Ernesto Zedillo, el exterminador de México
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Reflexiones económicas

Ernesto Zedillo, el exterminador de México

 


El encumbramiento de este personaje que se había aparecido como gris, tomó alguna notoriedad cuando su partido, el Revolucionario Institucional lo hizo coordinador General de Campaña de Luis Donaldo Colosio, sacrificado en Lomas Taurinas precipitadamente en Baja California Norte, cuna política de Don Ernesto.

Muerto el abanderado, quien veía a un pueblo pobre y sediento de justicia, el mentor escuchó la voz de ultratumba, la cual recomendaba al coordinador como candidato sustituto a la Presidencia de la República. Después de la toma de posesión como presidente constitucional, enfrentó un panorama de incredulidad nacional, donde se comenzó a hablar del “Error de diciembre”, lo que nunca supimos si fue su toma de posesión o era otro, lo cierto fue que, en 1989, contrató un crédito de 50 mil millones de dólares y, como aval, empeñó las facturas del vapuleado Pemex. En boca de tecnócratas como Ángel Gurria Lacroix, quien fue secretario de Hacienda y después secretario General de la Organización Mundial del Comercio, quien afirmó en su momento. “dependemos mucho de los ingresos petroleros…la tercera parte de los ingresos presupuestales vienen del petróleo”.

Luis Téllez Kruenzer, que fue secretario de Energía, en el año 2000 afirmó “Pemex aporta el 36% de los recursos presupuestales del país”. Ahí está la cerbatana, siga tirando al blanco, que en este caso es el oro negro. “que escrituró el diablo”. Para doblar al enemigo hay que golpearlo en el estómago. Continuó el camino de su mentor, la lucha contra el maíz nixtamalizado, hervido con cal que genera el nijayote y el calcio que, con frijoles y chile, equilibrabann la dieta y sobrevivencia de los más pobres, desapareció.

En 1991-1992 subastó Industrias Conasupo en 172 millones de dólares. Ahí en el paquete se fue TRICONSA (Trigo Conasupo) que produjo galletas de animalitos, palanquetas, mazapanes con alga espirulina incorporada. En las tortillerías, dotaban a las familias pobres de tarjetas para adquirir kilos de tortillas, según el número de miembros por familia a precio subsidiados (tortibonos). Con el retiro de los subsidios al maíz nixtamalizado, afectaron a más de 60 mil pequeñas industrias familiares.

Los campesinos decían -que los pollos comen maíz no harina-. Sin embargo, el Gobierno Federal dejó de regular los precios de 12 granos básicos: maíz, frijol, sorgo, arroz, soya, cebada, ajonjolí, cártamo, semilla de algodón, girasol y copra. Se cedió el control alimentario a Cargill, Continental, Grubasa, Maseca y Finco. En 1993 se vendió Maseca al dueño de BANORTE- Roberto González Barrera, quien con el incremento de su fortuna, pasó a ocupar el lugar no. 7 de los más ricos del mundo según “Forbes”. En cambio, la población más pobre que tenían tortibonos, perdió la oportunidad de tener un equilibrio alimentario que los pobres obtenían con maíz, frijol y chile. En este 2020 hasta los frijoles se han vuelto ángeles, porque por su precio volaron al cielo y los consumidores ya no los alcanzan por su precio.

David Ibarra, ex secretario en México y connotado economista, en su libro: “Transición o crisis”, en algunas páginas presenta un ejercicio estadístico de 1992 y 1994, en relación al empobrecimiento de la mayor parte de la población y el enriquecimiento de un sector minoritario y con altos ingresos.

El 40% de la población más pobre recibía en 1992 un 13.8% del Ingreso nacional y dos años más tarde percibía 12.5%, había perdido (1.3%) del ingreso nacional. En cambio el 20% de la población de altos ingresos había pasado del 53.9% al 55.5% había mejorado (1.6%). Como en las Ciencias Sociales si alguien gana el otro pierde, y perdieron los pobres. Como una acotación final del sexenio del Zedillato diremos que en relación al producto interno bruto en 1995 tuvo un decremento del 7.4%) y el crecimiento más alto, fue el año 2000, con 7.2%. La tasa media de Crecimiento del sexenio fue 3.4%. Así se cierra una etapa del 18 globalizador y los erosionadores del bienestar mexicano.

Y así continuó el neoliberalismo absorbiendo México; que hasta nuestros días, el pueblo sigue pagando este saqueo.


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