Redes sociales y comunidades indígenas
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Opinión

Mis dos centavos

Redes sociales y comunidades indígenas

 


La comunicación en las comunidades indígenas tiene una diferencia frente a las zonas urbanas, el tener dificultades para contar con acceso a sistemas tecnológicos, ha permitido que las relaciones comunicativas sean entre seres humanos y la naturaleza misma.
El efecto de comunicar en los pueblos indígenas tiene implícita una cosmovisión sobre cada uno de los elementos que componen el planeta y a pesar de la inclusión en ciertas zonas de los medios tecnológicos, han podido adecuarse a esta invasión occidental del cómo debe ser la comunicación.
Y en este sentido, rescato lo expuesto en un documento construido por los Pueblos Indígenas de Colombia a través de la Organización Nacional Indígena de Colombia, que señala “la comunicación (en comunidades indígenas) nos identifica como seres colectivos, porque siempre estamos intercambiando, dialogando, sintiendo, pensando, soñando y expresando en comunidad; tiene como fundamento una ética y una espiritualidad donde los contenidos, los sentimientos y los valores son esenciales para la vida y la convivencia entre los seres.”
Con dichos elementos, las relaciones sociales y políticas en las comunidades se difunden principalmente de boca en boca, lo que la hace muy fuerte, pero a la vez, extremadamente sensible y susceptible de ser manipulada.
La cultura mexicana ha dejado de manifiesto lo que significa contar con una figura central en la historia, los caudillos, el PRI y en la actualidad, Andrés Manuel López Obrador, donde cada lo que digan o hagan, deber ser adoptada como la decisión de la mayoría. (Sí, el actual presidente promueve consultas y todo, pero la cultura de obedecer y asumir lo que la presidencia indique no ha cambiado).
Y este mismo esquema, aplica en diversas comunidades de nuestro bello Oaxaca.
Entre 1997 y 1998, tuve la fortuna de trabajar en una comunidad, enclavada en la montaña de la costa oaxaqueña.
Ahí, la palabra era determinada por, el presidente municipal en turno y los dos empresarios del pueblo, un doctor —metido en la política— y uno más dedicado al cultivo del café, con su tienda y camionetas de transporte, era el único con teléfono en el pueblo.
Las personas que ahí vivían, eran nobles, con el corazón en mano te invitaban a sentarte a su mesa, un taco con sal, unos huevos al comal, o lo que se hubiese pescado o cazado durante el día o la semana.
La sociedad vivía tranquila por periodos, y todo se revolucionaba cuando iniciaba la cosecha del café, la fiesta del pueblo o las elecciones de sus autoridades.
En esta última, la batalla se gestaba en tres cabezas; los saldos, los ponía el pueblo.
A pesar de ver las acciones de los tres líderes en esa comunidad, los pobladores no contradecían, lo que ellos señalaban era verdad absoluta, así como con el presidente, así como nuestra cultura política.
Hoy, a más de 20 años de ese lejano 1997, la comunicación en las comunidades indígenas ha sufrido variaciones.
Las tecnologías de la información y comunicación, han irrumpido en sus vidas, las antenas de internet satelital les han permitido tener acceso a redes sociales, ha trastocado a nuevas generaciones.
En el pueblo, continúa el diálogo entre seres humanos y con la naturaleza. De saber respetarse, de saludarse, de levantar la mano a la persona extraña que los visita, de sonreír, de saber cuándo es tiempo de sembrar y cosechar.
Pero también han localizado una fuente de información, las redes sociales a través de la tecnología. Hoy difunden, comentan, retuitéan todo. Han caído en el mal que acongoja a las comunidades urbanas, no se lee, no se revisa, no se confirma.
Se da por sentado que lo difundido en la internet, es verdad, así como lo que diga el presidente.
Es por ello que, desde mi perspectiva, esa maravillosa forma de comunicarse en las comunidades, puede ser manipulable. Así como aquellas tres cabezas que determinan lo que se hacía en una población, hoy pueden ser dos o tres organizaciones política —disfrazadas de sociales o humanitarias—
Así se enfrentarán los procesos electivos en diversas comunidades oaxaqueñas, entre lo que un grupo, un líder determine como verdad o lo que a la luz de los hechos pueda arrojar otra postura entre los mismos pobladores, y ahí, en medio de todo estarán las instituciones, los académicos y probablemente el mismo gobierno.
Pues en tanto, no se diseñen políticas públicas que permitan un mejor uso de las redes y la información, las comunidades indígenas o urbanas, quedan a merced de mentes perversas.