Activismo pernicioso
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Activismo pernicioso

 


El periodista, por la labor que desempeña entre la sociedad, se ha convertido siempre en un espectador de primera fila. Su capacidad de observación de la realidad le hace intuir, con las experiencias vividas, escenarios a veces catastróficos y preocupantes. Bajo esa premisa, bien podemos decir, que el trasfondo político de las acciones del magisterio afiliado al llamado Cártel 22 y su brazo violento, la Coordinadora de Estudiantes Normalistas del Estado de Oaxaca (CENEO), tienen como propósito crear un ambiente de ingobernabilidad. En este escenario se inscribe la persistencia de continuar con los paros locos, el bloqueo al Aeropuerto Internacional de Oaxaca y los atentados en contra del turismo y, en general, del derecho al libre tránsito del resto de la población.

Entre los diversos sectores sociales oaxaqueños, ésos donde el ciudadano tiene que trabajar para poder llevar al gasto a sus familias; entre los empresarios y comerciantes, que generan fuentes de empleo y pagan sus impuestos y, en general, toda la población que sólo le apuesta a vivir tranquila y sin sobresaltos, hay un justificado hartazgo. Oaxaca ha vivido a merced del radicalismo magisterial los últimos 43 años. Sabe hasta dónde, el miedo de los gobernantes a aplicar la ley, puede convertirse en un eje de una situación de excepción, como la que vivimos en 2006 y que nadie quiere verse de nuevo en dicho escenario. Por ello, mucho hemos insistido en que no deben otorgársele más privilegios, sólo los que le competen conforme a la ley. El magisterio oaxaqueño, habituado ya a estar en las calles y no en las aulas, pretende seguir convertido en un poder fáctico, que emplea el terror, el amago y la amenaza, para saciar su ambición gremial y personal.

Se pretende justificar ese activismo pernicioso, carente de ideas y repetitivo que, nada tiene que ver con las reivindicaciones sociales, como es el hecho de que, en el pliego de demandas magisteriales, aparezcan peticiones como el castigo a los “represores” del 2006 o justicia a los muertos de Nochixtlán, el 19 de junio de 2016. Esto es: las exigencias no son genuinas y de carácter gremial sino políticas; tampoco tratan de reivindicar a los maestros, sino de aprovecharse de su ignorancia y del clima de terror que han extendido en las mismas filas del Cártel 22, para seguirlos llevando como carne de cañón a sus marchas, pues lo que les apura a sus dirigentes, es tener mártires y víctimas.

 

Golpe a la educación

 

Algunos de los puntos que el magisterio oaxaqueño históricamente trata de afectar en sus movilizaciones es la economía. En ello se inscribe su permanente amenaza al turismo nacional y extranjero que visita la capital o el estado. Sin embargo, el revés más letal es hacia la educación pública, la que imparte el Estado. Es decir, el activismo pernicioso no repara en ello, sino sólo en convertirse en un gremio privilegiado, que se asume hacer la revolución, pero en sus bolsillos; que lucra con el salario que le otorga el Estado como pago a su desempeño docente, sin que el aludido cumpla con el mismo. Por ello, Oaxaca es de las entidades del país que arrastra un rezago educativo mayor al de cualquier entidad, ni siquiera comparable a donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), tiene presencia, como Michoacán, Guerrero o Chiapas. Aquí, los dirigentes y manejadores del así llamado Cártel 22, han hecho de la educación pública un mal remedo.

Si bien es cierto que la educación pública en el país está por los suelos y que, los libros de texto gratuitos en nada han contribuido en estos cinco años que lleva el gobierno de la llamada Cuarta Transformación, sino a hacer más grande la brecha de la ignorancia, también es cierto que, en ese atraso escolar, Oaxaca se lleva los primerísimos lugares. Ello ha sido constatado por diversos organismos civiles, como “Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad”, estigmatizado por el presidente López Obrador. Otros organismos, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), han advertido en repetidas ocasiones, el grave rezago que arrastra el país en materias básicas como matemáticas y español. Pero, de ello no saben los democráticos mentores. Sólo saben de alargar la mano y exigir más prebendas y dádivas.

Con estos paros locos, con esta reactivación del activismo pernicioso y radical, se sigue afectando la educación pública y a más de un millón de educandos. No se puede omitir que, durante los años de pandemia, el aprendizaje en las escuelas que controla el Cártel 22, se desplomó por completo. Miles de maestros (as) tomaron la emergencia sanitaria como período de vacaciones. En las zonas rurales, con el pretexto de la pobreza y de falta de conectividad, dejaron a sus alumnos al garete, sin importar el gravísimo daño ocasionado. Sin embargo, la quincena nunca dejó de fluir.