Falló la política
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Falló la política

 


Tarde y noche de caos y pánico nos endosaron el lunes los campesinos de la Sierra Sur, principalmente de Teojomulco, Texmelucan, Zenzontepec, Xochiltepec, entre otros, movidos por activistas del Morena.
El responsable de la política interna, Anuar Mafud, como dicen, “aguantó vara”. Aunque fueron retenidos diez policías, la orden fue no responder con la misma fuerza. Por el contrario, recibió a media docena de presidentes municipales, negoció con ellos y hasta se tomó la foto. Primero fueron los desmanes y luego el apapacho. Terminaron con la foto del recuerdo, algunos convenios políticos con esos pueblos para reparar sus caminos y concluir otras obras que el gobierno ha postergado. Es la política. A propósito de estos violentos acontecimientos y otros que generan intranquilidad como el asesinato de políticos en campaña, recuerdo un breve relato de la analista Guadalupe Robles: “El día que la gente se cansó de la política”.
La escritora recrea que “decepcionado el pueblo por la corrupción, impunidad y violencia, así como la ineficacia de sus gobiernos, dijo no más a la política. Y a los políticos. Estaba convencido que la política era la culpable del caos y la decepción que había invadido el espacio social. Que los culpables eran miles de políticos que habían traicionado la confianza y las causas de la gente, cualquier cosa que ello significara.
“No quiso saber de partidos, instituciones, políticos y discursos. Tampoco de leyes y obligaciones. En su lógica, si los gobiernos no habían cumplido, el pueblo no tenía por qué hacerlo.
“Comenzaron a organizarse para hacer un frente común contra la política. Surgieron varios líderes radicales, que convencieron de que las acciones a emprender tenían que ser de extrema dureza.
“La masa se llenó de regocijo. Por fin podría deshacerse de la clase política y con ello daría fin a la era negra de la corrupción, impunidad e ineficiencia. Lo más cercano al paraíso. Lo que ninguno de los dirigentes previó o no quiso escuchar, es qué iba pasar ante la ausencia de autoridad en las calles, escuelas, comercios y hospitales. También con los transportes y las telecomunicaciones, entre una larga lista de asuntos.
“En unos cuantos días, las calles se convirtieron en un campo de guerra en el que nadie que no pudiera defenderse por sí mismo, podía sobrevivir. En unas cuantas semanas de desaparecida la política, no había libertad, alimentos, hospitales, comunicación y absolutamente nada de seguridad. Nada”, (hasta aquí el artículo).

Abuso de la política
Es un tema muy sugestivo después de que nos enteramos de tres sucesos casi anunciados: el asesinato de candidatos de diferentes partidos (ayer fue baleado el candidato, por tercera ocasión, a presidente municipal de Pochutla, Raymundo Carmona), el libertinaje de parte de esos mismos partidos y sus activistas, así como la excesiva tolerancia de parte del gobierno. Todo en nombre de la política tan degradada, pero desgraciadamente, necesaria.
1. En San Vicente Coatlán rechazaron al candidato del Morena para diputado de esa región, Emigdio López. En la zona comentaban que su actitud era la del ladino dominante ante sus hermanos de raza por su calidad de agrónomo y alto funcionario de gobierno. Por eso no permitieron su mitin en Coatlán. La dirigencia del Morena informó que Emigdio hizo visitas domiciliarias y al regresar fue abatido con tres de sus colaboradores.
2. Emigdio recomendaba el uso potencial de la presión social violenta a los campesinos y autoridades municipales que asesoraba de la Sierra Sur.
3. El terrorismo de los manifestantes contra los burócratas estatales -la primera ocasión fue en Ciudad Administrativa- prendió los focos rojos del sistema de seguridad. Prevenía sobre los métodos que de vuelta usaron los manifestantes. Lanzamiento de proyectiles contra edificios públicos, destrucción de señalamientos y cámaras de vigilancia, agresión a los transeúntes y reporteros, secuestro de burócratas y policías, amenaza con machetes, etc. ¿De dónde la mano negra que mueve estas perversidades? Obvio, de la política.

Así no
A reserva de que, después del recuento de daños, la autoridad fije montos y señale responsables directos, vale decirles a los políticos que así no. Que el fin no justifica los medios. Sobre todo al Peje AMLO y sus operadores.

La misma gata
En vísperas de las elecciones sigo con las anotaciones que prueban que los partidos políticos, todos incluyendo al Morena, emergen de la misma cloaca. La mentira del “cambio” nos la recetaron con Gabino. La intención es que el ciudadano razone su voto ¡Oaxaca tiene memoria!
Esta es la “honestidad valiente” de López Obrador.
Los Landsmanas también han sido señalados por lavarle dinero a grupos criminales en México y Colombia, y su abogado de cabecera, como descubrió PejeLeaks gracias a filtraciones de ex ejecutivos de Corporativo Kosmos, es Julio Scherer Ibarra, consejero nacional de Morena, asesor, operador político y abogado personal de Andrés Manuel López Obrador, y coadministrador del fideicomiso de Morena para ayudar a los damnificados por los terremotos de 2017.

Abogado de la mafia
Los Landsmanas son una familia de empresarios, dueños de uno de los consorcios industriales más poderosos y corruptos de México. Su apellido, extraño y difícil de pronunciar, es prácticamente desconocido por la mayoría de los mexicanos. Estos oscuros hombres de negocios provienen de Lituania, un pequeño y frío país del norte de Europa que fue parte de la Unión Soviética hasta 1991. En 1959, Pablo Landsmanas Dymensztejn, quien podría ser considerado el patriarca de la familia, dejó su patria y llegó a México huyendo de un régimen comunista que restringía sus libertades individuales, pero sobre todo su libertad de hacer negocios. En México su situación sería completamente diferente.
Al llegar a México, Pablo Landsmanas comenzó a trabajar de inmediato en empresas de alimentos creadas por otros inmigrantes europeos, y poco tiempo después fundó su propia compañía, la carnicería La Modelo, semilla de lo que posteriormente sería el Corporativo Kosmos. Al morir, Pablo heredó su negocio a sus hermanos Elías y Jorge Landsmanas Dymensztejn, quienes a base de corrupción lo convirtieron en un conglomerado que domina el mercado de los alimentos en México. (Continúa)

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