado la verdad y nos han impuesto mentiras históricas a través de la SEP, el INAH, las universidades y los medios de confusión. Aquí no existió ningún imperio y tampoco los mexicas se nombraron así mismos aztecas. Todo su discurso es falso y con verdades a medias, para sembrar la confusión y el desinterés.

Los restos de Cuauhtémoc son un símbolo identitario de lucha, resistencia y de dignidad. Esto, no se le permite al pueblo. El único héroe victorioso de la invasión, oficialmente, es Hernán Cortés, que murió en Sevilla en 1547, sus restos fueron traídos a México en 1566, cuál era su deseo.

Actualmente el alcalde de Medellín, su ciudad natal, pide que se regresen sus restos porque teme que, en el clima de tensión que vive España y México, que sus restos vayan a ser profanados. Porque debe de recordarse que, en 1821, el líder ideológico de los conservadores, Lucas Alaman, sacó de la cripta en donde estaban los restos y los escondió bajo el piso de madera del templo,  del Hospital de Jesús, para salvaguardarlos de la chusma de indígenas resentidos, que, según él, podían profanarlos.

Nadie se atreve a dudar en lo más mínimo, de que los restos que siguen en el Templo de Jesús en la CDMX, no sean de Hernán Cortés, pero todo el sistema, hasta la fecha, duda de que los restos de Ixcateopan sean los de Cuauhtémoc. Es evidente la inclinación e interés perverso del Estado en negar la autenticidad de los restos de Cuauhtémoc, el pueblo no debe tener ningún símbolo que le de fuerzas y muestre un camino de resistencia y dignidad. Los invasores siguen escribiendo “La visión de los vencidos”, escrita por los vencedores. Más nada.

Los restos de los dos personajes, independientemente de que sean o no sean auténticos, son símbolo de la invasión, abuso y despojo, por una parte, y por la otra, son símbolo de identidad, de resistencia y de dignidad.

Una gran cantidad de “mexicanos”, que tienen recursos y posibilidades, se sienten descendientes de culturas del extranjero. No solo eso, lo presumen y lo exaltan. Muchos tienen doble nacionalidad y presumen su madre patria. Son personas miserables y doblemente ignorantes, porque no tienen conciencia de la generosidad de este pueblo y esta tierra que los recibió con los brazos abiertos, cuando llegaron huyendo de la miseria, la injusticia y la represión política. No tienen la humanidad, ni la humildad del agradecimiento, por el contrario, ahora, en situación de poder, se identifican con las ideologías y causas que explotan y defraudan al pueblo. Son los Hernán Cortés de nuestros días, y no vaya usted a pensar, amable lector, que me refiero a los altos ejecutivos de las empresas extranjeras, que explotan los recursos naturales y a los ciudadanos, no, por desgracia son los medianos y hasta pequeños empresarios y comerciantes. Esto se debe, en parte, porque la mecánica nacional se sustenta en el racismo, clasismo y malinchismo, así que, este mal no solo es de los criollos, se ve, por desgracia, en general, en las personas que se piensan superiores por el dinero.

Estos malagradecidos y miserables, no son “ni de aquí, ni de allá”, son apátridas. Me consta, porque lo he visto con mis propios ojos, en el caso de gachupines, que cuando llegan a Madrid, ¡mágicamente!, yo no son españoles, ya no presumen y ostentan su hispanidad. Su gente, sus amigos, parientes y la comunidad, los llaman “indianos”. Porque, aunque renieguen y deprecien a la cultura de donde se hinchan de dinero, sin quererlo, se van apropiando de elementos culturales, tangibles e intangibles que los transforma y los hace diferentes.

Los restos del último tlatoani mexica, el Señor Cuauhtémoc, independientemente de que sean o no sean, son un símbolo para el pueblo que el Estado no quiere que sea tomado como bandera e inspiración. Como dijo el gobierno de Peña en relación al caso de Ayotzinapa, “es la verdad histórica”. El único héroe de la invasión es Cortés, y sus descendientes económicos y culturales, no van a permitir que el pueblo recupere su memoria histórica y su identidad cultural ancestral, de hacerlo, la hegemonía de los extranjeros se desmoronaría. Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. www.toltecayotl.org