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Constitución y Revocación

Ayer 5 de febrero la Constitución de 1917 cumplió 105 años de haber sido promulgada. En su momento, pionera en derechos sociales. Hoy, blanco de una reformitis constitucional por parte del Poder Legislativo. Pero siempre, salvaguarda del federalismo, la democracia, la división de poderes y el Estado de Derecho. Ello, a pesar del sinfín de intentos a lo largo de la historia, hoy por parte de ya saben quiénes, de violarla y moldearla conforme a sus propios y mezquinos intereses.

A lo largo de la vida moderna de México, desde la época posrevolucionaria a la fecha, la Constitución Federal ha tenido que adaptarse a la cambiante sociedad en la que vivimos, pues el derecho es dinámico, no estático. Así, hay reformas constitucionales que resultan inminentemente necesarias. Sin embargo, hay otras que no han hecho más que llenarla de contenido que más bien corresponde a legislación secundaria.

Me gustaría en esta ocasión hablar solamente sobre la Constitución y su natural importancia no solo, por supuesto, en nuestro orden jurídico, sino en la vida cotidiana de nuestro país. Sin embargo, esta semana la Suprema Corte de Justicia de la Nación, o más bien, cuatro de sus ministros, validaron algo que atenta contra la democracia: la inconstitucional ratificación de mandato, bajo la sombra de la figura de la revocación, que sí se encuentra prevista en el texto constitucional. Abundo.

El artículo 35, fracción IX, de la Constitución Federal consagra el derecho de las y los mexicanos a participar en los procesos de revocación de mandato. No se necesitar ser abogado para que de su lectura se pueda concluir que lo que establece es el derecho a participar en procesos de revocación, no ratificación.

Sin embargo, el Régimen, en su afán de encumbrar a su falso mesías, sin importarles hacerlo a costa de la democracia, ha buscado distorsionar la figura de revocación de mandato para convertirla en una falsa ratificación que, en el mejor de los casos, les permita hacer y deshacer aún más de lo que ya han hecho bajo el argumento de los más de 30 millones de votos y, en el peor escenario, puedan utilizar para que llegada la conclusión del mandato constitucional de AMLO pretendan ampliarlo. Pavor.

En ese afán, la mayoría parlamentaria de Morena, PT y Verde en el Congreso de la Unión incluyeron en la Ley Federal de Revocación de Mandato una pregunta que da pie a la farsa de la ratificación, en contra de lo cual la oposición en la Cámara de Diputados promovió una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte para que la pregunta quedara acotada a lo que ordena la Constitución: la revocación.

El asunto fue turnado al ministro Pardo Rebolledo, en cuyo proyecto de resolución propuso declarar la invalidez de esa porción normativa. Sin embargo, los obradoristas de la Corte, el presidente Arturo Zaldívar, las ministras Esquivel Mossa y Ortiz Ahff y el ministro González Alcántara, los últimos tres propuestos por AMLO, votaron en contra y con ello validaron la inconstitucional ratificación.

Así, cuatro de nuestros máximos jueces constitucionales votaron por algo abiertamente inconstitucional. Y no es que la Corte haya validado la pregunta, pues 7 de los 11 ministros votaron por la inconstitucionalidad, sino que para que se lograra declarar la invalidez de la norma se necesitaba de una mayoría calificada de 8 votos. Un mecanismo que a la luz de lo sucedido merece ser revisado.

Esto se suma, entre el retraso en el trámite de distintos asuntos importantes para el Régimen, a la resolución de la Revisión de la constitucionalidad de la materia de la consulta popular de expresidentes en octubre de 2020, en la cual también distintos ministros votaron por validar algo que era a todas luces inconstitucional.

La resolución sobre la pregunta de revocación de mandato deja entrever, una vez más, que la independencia judicial de la Suprema Corte, por lo menos por lo que respecta a las y los ministros en cita, es una simple ilusión, pues renunciaron a su mandato de garantizar la Constitución, por satisfacer a ya saben quién.

Es sencillo, la revocación es constitucional, la ratificación no. No seamos parte de esta farsa que atenta contra la Constitución, no votemos en la revocación.

Defendamos la Constitución. Hoy más que nunca. De ya saben quiénes.

 

*Licenciado en Derecho por la IBERO Ciudad de México y Maestrando en Administración Pública por la Anáhuac Oaxaca.

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