Salvar a La Guelaguetza (II parte)
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Toltecáyotl

Salvar a La Guelaguetza (II parte)

 


La Guelaguetza ha sido, como “La Gallina de los Huevos de Oro”, que poco a poco se la han ido acabando los voraces y depredadores. Sean políticos o comerciantes, en vez de acrecentar, fortalecer y preservar, una fiesta con profundos y milenarios valores y principios de la Civilización Madre del Anáhuac, la han convertido en un “show folcloroide” y una disputa política entre cirios y troyanos. La Guelaguetza se debe de “ciudadanizar”.
“Oaxaca es la reserva espiritual de México”, porque ha podido preservar la matriz filosófica-cultural ancestral, conocida como Toltecáyotl en su vida diaria. La ideología criolla de la clase dominante de Oaxaca, desde 1521, ha despreciado y desvalorado la esencia y la raíz de la herencia epistémica ancestral. No la conoce y menos le ha interesado conocerla.

Son los extranjeros los que llegan cautivados por tanta riqueza y variedad, -única en el mundo-. Pero, “los criollos locales” no la conocen, pero la usan. No la preservan, pero la manosean, hasta hacerla un objeto de consumo turístico. No la respetan, solo “la explotan”. La ideología de la clase dominante de Oaxaca es totalmente colonial. En Oaxaca, las relaciones políticas, económicas, sociales, culturales, educativas y religiosas, son estrictamente “coloniales”, es decir: “te sometes y estás a mis pies, o estás en contra mía”. Lo que se traduce, -en el plano económico-, en el subdesarrollo y la pobreza. La clase dominante no invierte y no arriesga, es timorata y alpargatera. Sus inversiones son “rentistas”, no pasan de hoteles, restaurantes y tiendas de artesanías.

En vez de investigar, revalorar y dimensionar, la razón por la cual, Oaxaca es la reserva espiritual de México. En vez de tener, en la riqueza cultural, histórica y filosófica ancestral, el potencial para crear el bienestar espiritual y la riqueza material para todos, la clase dominante, solo alcanzan a percibir estos fenómenos humanos como un burdo y limitado potencial “folclórico” para hacer “sus negocios”. De esta manera, “La Guelaguetza, Los Portales del Zócalo y la Noche de Rábanos”, es “de ellos y para ellos”. En vez de buscar otras fuentes de riqueza cultural, solo se obsesionan en lo que ellos “saben” explotar. Por eso, crearon, otras dos Guelguetzas” y una enrome cantina, que llaman “El Festival del Mezcal”. Estos dos hechos demuestran perfectamente el sentido de este artículo, amable lector.

En el estado más rico y más diverso, no solo de México, sino uno de los tres lugares con mayor diversidad, étnica, lingüística, cultural y de biodiversidad del planeta, la clase dominante, no puede, no quiere, no sabe, cómo utilizar esa riqueza y ese potencial para generar bienestar. Esta es la verdadera razón por la cual, Oaxaca, es pobre. No, porque no exista un potencial humano en sus 16 grupos étnicos y culturales. No, porque no exista en las ocho regiones riquezas en la naturaleza. La pobreza es producto de la visión colonial de los detentadores del poder político y económico del estado. Por desgracia, lo que están haciendo, a espaldas de los pueblos, es entregar los recursos naturales a las empresas extranjeras para que exploten y depreden. En ello están “incubando el huevo de la serpiente”.

Existen dos grandes “fiestas nacionales” que tienen su origen en el pasado milenario de México. El 12 de diciembre y el 2 de noviembre. Tonantzin y Mictlantecuhtli. Al Tepeyac asisten millones de personas a reverenciar a “Nuestra Madre Querida”. Oaxaca posee el milenario “Recinto del Señor y la Señora de la Muerte en Mitla”. Ahí está el gran potencial “cultural-turístico” de Oaxaca. Se requiere hacer un “Festival Internacional de la Muerte”, en el que, -el país y el mundo-, retomen el culto a “la vida y la muerte” como una dualidad dinámica. Un festival de dos semanas de duración con estados y países invitados, y en el que participen los municipios más importantes de Los Valles Centrales. Donde esté presente: La tradición del día de muertos, el arte popular, la comida tradicional, las expresiones más decantadas de la dualidad “vida-muerte” del arte, en el lenguaje de la música, la danza, el teatro, las artes plásticas, las artes visuales y la literatura. Oaxaca en poco tiempo se convertiría en “la capital mundial del culto a la muerte”.

La descolonización mental y cultural, es la única forma de generar bienestar y plenitud para todos. Oaxaca tiene en el pasado, el potencial más grande de su futuro.

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