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Escuché decir ayer a Alberto Vázquez Sangermán, dirigente de la subsección 7 del sindicato de la Secretaría de Salud, que el bloqueo de los hospitales y calles no es por conflicto inter sindical o contra el secretario general Mario Félix, es “por carencia de medicamentos y enseres”.
Son verdades a medias. Ya sabemos cómo operan los sindicatos oficiales, esos que se mueven como otra especie de industria protegida por el gobierno.
Mario Félix y ahora Alberto Vázquez Sangermán, en su tendencia a enriquecerse y corromper a su sindicato, fingen desmemoria o ¿realmente ignoran el fin del poderío del famoso líder Luis Napoleón Morones, creador del sindicalismo oficial mexicano a través de la CROM?
Hay que recordarles que Morones -así como lo hace este par de abusivos- creyó que se mandaba solo y hasta aspiró a ser presidente de la república por su propia fuerza. Ahí truncó su carrera política.
Lo malo es que allí no terminó, ni siquiera se acotó, el abuso del poder sindical. Después de tantos años, el proteccionismo sindical lastra el desarrollo de Oaxaca y del país. Los líderes viven protegidos de la emancipación de sus agremiados y de la competencia con otros líderes que tratan de meterse en sus dominios, o de controlarlos, como sucede con el cartel 22 de cuyas prácticas nocivas abreva mucho la Sección 37 del sindicato de la SSO.
Con estas prácticas nocivas opera el tal Sangermán la nueva escalada contra la ciudad. Dice que cerrando calles y hospitales va a terminar la crisis que persiste desde hace casi dos años en el sector salud. Nada más falso.
Consultando a algunos sindicalizados me dicen que el pleito entre Sangermán y Mario Félix, es la “mochada”. Piden, cuando menos, del 30 por ciento de los 130 millones de pesos que paga la SSA cada año por uniformes de trabajo para los once mil empleados. Cada uno exige su porcentaje. Todo indica que Mario Félix, por controlar a la mayoría de sindicalizados, ya recibió lo suyo. Sangermán no quiere quedar fuera del negocio y presiona con los bloqueos.
Nadie habla de los derechos de sus compañeros sindicalizados que, como cada año, reciben uniformes y calzado de pésima calidad. Dicen que aunque pagan 130 mdp la ropa no cuesta ni 40 millones ¿Dónde queda el resto de tanto dinero? Habría que preguntar a los altos funcionarios de la SSO que firman la licitación y a los corrompidos líderes sindicales que avalan compra tan leonina.

Engañabobos

El actuar de estos dirigentes sindicales es de auténticos engañabobos. Es increíble la manera en que manipulan a sus compañeros trabajadores que, como ayer, los siguen en sus actos de presión sin ver el fondo de sus aviesos fines.
A eso se debe el caos que provocó ayer el tal Sangermán que enjaretó otro día complicado a la ciudadanía, no al gobierno contra el que dice protestar. Día de locura, la ciudad irritada, harta de los bloqueos. “Estos orates, todo lo quieren arreglar jodiendo a la gente con bloqueos” (dixit “El Bronco” gobernador neolonés).
Dice el lidercillo de marras que movió a sus borregos porque “no hay medicamentos”, Cierto. Pero lo que no les dice es que está disputando a su contlapache “El Gato Félix” el multimillonario negocio de la compra de uniformes y de paso quiere medir, nuevamente, fuerzas con el que perdió la elección en la pasada contienda sindical.

Antecedentes

Lo único bueno es que estos abusos empiezan a causar resquemor entre los trabajadores de la SSO. Temen que sus dirigentes los utilicen para una confrontación abierta contra el gobierno, como lo hace el cártel 22. Mario Félix tiene toda su escuela, dicen. Por eso se coludió con el exsecretario Germán Tenorio y participó en la gran corrupción para mantener cerrada la boca. Es el dirigente sindical que más huelgas y paros locos promovió el año pasado en la SSO. Presiona de esta manera para que le permitan traficar libremente con las plazas y participar en los negocios con la parte patronal.
Otro ejemplo, comentan que con dinero del Seguro Popular, financiaron la campaña del galeno Sangermán. No hay dinero para medicamentos ni para mantenimiento de hospitales públicos pero que tal para pagar campañas sucias, dicen los empleados.
Otro fenómeno que fortalece este sindicalismo rapaz, es la falta de operadores políticos eficaces en el gobierno. También fallaron los dinosaurios que manejan la FSTSE. Su tirada era rescatar la Sección 35 pero enviaron como candidato a Jenoé quien perdió. Ya fue dirigente y es repudiado por su deshonestidad.

El salto del chapulín

Dicen que ante la baja calidad moral de los altos funcionarios de la SSA, los líderes de los distintos grupos del sindicato han fortalecido su poder. Se hacen cómplices a la hora de avalar las compras de uniformes y la contratación de empresas distribuidoras de medicina. La connivencia los ha empoderado. El secretario general de las Sección 35, Mario Félix, por ejemplo, cada que no le dan las plazas y canonjías que exige para él y sus incondicionales, amenaza con paros y plantones. La misma escuela violenta del cártel 22.
Si el reelecto líder sindical tiene antecedentes de corrupción y violencia, el gobierno debió alertar sobre el riesgo que implica la reelección de alguien señalado por los multimillonarios negocios ilícitos que hizo con los altos funcionarios de la Secretaria de Salud en el gobierno anterior. Dejaron hacer, dejaron pasar. Ahora enfrentarán el riesgo de una nueva escalada de violencia, paros locos y agitación social desde la Sección 35. Veremos y comentaremos.

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