Oaxaca tiene el poder

En el sitio web del INE se encuentra disponible el Conteo Censal de Participación Ciudadana, donde es posible apreciar que en el Proceso Electoral Federal 2017-2018, el estado de Oaxaca se sitúa en el lugar número ocho de los diez que registraron una mayor participación ciudadana, con un 67.2%, lo que representa tres puntos por encima de la media nacional.

 

Y sí, la elección de 2018 fue sui géneris, por lo que representó el efecto López Obrador.

 

El nivel de participación mostrado en la entidad, lo ubica como uno de los bastiones principales del partido en el poder, pues de los diez primeros estados con mayor participación, Campeche, México, Oaxaca y Tlaxcala, no tuvieron una elección de gobernador o gobernadora de manera concurrente con la elección presidencial, factor importante para determinar los niveles de participación en las elecciones.

 

También destaca un importante avance en la participación con respecto al proceso federal de 2012, pues Oaxaca registró un incremento de participación del cinco por ciento, por encima de los estados de Jalisco, Sonora y Guanajuato que registraron una reducción considerable de participación con porcentajes cercanos a -7%.

 

Otro rubro importante que arroja el documento es respecto a la participación de las mujeres, pues junto al estado de Puebla, Oaxaca presentan una diferencia de más de seis puntos en relación al porcentaje de participación de hombres.

 

En Oaxaca la participación de las mujeres en las urnas fue del 69.6%, mientras que en los hombres fue de un poco más del 61.7%, dominando en prácticamente todos los rangos de edad, excepto en 65 años en adelante, donde los hombres registraron mayor participación que las mujeres.

 

De igual forma, respecto de la participación de jóvenes en su primer ejercicio del derecho al voto, la entidad se ubica por arriba de la media nacional con un porcentaje cercano al 70%.

 

Con estos datos, se explica que la llegada de López Obrador al poder, se debe en gran parte por la participación de los estados del sureste, donde pareciera que la movilización de ciudadanos buscó generar cambios en su sistema político, porque, como dice Chomsky, “hay cosas que pueden hacerse en grupo que no pueden hacerse individualmente”. Por ello es comprensible, que veamos de manera recurrente al presidente en giras a distintas comunidades de la entidad.

 

El estudio, muestra también que “las entidades con mayor población votante se ubican en la parte del sur y centro del país, en tanto que en el norte se ubican en mayor medida aquellas con menor tendencia a participar.”

 

Y esto es importante, pues a principios de esta cruel cuarentena, se gestó en redes sociales una batalla por quienes clamaban por la independencia de la región Norte del país, al no estar conformes con decisiones tomadas por el gobierno federal, pero en la oportunidad más clara de participación ciudadana, optaron por no ejercer su derecho.

 

Lo cierto es que, si bien la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador, resulta en un referente en la historia electoral de México, los niveles de participación ciudadana se pueden tomar como una esperanza para que la sociedad se organice y en conjunto exija, demande y se informe.

 

Porque la participación en las urnas es una de las tantas formas de contribuir al desarrollo de la sociedad, para homologar los privilegios de recursos, tiempo y formación, y así dejar de mantener élites en el poder.

 

Para que las personas que la sociedad elija a un cargo de elección, puedan ser cuestionadas y en su caso, sancionadas o reconocidas en las urnas o si la buena ventura lo permite, por algún mecanismo de participación ciudadana.

 

Quizá así dejemos de enfrentarnos por apellidos como Calderón, Salinas, Fox, Obrador, Murat y los diálogos y acuerdos sean por ideologías, propuestas y transparencia.

@argelrios