AMLITO-LALITO
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Opinión

El Crematorio

AMLITO-LALITO

 


Bien es sabido que México desde los inicios del Partido Nacional Revolucionario (PNR), en los años 20, se transformó en una democracia disfrazada y encabezada por el caudillo Plutarco Elías Calles, quien mantuvo la hegemonía nacional a través de este partido oficial, por no decir oficioso, que detuvo de golpe y porrazo, la guerra de guerrillas, en la cual caudillos militares, en su lucha de poder, masacraban al pueblo mexicano. Desde entonces, México ha vivido una “calma chicha”, una aparente paz que sólo ha sido trastocada por la guerrilla que inició en Ciudad Madero, Chihuahua, en los años 60. El PNR se transforma más tarde en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que mantuvo la “democracia” en la nación. Diversos fueron los caudillos que encabezaron el partido dictatorial que trazaba la vida institucional de los mexicanos; fue hasta que llegó el panista Vicente Fox Quezada a la presidencia  de la República (2000), que expulsó al PRI de Los Pinos, y luego, tras un sexenio Calderonista, llegó el saqueador Enrique Peña Nieto, quien expulsó definitivamente al PRI del poder, con la esperada llegada a Palacio Nacional de Morena.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se convirtió en el Caballo de Troya de la 4T, con Alejandro Moreno Cárdenas “ALITO” al frente, hijo putativo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México; que mantuvo lo que queda del ex partido oficial para simular una oposición dócil, tenue y dúctil. AMLITO así mejor conocido por su servil inclinación al redentor de Macuspana. Siendo uno de los gobernadores de la camada priista que destacó por su entreguismo e inclinación por los caprichos presidenciales, que bailaba al son de la tonada que le tocaban, entregando la plaza y fortaleciendo la creencia que en México existe oposición y obvio democracia. Ja, ja, ja.  

Oaxaca, desde las pasadas elecciones, por designios superiores, se rindió ante Morena; no existe el PRI, sólo es una entelequia para darle forma a la democracia, y así, observamos a un neopriista débil e inexperto y ausente, que no entiende de plataformas políticas, ni principios partidistas, es Lalito, Eduardo Rojas Zavaleta, que no ata ni desata y pasará a la historia como el más anodino de los dirigentes priistas, dando origen al binomio “troyano” AMLITO-LALITO.