El ser humano incompleto
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Toltecáyotl

El ser humano incompleto

 


Para la visión occidentalizada judeocristiana eurocéntrica, en la que se ha formado nuestra percepción del mundo y la vida; el espacio-tiempo es lineal, en el que existe lo que ya pasó, lo que está pasando y lo que pasará. Sin embargo, existen otras formas de percibir el espacio-tiempo de maneras diferentes, como el caso de la visión anahuaca. 

Para los Viejos Abuelos toltecas, sabios que diariamente por siglos enteros se dedicaron a observar el cosmos, haciendo de estas observaciones un razonamiento riguroso, analítico y sistemático, que trasmitieron a través de muchas generaciones de manera oral y en códices, los cuales guardaron celosamente por siglos, para tener un registro exacto y minucioso del tiempo y del espacio. 

Por esto, aprendieron que todo en el universo es cíclico, en espiral ascendente o descendente, y que, el espacio-tiempo se conforma en la unidad, con lo que llamamos pasado, presente y futuro. Que no existe el pasado por sí solo o el futuro separado del presente. Que todo existe en un solo instante, en el aquí y el ahora.

Esta valiosa información les permitió saber que todo lo que sucedía en “la jícara celeste”, es decir, en la bóveda celeste, tenía repercusiones puntuales en el Tlaltípac, en la vida de las personas, las familias y los pueblos.

Como personas, como familia y como pueblo, nos conformamos en una sola unidad de espacio-tiempo. No solamente somos el pasado, ni solamente la esperanza del futuro. El presente está compuesto del pasado y del futuro. Todo lo que hemos sido y todo lo que podremos ser, se condensa en lo que se es, en el aquí y en el ahora. El presente se constituye con el pasado y al mismo tiempo es la posibilidad real del futuro.

La totalidad armónica se compone entonces del pasado, presente y futuro, en el aquí y en el ahora. Como persona, tenemos consciencia de quienes somos a partir de que nos recordamos a nosotros mismos. Somos quienes somos porque nos recordamos. Nuestra historia personal nos da cuerpo ante nosotros mismos y ante los demás. Lo mismo pasa con las familias y sus linajes. La genealogía familiar nos ayuda a mantener una continuidad histórica familiar, especialmente cuando la familia posee un proyecto abstracto de trascendencia. Pero también, esta genealogía nos trasmite seguridad, fuerza y dignidad, pero, sobre todo, compromiso con los futuros descendientes. 

Como pueblo, también estamos sujetos a estas leyes del cosmos. Somos una civilización muy antigua, que necesariamente debe ser parte de nuestro presente. Ese pasado, que está compuesto, con las vidas y los hechos de decenas de nuestros ascendientes, que lucharon y trabajaron por darnos un legado. Todos aquellos que vivieron para que seamos, como pueblo, lo que somos, aquellos que nos han dejado un patrimonio, un recurso valioso para enfrentar el presente.

La vida y la muerte de todos aquellos que existieron para que un ser humano exista, solo tiene sentido si se logra el objetivo de que el ser humano posea la consciencia de Ser. La consciencia de existir en base a los que nos han precedido, en base a lo que han buscado y han hecho. Esa conciencia histórica solo se logra teniendo una memoria histórica, diáfana y propia. Al poseer la consciencia histórica se tendrá por derecho el orgullo de conocer y disfrutar una identidad cultural ancestral propia-nuestra.

El mexicano moderno es un ser incompleto. Independientemente de su origen cultural, étnico, social y nivel académico. El mexicano, este ser amorfo e ignorante de sí mismo, es un ser incompleto porque no posee un sólido y milenario pasado, se lo han extirpado, vive catatónico, no sabe quiénes, en verdad fueron sus milenarios antepasados, lo han enseñado a verse a sí mismo, como Colón y Cortés describieron, -a su modo-, a los jóvenes abuelos. Le han hecho creer que él, es mexica-mexicano, pero al mismo tiempo, que es occidental con raíces grecolatinas, pero en el fondo se siente excluido y menospreciado.

Pero al mismo tiempo, su incompletitud, deviene al no poseer futuro. En efecto, lleva cinco siglos dando vueltas a la noria de la colonización, en el autodesprecio y la negación, actuando con fiereza su papel de conquistado-conquistador, colonizado-colonizador, con sus propios hermanos y al servicio de los amos extranjeros. Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado.

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