Políticas públicas: para la tormenta y la sequía
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Políticas públicas: para la tormenta y la sequía

 


La lluvia torrencial que se registró el día viernes en Valles Centrales fue un respiro ante la sequía que prevalecía en esta región. No obstante, tampoco será la solución a la carencia de agua que existe tanto en Valles Centrales como en el Estado.

Y este pequeño respiro también vino acompañado de daños -afortunadamente solo materiales- que tienen un costo económico y operativo para las corporaciones de atención de emergencia y rescate.

Y aunque la lluvia del viernes fue verdaderamente atípica, cada vez más este es el paisaje será la norma.

Las afectaciones del calentamiento global están tornando a nuestro clima inestable y extremoso. Las sequías serán más severas y los fenómenos hidrológicos más intensos y riesgosos. Ya lo habían anticipado hace años la comunidad científica y numerosas agencias internacionales como la Organización Meteorológica Mundial, pero nada hemos hecho para prevenir la escalada.

Ante el nuevo horizonte, los gobiernos de los tres niveles, pero especialmente los del ámbito local y las comunidades que lo componen, deben estar preparados para este tipo de fenómenos que se volverán cotidianos.

En tanto la prevención del calentamiento global quedó en el pasado, solo queda enfocar los esfuerzos en las labores de mitigación.

Racionar el agua. Generar y preservar las fuentes de abastecimiento de agua. Redireccionar las estrategias de producción de alimentos y reencuadrar los significados de las políticas de soberanía alimentaria. Inversión en drenajes y desfogue pluvial. Combate a la tala ilegal y protección de pulmones verdes. Mejora de infraestructura vial. Atención y mantenimiento a las áreas verdes. Gestión de residuos sólidos. Actualización a mapas de riesgos. Fortalecimiento de los servicios de emergencia y protección civil. Mejora en los sistemas de alertamiento y comunicación durante siniestros. En fin, un largo número de etcéteras.

Todo ello, implicará cambios sustantivos en el reparto presupuestal en los gobiernos estatal y municipales cuando de por sí sus presupuestos son insuficientes y casi estáticos. En consecuencia, se requiere repensar las formas de gobernar, las prioridades comunitarias e institucionales y el papel que juega la sociedad civil en todo ello.

Las advertencias han estado ahí desde hace años. Los gobiernos y las comunidades sufrirán o gozarán de las consecuencias de las medidas que se adopten para un mundo cada vez más cambiante. Debemos estar listas y listos tanto para la tormenta como para la sequía.

@GalateaSwanson