De vuelta a la escuela
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De vuelta a la escuela

 


La variante Delta -como lo ha reconocido el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos de América-, cambió la guerra contra el nuevo coronavirus. Una variante mucho más contagiosa, que potencialmente genera enfermedades más graves, que debilita la efectividad de las vacunas y que se encuentra afectando a las y los niños de manera más particular (https://cnn.it/3sfvAg3; https://nyti.ms/3iLrIAh).
Además, esta variante del SARS-CoV-2 es capaz de infectar a personas vacunadas de modo que contagien con una carga viral al mismo nivel que aquellas personas no vacunadas, lo que ha menoscabado la temeraria y problemática estrategia de la inmunidad de rebaño.
Justo cuando ya alcanzábamos a ver el final del túnel, esta mutación del nuevo coronavirus nos ha regresado al inicio de la pandemia, pero en condiciones diametralmente diversas. La caída económica de 2020 no nos brinda un gran margen de acción para volver a los confinamientos estrictos como al inicio de la contingencia y el desgaste de las medidas de distanciamiento han ido en declive conforme ha avanzado la vacunación.
En este contexto el sector educativo es un área de política pública que se encuentra en franca crisis, especialmente después del fallido despliegue de la estrategia de Escuela en Casa. Fue una apuesta razonable ante la crisis. Todos los gobiernos alrededor del mundo adoptaron diversas medidas en el sector, algunas más exitosas que otras, pero cada una de ellas destinadas a fracasar para sustituir al sistema pre-pandemia.
Los procesos educativos implican el desarrollo de metodologías, procedimientos y relaciones complejos que no son de fácil reemplazo y que son sensibles al tiempo y lapsos de desarrollo cognitivo de las y los estudiantes.
El cese de las clases y la implementación de los esquemas alternativos han tenido repercusiones importantes en diversos aspectos más allá del educativo. La Unicef, en junio pasado, reconoció que el retorno a clases “es un paso clave para la continuidad de la educación y la recuperación de aprendizajes que contribuirá a mitigar problemas vinculados a la malnutrición, la violencia y el embarazo adolescente, entre otros” (https://bit.ly/3m31ifb).
La vulnerabilidad por carencias en educación es una que afecta de manera multidimensional al desarrollo individual y comunitario en el largo plazo por lo que la prolongación de la pandemia a causa de la variante delta supone un reto de primera importancia para nuestra sociedad. Asimismo, las brechas de desigualdad en la educación se han ensanchado durante la contingencia. Mientras los sectores de mayores recursos pudieron mantener un mejor desempeño educativo, aquellos menos favorecidos han perdido casi de plano el ciclo escolar (https://bit.ly/3yM6KH6; https://bit.ly/3jTMmxm; https://bit.ly/3jTptKn). Son precisamente este último grupo quien requiere de manera urgente un retorno seguro a las aulas.
Durante meses y meses se planteó el dilema ¿Cómo y cuándo volver a las aulas? Y, sin embargo, a penas esta semana el Gobierno de México publicó una serie de criterios para ello. Desafortunadamente, estos criterios son vagos, no responden a la realidad de la amplísima diversidad de los centros educativos y no jerarquizan cuáles son las acciones más importantes (https://bit.ly/3AzcO6e).
Ante la respuesta poco clara de las autoridades federales, resulta urgente que las autoridades estatales, los grupos de padres de familia y la comunidad docente y de apoyo administrativo se hagan de estrategias más específicas. Ventilación, distanciamiento, uso de cubrebocas, asistencia escalonada y detección de casos de la covid-19, son algunos de los elementos principales a tomar en cuenta.
El Doctor Andreu Comas García y el profesor investigador Rafael Bojalil Parra publicaron en el Blog de educación de Nexos el artículo “Un regreso seguro a clases es posible”, donde se desglosan una serie de puntos precisos que hay que tomar en cuenta para plantear las estrategias de regreso seguro a las aulas (https://bit.ly/37HTs2n). Es un punto de partida que debe ser considerado por las y los implementadores de los planes de regreso a clases.
Urge regresar a clases, es cierto. No obstante, la variante delta nos impone condiciones de mayor desafío que requieren respuestas de las comunidades escolares y autoridades más determinadas y precisas. La evidencia y la técnica nos brindan ya elementos de protección ante esta nueva etapa de la pandemia. Depende de todas y todos ponerlas en marcha.

@GalateaSwanson