Pueblo amnésico
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Pueblo amnésico

 


La celebración del Día Mundial de la Filosofía, el pasado 16 del mes en curso, no pasó desapercibida en Oaxaca. Como actualmente se ha descuidado mucho la enseñanza de esta disciplina o se le da muy poca importancia, es entendible que las instituciones de educación media superior, donde figura aún dentro de la currícula de materias, no se haya realizado alguna actividad alusiva a la fecha instituida por declaración de la UNESCO, como lo hicieron algunas organizaciones de carácter cultural.

Escuchar a don Guillermo Marín Ruiz, un destacado promotor cultural de Oaxaca cuya actividad trasciende las fronteras oaxaqueña y mexicana, es siempre estimulante porque mueve conciencias y nos recuerda a cada momento que teniendo nosotros cerca y en casa los principios fundamentales del buen vivir y pensar, no los aprovechamos y los buscamos fuera de nosotros, considerando que lo nuestro no vale. Malinchismo puro.

El colaborador de El Mejor Diario de Oaxaca fue invitado por Nueva Acrópolis Oaxaca para disertar sobre filosofía y lo hizo sobre los 7 principios de la filosofía tolteca, que hizo reflexionar a los asistentes sobre la necesidad de volver a las enseñanzas de los que él llama los Viejos Abuelos.

Por todos los problemas que vivimos en la actualidad, como país y estado, dijo que somos una sociedad intoxicada con mucha basura. Negamos nuestro pasado y, lo más grave, ignoramos la existencia de nuestro banco genético, que contiene la riqueza que nos puede salvar de la crisis en que nos encontramos sumidos. Somos un pueblo amnésico, no sabemos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Lo que nos pasa es un problema de falta de responsabilidad y de conciencia. Seguimos siendo un pueblo colonizado y nos llama a despertar pero abrevando las enseñanzas de nuestros antepasados, aprovechando ese banco genético que tenemos, que está ahí latente, en la memoria colectiva.

Marín Ruiz sostiene en su reciente libro editado por la Universidad José Vasconcelos de Oaxaca (2017), Toltecáyotl, sabiduría ancestral tolteca, que “no podemos comprender a profundidad la historia y la cultura del Anáhuac sin conocer la base filosófica que estructuró esta civilización a lo largo de miles de años y que en los últimos siglos sólo se ha encubierto, pero que sigue representando la esencia verdadera de nuestra identidad de manera inconsciente.
Todas las grandiosas obras materiales e inmateriales de esta civilización, que fueron transformadas por las mentes, almas y manos de nuestros Viejos Abuelos, provienen de una línea de pensamiento muy clara y definida, desde sus mismos orígenes. Fue esta ‘energía creadora’ la que sacó a la materia de su estado natural y le dio forma, color y sentimiento”.

A propósito del banco genético de que habló el conferencista, el autor de Introducción a la filosofía, Raúl Gutiérrez Sáinz, señala que “la filosofía entendida como sabiduría suele encontrarse en la tradición de los pueblos, en los representantes más típicos de cada cultura y civilización. En cada época suelen señalarse algunos valores, ideas y principios fundamentales que la caracterizan. Entender una época, un personaje, un principio fundamental, un valor, es señal de sabiduría”.

Bonita e interesante semana, la pasada. Coincidió la celebración del Sexto Festival Nacional del Conocimiento, en que escuché afirmar al doctor Nemesio J. Rodríguez que no hay en la actualidad ninguna señal de que haya un proceso de descolonización para los pueblos indígenas, seguiremos igual o tal vez peor. La descolonización tendrá que darse a través de un proceso político real, con un compromiso serio a favor de las comunidades originarias.
El investigador de la UNAM habló de derechos y pertenencia del pueblo afromexicano, sector que sigue sufriendo los efectos del mestizaje, un concepto que oculta el racismo y se creó en la Colonia para “mejorar la raza”. Concluyó que la unidad en el país solamente se dará con la quiebra de las diferencias.