La importancia de la historia en la educación
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La importancia de la historia en la educación

 


La conciencia de Ser, es lo que nos permite actuar como seres humanos. La conciencia de Ser, deviene de un proceso complejo y profundo, que implica que un individuo o un pueblo, posean la capacidad de reconocerse como un ser histórico, -es decir-, como producto de una larga evolución a través de las múltiples experiencias de vida, que se requieren para que una persona o un pueblo, tenga plena certeza de quién es, quienes fueron sus ancestros, cuáles sus logros y cuál es su herencia, para saberse poseedor de esa sabiduría, orgulloso de esa historia, y poseedor de esa riqueza cultural. 

Sentir la fuerza y el respaldo de sus antepasados, de su linaje ancestral, le da a los individuos y a los pueblos, el carácter y el orgullo de su linaje.  Potenciando su presente y proyectando la alta responsabilidad hacia el futuro, de dejar a las generaciones venideras de sus hijos, nietos y bisnietos, el testimonio de su existencia, a través de sus hechos y sus obras.

La HISTORIA no es solamente el “pasado”. La historia es también el presente, porque somos lo que hemos sido. La HISTORIA es además… el futuro. Porque, lo que hemos sido y somos, determina el futuro.

Una persona que no tiene pasado, carece de presente, y si no tiene conciencia de su pasado y su presente, no tiene posibilidad de aspirar a un futuro. Esto es justamente, lo que nos ha pasado como pueblo desde 1521, con la invasión europea. Seguimos repitiendo las matanzas, los despojos, las injusticias, una y otra vez, como carrusel sin fin, justamente porque no tenemos conciencia y responsabilidad histórica.

El Estado mexicano neocolonial de ideología criolla, desde 1824, se ha encargado de mantener al pueblo en la ignorancia de sí mismo, y esto lo ha logrado con mayor intensidad, desde 1921, con la creación de la SEP y con el apoyo del magisterio, el libro de texto y la historia oficial.

Los mal llamados mexicanos, porque no todos los habitantes en este país somos mexicas. Actualmente existen 68 pueblos y culturas anahuacas, muchas culturas populares de origen mestizo, y pueblos y culturas afromestizos, pero todos, somos hijos de los hijos de una de las seis civilizaciones más antiguas del planeta, y la que alcanzó el desarrollo humano más avanzado y una extraordinaria calidad de vida. Los anahuacas hemos sido despojados de nuestra memoria histórica y nuestra identidad cultural ancestral. Esta lobotomía tiene el objetivo de dejarnos amnésicos, indefensos y vulnerables. Aptos para la colonización.

La estrategia del invasor-colonizador ha sido y sigue siendo, quitarle al pueblo cinco elementos culturales: las lenguas ancestrales para, dejarlo mudo. Su memoria, para dejarlo amnésico e inconsciente. Sus conocimientos, para dejarlo estúpido e incapaz de transformar su mundo. Quitarle sus espacios, no solo los físicos, las mejores tierras, sino también los espacios comunitarios y sagrados, para dejarlo “en el aire, sin raíz”. Finalmente, le despojan de su espiritualidad y lo dejan idólatra, sin esperanzas.

Cuando a una persona o a un pueblo le suprimen estos cinco elementos culturales, lo destruyen y lo dejan en calidad de conquistado-conquistador, colonizado-colonizador. Cuando un colonizado aspira a ser como su explotador-depredador, el círculo perverso de la colonización se ha cerrado. Ese pueblo está condenado a la pobreza, la injusticia y el subdesarrollo. 

El Estado mexicano neocolonial de ideología criolla, ha despojado al pueblo de su memoria histórica y su identidad cultural a través de la SEP, el magisterio y los medios, para que el pueblo crea que la historia ancestral de México es la historia del “imperio azteca” de 196 años de duración, a la que llaman “historia prehispánica” en honor al invasor.

Pero la historia de nuestra Civilización Madre, La Civilización del Anáhuac, tiene más de diez mil años, desde la invención de la agricultura y el maíz en el Valle de Tlacolula en el año seis mil Ac., hasta nuestros días. Porque por más que insista la cultura dominante de que se ha extinguido, la Cultura Madre es “el rostro propio y el corazón verdadero” de la identidad del “pueblo-pueblo”, de lo que llamó Guillermo Bonfil, “El México Profundo”.

Resulta de extrema urgencia para realizar una verdadera “transformación”, que el pueblo recupere la memoria histórica y la identidad cultural ancestral. Somos un país producto de mezclas culturales, como todos en el mundo. Tenemos la “tercera raíz que vino de África”, pero también tenemos elementos culturales de Asia.  Indiscutiblemente la base de esa mezcla es la Civilización Madre, es decir la Civilización del Cem Anáhuac, que debemos de concientizar. La plenitud armónica de la nación, solo se logrará con la recuperación de la memoria histórica. De no hacerlo, seguiremos fingiendo ser una república, pero en realidad, seguiremos siendo una Colonia del poder económico y político extranjero. Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. www.toltecayotl.org 

 


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