Las fiestas decembrinas
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Las fiestas decembrinas

 


Las fiestas decembrinas han llegado y con ellas la nostalgia por reunirse con entrañables amigos con quienes compartimos hermosos momentos de nuestra juventud. Así, el día de ayer tuve oportunidad de celebrar la vida con amigos de nuestro inolvidable “Colegio Columbia”. La reunión fue espléndida, la comida regia, nuestros anfitriones Pepe y Lilia extraordinarios; los casi 30 asistentes nos pusimos al tanto de nuestras vidas, de cuánto han crecido los retoños de quienes tienen el privilegio de ser padres, del trabajo de cada uno; en fin, nos reímos, intercambiamos puntos de vista sobre el acontecer nacional, en suma convivimos como pocas veces tenemos ocasión.
Lo mejor de todo es que los celulares brillaron por su ausencia, aunque seguramente muchos dejamos pendientes en casa, por cerca de diez horas, nadie echó ojo al celular, los pocos teléfonos móviles que salieron a relucir, fueron para tomar las fotos del recuerdo, mismas que nos hicieron llegar al término del evento.
¿Será que nuestros jóvenes en alguna ocasión aprovechen el tiempo de conversar con familiares y amigos, olvidando por algunas horas los móviles? Habría que desde niños restringir el uso de los celulares y aparatos de nuevas tecnologías, para mostrarles la importancia y respeto que merecen quienes nos rodean; además está demostrado que el uso excesivo de los móviles provocan efectos psicológicos negativos como soledad, angustia y aislamiento social; síntomas todos ellos provocados por nosotros con nuestros comportamientos desconsiderados hacia nuestros seres queridos.
Hoy es época de sacar lo mejor de nosotros mismos, de alimentar nuestra alma con una plática de provecho, de mirarnos los unos a los otros y tratar de escucharnos, entendernos, intercambiar ideas, celebrar la vida y practicar el arte de conversar cara a cara con esas personas únicas, a quienes les debemos oídos, palabras y hasta besos y apapachos que en ocasiones dejamos a un lado por culpa del excesivo uso del celular.
Y el conflicto entre el amor al celular y el amor humano es tal, que tiene su propio léxico. En inglés la palabra phubbing se utiliza cuando alguien ignora a su pareja por preferir emplear el celular; es una combinación de palabras para teléfono y para ignorar o ningunear, mejor dicho.
Asimismo, al ignorar a una persona por usar cualquier tipo de tecnología se denomina tecnoferencia. De tal forma una relación saludable, se construye estando presentes, algo que antaño parecía tan familiar, que echando a volar la imaginación jugábamos con primos, amigos y hasta con nuestros padres. Disfrutábamos por igual correr por nuestras calles, brincar al jugar resorte ó al avión; que las matatenas y los juegos de mesas; aún recuerdo cuando en familia jugábamos a la Oca, damas chinas o basta.
Sin embargo el año dos mil nos alcanzó, y con ello el avance de las tecnologías y eso es magnífico, siempre y cuando los seres humanos las usemos de forma inteligente, dando su justo valor a cada persona, incluso respetándonos a nosotros mismos, sin vivir a merced de nuestros celulares, sino dando la importancia que merece a cada ser viviente y a cada cosa.
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