Autenticidad, libertad y política en tiempos del tik tok
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Autenticidad, libertad y política en tiempos del tik tok

 


La reciente resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en la cual revirtió la sentencia del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) que sancionaba con 55.7 millones de pesos a Movimiento Ciudadano y con 448 mil 100 pesos a Samuel García, por presuntas aportaciones en campaña por parte de su esposa Mariana Rodríguez y por su aparición en el video “Arráncate Nuevo León”, es un tema relevante, que aparte del análisis jurídico, merece uno de corte social, en razón que la multa involucraba a Samuel García, ex diputado plurinominal, dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, y actual gobernador electo en el Estado de Nuevo León, quien se ha caracterizado por realizar comentarios machistas e ignorante de las verdaderas carencias del país, además de atreverse a contar a luz pública todas los obstáculos que tuvo que pasar para ser hoy Licenciado en Derecho y Finanzas; Maestro en Derecho con especialización en Derecho Fiscal; Doctor en Política Pública y Administración Pública; Doctor en Derecho Fiscal; y tener en proceso el doctorado en Constitucional y Gobernabilidad, como lo fueron tener que acudir crudo con su papá a jugar un partido de golf, en el que tuvo que esperarlo durante… ¡18 hoyos!.

En razón de lo anterior, y de la larga lista de polémicas con las que cuenta Samuel García, la idea de que fuera electo por 700 mil 352 personas, lo que se resume en un 36.6% del total de votos contados; y que para muchas personas en el país que se burlaban de él al ver sus videos, parecía irreal, Samuel García demostró como las redes sociales controlan la comunicación política actual. Sin embargo, es obvio, que sin su equipo de comunicación y sin Mariana Rodríguez, Samuel no hubiera llegado nunca a la gubernatura, pues, ellos supieron ocupar de manera perfecta la tecnología y el arte de las redes sociales.

Heidegger en el año de 1927, en el “Ser y tiempo”,  ofrecía un trabajo en el que detallaba  al hombre moderno en su cotidianidad, inmerso, “arrojado” o, incluso, “capturado” por lo que podemos llamar “sociedad”, en el que explica que el individuo existe siempre en el mundo con los otros, con los demás, lo que hace referencia a la opinión o esfera pública, por lo que el hombre termina siendo lo que la sociedad construye de él, y refiere que esto es inautenticidad, porque nos irritamos con cosas que la sociedad determina como irritantes, nos entristecemos con cosas que la sociedad señala que deben ser tristes y nos alejamos a pensar sobre nuestros problemas porque así han decidido que sean los otros, la mayor parte de nuestras actividades han sido pensadas y establecidas por los demás, el cómo reaccionamos, el cómo sentimos, el cómo relacionarnos, el cómo decidir.

La idea de Heidegger cobra relevancia en este caso concreto, en virtud que Mariana Rodríguez, una influencer, con millones de seguidores cambió la visión que tenía de su esposo toda la comunidad que la sigue (personas que la consideran una mujer empoderada, exitosa, y carismática, claro también dentro del concepto actual comercial), al empezar a mostrar desde temprano y de manera “casual y orgánica”, su vida personal y sus vivencias en campaña. Hazañas como mostrar sus tenis “fosfo fosfo” y su rescate a perritos en la carretera, lo mostraron humano, sensible y lo legitimaron frente a la población entre los 18 y 34 años, el segmento de la población más activa en redes sociales y quienes le dieron el poder de gobernarlos durante los próximos 6 años.

Sin duda, también se puede apreciar lo que señalaba Max Weber sobre que el carisma puede ser heredado sin importar los méritos del heredero, en este caso, sin que Mariana Rodríguez haya legado su carisma, pudo transmitirlo a Samuel García.

 

Mónica Marín.

Twitter: @marindelaserna0