Creación del Tribunal Constitucional Federal: control innecesario
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Entre columnas

Creación del Tribunal Constitucional Federal: control innecesario

 


La historia de un hombre es la historia de la humanidad, es por eso la importancia de entender que para poder seguir avanzando hacia la civilización, debemos tomar en cuenta las vivencias del pasado y más aquellas que han permitido que los Estados Unidos Mexicanos se constituyan como una república democrática, laica, representativa y federal.

Lord Acton, quien era un historiador político inglés católico y liberal decía con certeza: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, es por eso que a lo largo de diversos procesos de evolución ideológica, la gran mayoría acompañados de movimientos violentos, se ha generado un sistema de contrapesos para mantener el equilibrio en el ejercicio del poder, situación que se encuentra consagrada en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que es el ordenamiento jurídico máximo de nuestra nación, precisamente en su artículo 41, que establece: “El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal.”

El día de hoy, vivimos un momento histórico en nuestro país, en el cual, después de un proceso democrático sin precedentes, Andrés Manuel López Obrador fue electo Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, pero además, su partido, Morena, cuenta con mayoría calificada en ambas cámaras, tanto en la de Diputados, como en la de Senadores, por lo que, cuenta con los elementos necesarios para reformar la Constitución en base a sus necesidades de ejercicio de poder, esto se traduce en que tiene un control de facto sobre dos de los tres poderes de la Unión; el ejecutivo del cual es titular, y el legislativo, en el cual tiene una amplia influencia, ya que no fue Morena quien ganó las elecciones pasadas, sino la figura de Andrés Manuel López Obrador.

Bajo este panorama, institucionalmente, el único contrapeso que existe al ejercicio desmedido del poder que se puede llegar a dar, es precisamente el Poder Judicial Federal y pudimos ver claramente una tendencia a debilitar su imagen en la opinión pública en redes sociales llamando nuevamente al resentimiento, argumentando que los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ganan demasiado por su función de impartir justicia, no obstante que lo anterior, a mi punto de vista, es una medida correcta para evitar incurrir en actos de corrupción, máxime que se cuenta con un código de ética vigente en el Poder Judicial Federal.

Actualmente se encuentra el proyecto de reformar y adicionar diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que buscan reformar el Poder Judicial de la Federación y crear el Tribunal Constitucional de la Nación, pero, ¿esta medida es realmente necesaria?, en mi opinión personal, no, y esto es así en virtud que en términos de lo dispuesto por los artículos 1 y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Poder Judicial Federal ya ejerce una figura denominada “Control Concentrado de Constitucionalidad” que se traduce precisamente en la facultad de dicho poder de salvaguardar la Supremacía de la propia Constitución, a tal grado que, incluso se puede convertir en un legislador de facto cuando una norma jurídica contravenga o no se encuentre contemplada en la propia constitución, que es el pacto jurídico, político y social que como pueblo de México hemos realizado, entonces, considero que la creación de dicho Tribunal debilitaría las funciones inherentes al poder judicial federal y obedece a la intención del Presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador de mantener un control pleno del poder público y nadie debe ejercer un poder pleno sin contrapesos, pues de ahí surgen los excesos del poder constituido que generan las miserias morales de los pueblos.

El ejercicio del poder público requiere contrapesos y equilibrio, eso lo podemos constatar en todos los niveles de Gobierno, pues en el Federal, el ejecutivo lo ejerce el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; el Legislativo, las cámaras tanto de Senadores como de Diputados y el Judicial la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los Tribunales Federales; en los Estados: El ejecutivo lo ejerce el Gobernador, el legislativo la Cámara de Diputados y el Judicial el Honorable Tribunal Superior de Justicia y a nivel municipal, por lo menos en el Estado de Oaxaca: El ejecutivo lo ejerce el Presidente Municipal, el Legislativo el Cabildo y el Judicial el Alcalde Municipal, por lo que nos encontramos en la búsqueda a la incógnita cuya postura se debaten Maquiavelo y Montesquieu: ¿El corazón del ser humano es maligno por naturaleza y solamente un poder externo evitará que se convierta en el lobo del propio hombre o el ser humano es virtuoso por naturaleza y el pueblo debe ejercer su soberanía para evolucionar a la civilización? En mi opinión, debemos seguir evolucionando hacia la virtud.