De influencers a influencers
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Entre columnas

De influencers a influencers

 


En varias ocasiones he mencionado cómo el ser humano es creado a imagen y semejanza de su creador, y como consecuencia, cuenta con las mismas características: omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia, y no es que las ejerzamos  de manera directa, sino que, a través del desarrollo, la evolución y el uso de la razón, hemos logrado perfeccionarlas, de tal suerte que el día de hoy, con el uso de las tecnologías, podemos interactuar en diversos lugares a la vez, sin necesidad de estar presentes físicamente, es así como, por ejemplo, mi opinión puede ser leída y escuchada sin necesidad de que me encuentre físicamente o de manera presencial interactuando con el destinatario de este mensaje.

Desde la prehistoria, hemos tenido la necesidad de comunicarnos con nuestros semejantes, para transmitir nuestros sentimientos, ideas y pensamientos y es a partir de la invención de la escritura que comenzamos a poder dejar registros de nuestros actos para las nuevas generaciones, y es así como la comunicación se ha convertido en una herramienta indispensable para el desarrollo de la civilización.

Lo anterior adquiere especial importancia en la actualidad, pues derivado de la pandemia por COVID 19 que vivimos como humanidad, se han tenido que establecer medidas de sana distancia que impiden el contacto físico y directo, así como las aglomeraciones o reuniones colectivas, cambiando completamente la forma de interacción del ser humano, volviéndola incluso mas técnica y menos afectiva, es por ello que el uso de las tecnologías de la comunicación se han convertido en una herramienta indispensable para prácticamente cualquier actividad académica o profesional, teniendo como consecuencia que personas mas jóvenes tengan acceso al internet y a las diversas redes  sociales.

Es así como surge la figura de los influencers, entendiéndose como las personas que tienen credibilidad en las redes sociales y por consecuencia, puede influir en la opinión de grandes grupos de personas, convirtiéndose así en desarrolladores de contenido, reconocidos por una audiencia con gustos afines, su rango de acción son precisamente las redes sociales, como: Facebook, Twitter, Instagram, Tik Tok, Youtube y los diversos medios digitales de difusión de información y actualmente son muy bien remunerados.

En virtud de lo anterior, y al tratarse de una profesión que no se encuentra regulada para su ejercicio, es que han surgido toda clase de influencers, muchos de ellos que se preparan en materia de comunicación para poder transmitir sus ideas, así como hacer un uso profesional de sus plataformas digitales y generar opinión pública, difundir información de interés público e incluso comercializar productos, pero por otra parte, surgen personajes sin talento, ni principios que buscan alcanzar la fama a través de bromas pesadas, como es el caso de “Rey Grupero” en México, o los hechos recientes protagonizados por Milton Andrés Domínguez Anaya, mejor conocido como Jay Tomy, quien subió un video en Instagram en el cual, a manera de “broma” hizo pasar barras de jabón por paletas de chocolate, repartiéndolas a adultos mayores en las calles de Cartagena, Colombia, lo cual, por supuesto, además de ser de mal gusto, afecta la salud de las víctimas de dicha broma, y posteriormente publicó unas disculpas con un tono soberbio, victimizándose, el cual aprovechó para promocionar sus redes sociales, razón por la cual, al parecer será sancionado por las autoridades de su localidad.

El problema aquí es la tendencia que tenemos de volver famosa a gente que realmente no aporta nada, quienes pueden convertirse en ejemplo de los jóvenes que el día de hoy pasan mucho más tiempo frente a una computadora, debemos recordar que entre lo sublime y lo ridículo existe una línea muy delgada, y es buen momento para que la comunidad de influencers reflexione sobre la importancia de su función ante la sociedad.

Es cuanto.

@jaivelmar