Historias de terror
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Historias de terror

 


Parecen historias espantables, de la imaginación, pero no. Son realidad y corroboran que el terrorismo de Estado es otra faceta más de la degradación política del PRI. Lo sufrimos los oaxaqueños y, especialmente, los habitantes de esa ciudad perdida alrededor del tiradero de basura municipal. En esa zona apartada de Dios, no hay más ley que la de “Pancho Mugres”, su hijo Javier y su matarife apodado “El Congo”, capos indiscutibles de la caterva conocida como “14 de junio”, hoy al servicio del partido en el poder. Así lo presumen y lo gritan.
1. Mientras una joven mujer atendía su tiendita en una de las colonias perdidas cerca del basurero municipal. Llegaron “El congo” (Antonio Pérez) y un grupo de maladrines, todos con pistola al cinto. Le exigieron el pago de derecho de piso. La dama no tenía dinero en ese momento. “El Congo” pidió gasolina y empezó a rociar el tendajón. Cuando iba a prender fuego la mujer se dobló y llorando pagó la extorsión.
2. Dos camiones repartidores, uno de Bimbo y otro de Sabritas, fueron quemados cuando los choferes repartían en la colonia Las Peñas. Los autores fueron “El Congo” y sus matachines. Exigieron a los choferes el pago de piso, al no haber respuesta esparcieron gasolina y prendieron fuego a las unidades.
3. En la misma colonia, un joven que iba en su automóvil con su pareja, tuvo el atrevimiento de mirar a “El Congo” y a sus pistoleros cuando pasaban con su aire de perdonavidas. Le reclamaron: “?qué me vez?”. Hubo palabras, golpearon a la víctima y lo hicieron correr. Quemaron su carro y el esqueleto quedó allí como muestra del terrorismo que padecen vecinos de ese cinturón de miseria.
4. El drama que viven cotidianamente los vecinos, sometidos por 14 de junio y el imperio de la barbarie ante el disimulo del gobierno, se refleja en el siguiente relato. Un taxista chocó con otro carro. Entre sus pasajeros iba uno de los milicianos de 14 de junio que llamó inmediatamente a sus esbirros porque supuestamente le dolía la pierna por el golpe. El dueño del taxi habló a la aseguradora, estaban en arreglos cuando llegaron los matarifes encabezados por “El Congo”. Terminante, pidió 5 mil pesos “para curaciones” de su compinche. Al no ver el dinero empezó a esparcirle gasolina al taxi. “Me vale madre, págame o lo quemo”. La víctima no tuvo alternativa. Creyendo en la ley, el taxista pidió auxilio a la Policía. Llegó una patrulla estatal. “El congo” amedrentó al comandante con una frase grotesca: “…a chingar a su madre, aquí mandamos nosotros”. El policía se fue colocándose el casco que casi se le cae con la cachetada que le propinó “El Congo”. De este tamaño es el poder que el gobierno permite a los de la 14 de junio.
Nadie en ese cinturón de miseria se salva del dominio de la 14 de junio. Ni del desequilibrio mental de “Pancho Mugres” y de su hijo Javier. Ni de la temeridad de sus pistoleros que comanda “El Congo”. Ni la prensa se salva de su absolutismo. El automóvil de un vendedor de periódicos también fue quemado por meterse a vocear si orden de los mafiosos.

CONTROL MAFIOSO

Cuando el líder estatal del PRI, Germán Espinoza, avaló la alianza de su partido con la 14 de junio, no calculó el tamaño de la bestia. Cuentan que a partir de que “Pancho Mugres” fue invitado al partido tricolor, su ambición de poder y dinero se exacerbó. Todavía el senador chilango Benjamín Robles -su creador- lo controlaba con concesiones de taxis, mototaxis, impunidad y dinero. Con este gobierno, se les salió de control. Nada llena su codicia. Dicen que ya les tomó la medida. Está por culi-empinarlos, me dice un atemorizado vecino que relata que están cansados de tanto suplicar la intervención de la autoridad para que regresen a “Pancho Mugres” y a su hijo a la cárcel.
En las colonias González Guardado, Vicente Guerrero, Valle Dorado, La Zapoteca, Campo Real, Las Peñas y todos los asentamientos alrededor del basurero, nada ni nadie escapa al sometimiento ni a la extorsión de esta banda de malhechores. Los que venden pan tienen que entregar -como derecho de piso- una charola de este alimento en la mañana y otra en la tarde. Las tortillerías, para poder trabajar, deben contribuir con 5 kilos cada día. Todo comerciantes que entre a su feudo debe pagar derechos de piso so pena de ser agredido o su vehículo quemado y hasta su casa. Todos deben jurar fidelidad a “Don Panchito” y su hijo, además de pagar protección. “Págame para protegerte de mí”, es la consigna. Pancho mugres y su hijo tienen su residencia en la colonia Bicentenario, en la misma zona. Vigilan su casa permanentemente cinco hombres armados. Ninguna autoridad, ni la Policía, pueden entrar a sus feudos sin autorización de los capos.
Sumisión tan brutal empezó a tocar fondo el pasado fin de semana. El agente municipal de la “Vicente Guerrero”, Javier Martínez y un grupo de tianguistas del lugar, encabezados por un comerciante apodado “El Oso”, decidieron rebelarse. Me dicen que este último ya traía broncas con Javier el hijo de “Pancho Mugres”. En una ocasión se enfrentaron y terminaron a balazos. Y como en política todo tiene signo y señal, la presidenta municipal de Zaachila, Maricela Martínez Coronel, del partido Morena, aprovecha la oportunidad para ver si se deshace de unos priistas más bárbaros que los pejistas.
Estos dos hechos contribuyen a la rebelión contra “Pancho Mugres” que se agudizó el pasado domingo al intentar afiliar a su organización a mototaxistas y tianguistas que son clientela del Morena y están en la colonia (agencia municipal de Zaachila) Vicente Guerrero. Si bien es cierto que ya están hasta la madre de las extorsiones de “14 de junio” la disputa por la clientela política también es causa del conflicto que tiene en serio predicamento al gobierno del estado. Ayer continuaron, uno y otro grupo, midiendo fuerzas y es la hora en que el gobierno no pone orden.

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