Desaparecer en Tuxtepec: noticia un día, olvido al otro
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Sin cuentos chinos

Desaparecer en Tuxtepec: noticia un día, olvido al otro

 


La rabia se notaba. Una rabia que recogía hartazgo, temor, pero que también alojaba un grito de guerra por todas aquellas cuya última oportunidad de hacerlo, fue para pedir auxilio. Desde que se dio a conocer el reciente hallazgo de una fosa clandestina con restos de tres mujeres en el municipio oaxaqueño de Tuxtepec, el colectivo TuxFem supo que la justicia no llegaría sola, por el contrario, según me narraron, si aspiraban a ser relevantes para las autoridades, debían apelar al recurso que habían utilizado en ocasiones anteriores: manifestarse pacíficamente y plasmar en mantas la impotencia que les genera ser presas de una realidad en la que salir a buscar trabajo, las condena a desaparecer o a morir. Claro, solo si eres mujer. 

Bajo la consigna “No queremos Guelaguetza, queremos a nuestras hijas de vuelta” y “Oaxaca estado feminicida” mujeres y familiares de ellas y otras víctimas, salieron a las calles a exigir justicia para las jóvenes, pero, según apunta la colectiva, ningún representante del gobierno quiso reunirse con ellas o dar respuesta a sus demandas. “Si acaso suben tweets” agregó una integrante. Esto fue retomado por algunos medios unos días pero luego, como ocurre cuando pasa algo que consideran ‘más novedoso’, el reflector se fue y con éste, la posibilidad de que la movilización se expandiera y el proceso de justicia, se acelerara.

El pasado 2 de marzo, Fátima desapareció. Según lo denunció el colectivo Mujeres de la Sal en redes sociales, la joven de 18 años habría sido contactada vía Facebook para hacerle una oferta de trabajo y tenderle una trampa que terminaría con su vida, y arrastraría su cuerpo a la fosa encontrada hace un par de semanas. Un mes y nueve días después, ocurrió con una mujer de 35 años, Isabel, quien salió a bordo de su motocicleta sin saber que su vehículo, sería lo único que quedaría de ella. A los tres días desapareció Itzel, de 20 años, y tres semanas más tarde, Casandra, de 23. Éstas últimas dos salieron de sus casas esperando, también, encontrar una oportunidad laboral. Hoy existe la posibilidad de que sus restos sean los que descansan junto a los de la joven de 18 años. 

Pese a que Tuxtepec fue uno de los 40 municipios que declaró Alerta de Género en 2018, y por tanto, se comprometió a implementar medidas para salvaguardar la integridad de sus mujeres, las mujeres dicen sentirse atrapadas en una realidad en la que ninguno de los escenarios, es prometedor. “El miedo más generalizado es salir a la calle, pero ahora que nos piden que no salgamos por el virus, el miedo sigue porque la violencia también está dentro de las casas”. Asimismo, las integrantes de la colectiva dijeron tener claros los patrones de las víctimas en su localidad. Mujeres de 14 a 35 años, con necesidad económica, muchas de ellas estudiantes y alguna otras, madres solteras.

Hasta el día de hoy, hay un detenido y una promesa de 80 días de las autoridades para dar nombre y apellido a los restos que yacen en la fosa, y de paso, certeza a las familias de las desaparecidas. Sin embargo, desde que éstas realizaron sus denuncias, la ausencia de líneas de investigación y recursos para actuar sobre las desapariciones, ha sido evidente. “Las familias están desesperadas” señaló TuxFem.

A pesar de esto, la colectiva considera que su municipio es ‘más privilegiado’ que otros debido a que, al menos, pueden denunciar estos actos. “Hay familias de otros lugares que por su situación económica, tiene que venir a una ciudad un poco más grande para poner una simple denuncia”, explican. De ahí que la cifras sigan en aumento y lo más preocupante, en la oscuridad. 

La inexactitud de datos en delitos como desaparición, homicidio y feminicidio que se replica a lo largo y ancho del país, es alarmante, pero el círculo vicioso que existe en consecuencia, lo es aún más. ‘Los verdaderos números son alrededor de veinte veces más grandes que los oficiales, solo que la gente no denuncia’ me dijo la cabeza de un Organismo de Seguridad Federal que entrevisté hace unos meses para un reportaje con otros fines. Pero, ¿para qué denunciar si la cifra negra de delitos sin esclarecer asciende del 90%?

Esta falta de confianza en las autoridades, ha obligado a las familias de las víctimas a recurrir a redes sociales para intentar que su clamor de justicia, sea eficiente y no termine en una carpeta de investigación empolvada. “Esto también implica un sesgo, ya que habrá personas que ni siquiera tengan la posibilidad de colgar su denuncia en Facebook, y pues sin eso, nadie se enterará” señaló la colectiva. A esto, se suma la frustración de saber que a nivel nacional e internacional, cuando se voltea a ver al estado, se hace alabando su riqueza cultural, pero ignorando la realidad que tiñe de rojo sus calles. “Somos un estado diverso y precioso, pero no todo es felicidad, aquí también se nos mata”.

La colectiva refrendó que seguirá luchando y peleando los espacios que como mujeres, les corresponden. “En Tuxtepec y en Oaxaca hay mucho trabajo que hacer, son sociedades muy machistas” explicó una de sus integrantes, resaltando que muchas veces las personas no relacionan hechos como la desaparición y presuntos homicidios de las jóvenes, con los micromachismos que de manera consciente o inconsciente, la gente sigue perpetuando. 

“Se necesita cambiar de mentalidad, que nos consideren personas,  y respeten nuestra existencia. Somos seres humanos y solo por eso, merecemos vivir” puntualizó. Es verdad que muchas son las cosas que ocurren a diario en nuestro país, y que la agenda mediática siempre se enfocará en lo más actual o ‘relevante’, pero no podemos permitir que casos como el de Fátima, Isabel, Itzel y Casandra se diluyan. Sus nombres deben seguir formando parte del debate público hasta que entendamos que la violencia y la impunidad, si bien, son fenómenos frecuentes, nunca serán normales. 

Tw. @chinacamarena