Demoler
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El Crematorio

Demoler

 


A través de la historia destacan las arbitrariedades y atentados contra la humanidad; entre ellos sobresale Hitler como máximo exponente de la vileza humana, y en la actualidad vemos en la escena política nacional la actuación de un personaje maligno, cruel, soberbio y obsesivo compulsivo por demoler las instituciones y aniquilar los organismos autónomos en su quehacer político, fisurando de forma irremediable e irreparable nuestra democracia que tanto esfuerzo le ha costado consolidar al pueblo de México. López Obrador trata de apoderarse de las instituciones y de los organismos autónomos que limitan su poder y pisoteando la Constitución trata de imponer su hegemonía con un gobierno a modo, en donde solo gobierne con un poder absoluto y sin someterse a ninguna ley, sin contrapesos, ni oposición alguna.

En su desmedida ambición por el poder absoluto trata de apoderarse del Instituto Nacional Electoral para solapar los excesos en una votación que ya luce menoscabada y con una notable inclinación por el partido en el poder, cuyo factor denominador es la diatriba y la mentira, más aún cuando viene postulando al lumpen nacional a los peores elementos que pésima reputación ha encontrado en su camino y ha impuesto a través de manipuladas encuestas que automáticamente le han alejado a los votantes, antes de la elección. Como son el pedófilo y violador Félix Salgado Macedonio, en Guerrero, y en Campeche la cuestionada y locuaz Laila Sansores, que son ampliamente repudiados al igual que otros candidatos en otras entidades del país.

Por ello, el empeño de López Obrador de doblegar al INE y desaparecer el Instituto Nacional de Transparencia, así como el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Federal de Competencia y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que está última ya depende totalmente de él. De lograrlo sería un duro golpe a la democracia, pues son los contrapesos que garantizan las libertades en México.