Educar para el futuro con la sabiduría del pasado
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Toltecáyotl

Educar para el futuro con la sabiduría del pasado

 


Los banqueros de Venecia y el alto clero del Vaticano decidieron extraer las riquezas del continente Abyanáhuac (América) y destruir el conocimiento de la civilización milenaria. El continente Euroasiáticoafricano, sabía desde mucho tiempo antes de 1492, de la existencia de la riqueza humana y de recursos del Tawantinsuyu y del Anáhuac, muchos contactos existieron, especialmente en el remoto pasado. En efecto, en 1992 la científica alemana Svetla Balbabnova descubrió trazas de cocaína y nicotina en momias egipcias, lo que indica que en el mundo antiguo las civilizaciones tenían amplio contacto. Los chinos le dieron mucha información a Marco Polo sobre el continente Abyanáhuac, quien la llevó a Venecia y al Vaticano. Existe un mapamundi chino de 1418 en el que aparecen todos los continentes.  

La ambición por los metales preciosos de los banqueros y comerciantes de Venecia no necesita explicación. En el Vaticano, la ambición estaba sustentada en el fomento y arraigo de la ignorancia. Debe recordarse que el Vaticano tuvo diez siglos de poder absoluto en Europa, logrado por medio de la persecución y quema de personas de conocimiento y sus libros, tarea que llevó a cabo la Santa Inquisición con espeluznante eficacia, época conocida como La Edad Oscura o Media. El Vaticano se aseguró el temor de los pueblos a través de la ignorancia, y su riqueza venía por el 10% de las ganancias de todos los trabajadores nobles y plebeyos.

Los objetivos eran invadir violentamente el continente, explotar deshumanizadamente a sus pueblos y depredar los recursos naturales, así como destruir totalmente el conocimiento existente a través de asesinar a las personas de conocimiento, destruir sus instituciones, especialmente las educativas y sus códices e instrumentos científicos como son el Nepohualzinzin en el Anáhuac y los Quipu en el Tawantinsuyu.

La estrategia se basó, primero, en quitarles a los invadidos la condición de seres humanos y dejarlos en la condición de animales sin alma y pensamiento. Lo segundo, fue situarlos en estadios primitivos y salvajes, como seres peligrosos y difícilmente domesticables. Lo tercero fue asociar sus prácticas culturales y espirituales a prácticas demoníacas y satánicas. La cuarta estrategia era presentarlos como pueblos guerreros, violentos, sádicos y caníbales. 

Estas cuatro estrategias eran la coartada perfecta para justificar la matanza, el despojo, la explotación y la destrucción de lo que llamaron idolatrías. Ninguna otra civilización sufrió esta masiva agresión sistematizada desde inicios del siglo XVI por los europeos.

Esta tragedia humana y cultural, que ha sido uno de los crímenes de lesa humanidad más execrables en la historia del planeta, ha sido encubierta con un manto de mentiras, infamias y calumnias, presentándola como una epopeya civilizadora y humanista, comenzando con la proyección de asesinos, ladrones y torturadores como Cristóbal Colón, Hernán Cortés y Francisco Pizarro, como esforzados y valerosos varones que son el orgullo y ejemplo de los valores de la civilización Occidental.

A la invasión le llaman descubrimiento, a la agresión le llaman conquista, al extermino le llaman pacificación, a la destrucción cultural le llaman occidentalización, a la destrucción de la espiritualidad ancestral le llaman evangelización, a la explotación de la mano de obra esclava le llaman creación de empleos. Toda esta estrategia ha ido cambiando de nombres, desde cristianizar, civilizar, modernizar, globalizar, pero sus efectos cada vez son más dañinos, tanto para los seres humanos como para el planeta.

En efecto, lejos de creer que la “conquista y pacificación” acabaron con el final del periodo colonial, lo cierto es que han empeorado sus letales efectos. Antiguamente los invasores llegaban en galeones, ahora llegan en aviones. Antes traían arcabuces y ballestas, ahora traen dólares y euros. Antes venían a cristianizar y ahora llegan a desarrollar. Antes nos exterminaban con armas, ahora con alimentos procesados, comida chatarra y bebidas azucaradas. Antes se luchaba hasta la muerte, ahora se consume hasta la muerte. Antes los pueblos se sabían invadidos y agredidos, conocían a sus enemigos, ahora los pueblos colonizados se creen libres y democráticos, tomando a sus enemigos como sus amigos y maestros. Antes asesinaban a nuestros líderes, ahora nos imponen a los suyos y nos hacen votar democráticamente por ellos.

Las invasiones, despojos, asesinatos de líderes, matanzas indiscriminadas, la destrucción y contaminación de mantos freáticos, tierras, ríos, bosques, montañas, se siguen dando. En los últimos diez años las mineras han extraído cuatro veces más oro, que en los tres siglos de Colonia. Las cosas no siguen igual, están mucho peor.

El pueblo sigue pasmado y catatónico. La colonización ha desmantelado la memoria histórica y la identidad cultural ancestral, dejándonos como personas y pueblos, en calidad de amnésicos. Recuperar la conciencia es recordar quienes en verdad somos y qué es lo que ha pasado. La conciencia nos permite ser responsables y por ello dignos. Educayotl AC “Educar para el futuro con la sabiduría del pasado”. www.toltecayotl.org