No a los alimentos chatarra, sí a la salud de la niñez
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El hombre y su palabra

No a los alimentos chatarra, sí a la salud de la niñez

 


Una vez más las miradas de todo el país se enfocaron en el Congreso de Oaxaca, donde anteriormente fueron aprobados el matrimonio igualitario y la despenalización del aborto, con lo cual nuestro estado se colocó a la cabeza en el respeto y protección de los derechos humanos a nivel nacional.

En esta ocasión el interés se centró en la iniciativa de la diputada de Morena Magaly López Domínguez, a través de la cual buscaba reformar el Artículo 20 Bis de la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, de tal manera que se prohibiera la distribución, donación, regalo, venta y suministro de bebidas azucaradas y alimentos envasados con alto contenido calórico a menores de edad; se impidiera la instalación de máquinas expendedoras de golosinas y refrescos; y, se negara la venta y suministro de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico en escuelas públicas y privadas de educación básica y media superior.

Aunque Morena y el Partido del Trabajo son mayoría en el congreso, eso no era garantía de que la reforma fuera aprobada, dado que ésta afecta a los intereses de las grandes empresas, de ahí que generara tanta expectativa la sesión. En su exposición, la diputada Magaly López fue contundente: Oaxaca se encuentra entre los primeros lugares en obesidad infantil en el país; de acuerdo con los Servicios de Salud de Oaxaca, 28 de cada 100 niñas y niños oaxaqueños padecen sobrepeso u obesidad. Asimismo, dejó en claro que ninguna sociedad puede privilegiar las ganancias de la industria de alimentos chatarra antes que la salud y vida de niñas, niños y adolescentes; explicó que la medida no iba generar la catástrofe económica que tanto anuncia el sector privado. Cerró diciendo que “al votar esta iniciativa histórica, vamos a saber de forma cierta quiénes están a favor de los intereses económicos, de los grandes capitales, y quiénes apuestan por la protección de la salud y la vida de las niñas y niños oaxaqueños”.

En contraste, durante la discusión de la iniciativa la diputada del PRI Yarith Tannos refirió que no todos los sectores de la sociedad habían sido tomados en cuenta. Mencionó que es obligación de los diputados escuchar a los abarroteros, chocolateros, panaderos, tejateras, etc. Como ocurre en estas situaciones, se toma como ejemplo a los pequeños productores y comerciantes, quienes apenas obtienen una ganancia mínima, en vez de dejar en claro que lo que realmente se defiende son los intereses empresariales.

Después de la discusión, se procedió a votar. Con 31 votos a favor, fue aprobada la iniciativa, convirtiéndose Oaxaca en la primera entidad del país en prohibir la venta y distribución directa de alimentos chatarra y bebidas azucaradas a niñas, niños y adolescentes.

Con la aprobación de la reforma se da un paso importante en la regulación de alimentos con alto contenido calórico. Por supuesto, no se puede esperar que esta medida sea suficiente para erradicar la pandemia del sobrepeso y la obesidad en la entidad, pues debe ir de la mano de campañas de educación alimentaria y nutricional, así como de una mayor oferta de alimentos saludables. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), un mexicano consume en promedio 27.3 kilogramos de alimentos ultraprocesados y 184.9 litros de bebidas azucaradas al año, lo cual nos coloca entre los principales países del mundo en el consumo de este tipo de productos.

Las organizaciones internacionales de salud pública han advertido de los grandes riesgos que conlleva el consumo excesivo de alimentos con alto contenido calórico, pues es un factor causante del sobrepeso y la obesidad, además de enfermedades no transmisibles como la diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras.

Hay que reconocer que hasta ahora vemos propuestas y acciones reales encaminadas a combatir la pandemia del sobrepeso y la obesidad, puesto que en los años pasados solo se buscaba influir en la toma de decisión de las personas mediante campañas de concientización, lo cual era absurdo frente a la excesiva oferta de alimentos chatarra y la engañosa publicidad. Muy pronto esteremos observando el nuevo etiquetado frontal de advertencia, el cual consiste en octágonos que alertan de forma rápida, sencilla y clara cuando un producto alimenticio o bebida azucarada contiene altos niveles de grasas, calorías o azúcares, y que en otros países de la región ha logrado disminuir el consumo de éstos.

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