Biden, ¿otra Guerra Fría?
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Biden, ¿otra Guerra Fría?

 


Solidaridad con el INE

 

En México y en otros países fue esperado y luego bienvenido el triunfo de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos de América. Se esperaba y auguraba una nueva época de trato amable y pacífico con el mundo. Nuestra vecindad de frontera, tan compleja, llena de encuentros y de muchos desencuentros, es uno de los asuntos de la agenda bilateral que parece interminable. Biden ha nombrado a dos funcionarias para atender el espinoso tema: una de ellas es la ex embajadora en México, Roberta Jacobson, que se supone conocedora de nuestro país y de los problemas que ha generado el tránsito de personas procedentes principalmente de países centroamericanos; la otra es nada menos que Kamala Harris, la vicepresidenta estadounidense. Con ello se prueba que para Biden, el conflicto fronterizo es de suma importancia. 

Pero si Donald Trump hizo alarde de construir un muro de contención migratoria que “pagaría México”, el nuevo presidente, demócrata, por medio de Jacobson lanzó un duro mensaje a los grupos migratorios asentados en nuestra frontera: “no intenten cruzar so pena de incurrir en delito grave, de violar las leyes estadounidenses”, por decirlo en síntesis. A esa advertencia se sumó el gobierno mexicano: despliegue de tropas militares y de la guardia nacional en fronteras norte y sur, a fin de apoyar la orden conminatoria de EU.: no es necesario muro de Trump, dócilmente México levanta una muralla virtual, represiva.

Si en la cercanía geográfica se adopta rudeza no tan necesaria, A pocas semanas de su toma de posesión, Biden ordenó el bombardeo de posiciones iraníes en Siria, en una de las medidas injerencistas más rabiosas que caracterizan a la política exterior americana, esclarecida por H. Kissinger: el imperio ataca y contraataca; interviene cerca o lejos: se trata de mantener y mostrar hegemonía, poder y avasallamiento.

El 17 de marzo, en una entrevista, Biden asestó y confirmó a Valdimir Putin premier ruso, un grave adjetivo: “asesino” y que “pagará por sus actos”. De manera prudente, no sin ironía, Putin le deseo salud a Biden, quizá por algunos indicios que el mandatario americano ha mostrado, como olvidos, confusión de nombres y tropezones al trepar por la escalerilla de su avión presidencial.

Luego, el 19 de marzo, en un encuentro binacional EU con China, celebrado en Alaska, Anthony Bilnken, secretario de Estado, prescindió de las formas diplomáticas y acusó a la delegación china, entre otras cosas, por presuntas violaciones a los derechos humanos por el trato a la etnia musulmana de los uigures, a quienes China trata de integrar a su enorme potencial económico industrial. Pero Yang Yeichin, ministro de Exteriores chino reviró secamente también: en Estados Unidos se discrimina, persigue y reprime a la comunidad negra o afroamericana.

No paran las cosas. Europa es demandante de gas natural y su principal proveedor es la Federación Rusa. Por ello se instala y construye el gasoducto submarino “Nord Stream 2”, que llevará el gas desde Rusia hasta Alemania a través de mar Báltico. No sólo servirá a Alemania, sino a varios países de la Unión Europea. Pero esto no gustó a la Casa Blanca y amenaza ahora con sanciones a empresas y aún a gobiernos involucrados en ese artificio tecnológico. Rusia en la mira.

Pero si EE.UU. es el amo de la OTAN, lo es también del Pacífico Norte en el Extremo Oriente, donde tiene aliados como Japón, Filipinas, Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Tailandia. Por ello se da el lujo de realizar amenazantes maniobras navales en el Mar de la China, generando la consecuente molestia e inquietud de la poderosa República Popular China y de Corea del Norte, ambas con alto potencial nuclear.

Biden, demócrata, católico, veterano político, que parecía pacifista, está reproduciendo velozmente los años de la Guerra Fría 1945-1989. Se acordó de Truman, de Eisenhower, de Kennedy, de Johnson por su lado y de Stalin, Kruschev y Brezhnev, por el otro. Vivió eso de joven y trae recuerdos. Sucede con mandatarios vetustos, que añoran tiempos idos de los ’50 y ‘60s. Hoy, los EU de Biden, es un provocador, un peligro mundial.