El genocidio de los indios originarios
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El genocidio de los indios originarios

 


Es tiempo de hacer presente nuestro pasado, borrando las palabras equivocadas que arrastramos y que nos han hecho, y nos siguen haciendo daño e impiden el crecimiento de México como país.

Las impusieron a los viejos abuelos zapotecos originarios, que habitaban el Valle Grande, los invasores ignorantes fanáticos religiosos con la espada, la cruz y la marca de esclavos en el rostro y en el alma.

Hay que tener la sabiduría necesaria para aceptar la verdad de nuestro pasado; es tiempo de llamar a cada cosa por su nombre verdadero; hay que decirlo con valentía, sin artificios ni cosas raras y, no volver a darle vueltas a la verdad, simplemente hay que decirla de manera clara, breve, entendible.  

El significado de las palabras nos dice de manera objetiva qué lo que cometieron los mercenarios hambrientos, ex convictos y enfermos de sífilis y viruela fue esclavizar a hombres por su sabiduría, por su cultura y su riqueza, por supuesto; lo que cometieron fue una invasión, un holocausto, un genocidio, el más grande de la historia.

Lo de la idolatría hay que buscar qué es un ídolo a la luz de la Biblia, que es su propio libro sagrado, para saber quienes eran los idólatras.

La humanidad tiene grabado en la memoria el significado genérico de holocausto: Gran matanza de personas, especialmente la que tiene como fin exterminar un grupo social por motivos de raza, religión o política. 

Invadir significa entrar por la fuerza en un lugar para ocuparlo.

Genocidio aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos.

Debemos conocer, amar y sentirnos orgullosos de nuestra raíz indígena, que es más vigorosa, profunda y grande de lo que pensamos. 

Los que estamos despiertos y no repetimos las mentiras impuestas, sabemos que no tenemos nada que festejar y, a manera de ejemplo: festejar es como si los judíos le hicieran una fiesta a Hitler porque trató de exterminarlos, de este tamaño es la ignorancia o que dijéramos que durante la II Guerra mundial, la invasión del Ejercito Aliado a Normandía fue una conquista.

Por otra parte, otra mentira monumental y tratando de compartir lo que he encontrado; a manera de apunte dejó asentado que El Bravo, fue el apodo de un albañil, que en ese tiempo les llamaban alarifes, español que llegó a la villa de Antequera muchos años después de que se hizo la traza de la ciudad y se habían repartido los lotes. 

Documentalmente esto se puede comprobar en las Actas de Cabildo del 24 de julio de 1529 redactadas por el español Francisco de Herrera, Escribano Real.

No fue miembro del cabildo, ni se le menciona como uno de los primeros pobladores; tampoco se le menciona en el pleito que Cortés entabla tratando de recuperar su territorio que por merced real le correspondía. 

Unos años más tarde, en la segunda mitad del siglo XVI, cuando los invasores reconocen documentalmente que en su ambición, ignorancia y precipitación por despojar a Cortés habían agarrado únicamente las faldas del cerro de La Soledad, El Fortín; el 25 de abril de 1532, el regimiento de Antequera invoca la protección de la reina doña Juana, para que les otorgara la merced de una legua de terreno en torno de la población española para ejidos, dehesas, huertas, estancias y haciendas, p.177, José Antonio Gay, 1982; Cortés se defiende y les gana el pleito. 

Mientras Burgoa, el padre José Antonio Gay, Manuel Martínez Gracida y otros historiadores anteriores al siglo XX no confirman, ni llegan siquiera a sugerir la participación de García Bravo.

A pesar de los años transcurridos desde que se hizo la traza, sigue sin aparecer, en documentos oficiales, el nombre de Alonso García, El Bravo. 

Para obtener beneficios económicos, políticos y reconocimiento público; fueron sus descendientes quienes promovieron el hecho de que él fue el que hizo la traza de la ciudad de Oaxaca.

Iturribarría señala que fue Violante de la Serra Guzmán, bisnieta del alarife, quien vivió en Antequera alrededor de 1600, 70 años después de la supuesta, en mi opinión, fundación.

La atribución que se da a García Bravo, surgió a partir de un documento hallado en el Archivo General de Indias (AGI), publicado en 1955 con una introducción de Manuel Toussaint, el cual es mencionado como principal fuente de referencia por Iturribarría, en su artículo Alonso García Bravo, Trazador y Alarife de la Villa de Antequera.

A partir del artículo de Iturribarría se tomó como un hecho la participación de Alonso García El Bravo en el establecimiento de la Villa. 

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