Atípica sustitución
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Opinión

Editorial

Atípica sustitución

 


Hace poco más de una semana, la LXV Legislatura del Estado, de un plumazo borró al llamado Comité de Autenticidad. En la exposición de motivos del ejecutivo estatal, quien envió la iniciativa, se ubica a dicho órgano como parcial, poco informado e injerencista en la tradición de nuestros pueblos, particularmente las comunidades indígenas. En años anteriores, en este mismo espacio editorial, mencionamos algunos de los excesos de dicho comité, en realidad un ente ajeno que calificaba la autenticidad o poca originalidad de los bailes y tradiciones de aquellas delegaciones que palomeaba para asistir a la representación de nuestra fiesta máxima: La Guelaguetza. En muchos sentidos no le hace falta razón al ejecutivo ni a los y las diputadas que aprobaron su desaparición. El referido Comité fue objeto de muchas protestas y reclamos. En entrevista reciente, uno de sus integrantes reconoció que quien impuso su voluntad en los últimos años fue la esposa del ex gobernador.

El pasado lunes, el gobernador presentó a los 75 miembros de los comités interculturales que serán los que, a partir de este año, validarán la digna representación comunitaria y cultural de las delegaciones que participarán en los festejos de julio. Los referidos comités representarán particularmente a los diversos grupos étnicos de Oaxaca: zapotecos, mixtecos, chatinos, zoques, mixes, chocholtecos, mazatecos, zoques, ikoots y otros. Se trata pues de un viraje importante e inédito en nuestra tradición, pues echa abajo las decisiones ciertamente parciales de un comité que tuvo potestad para elegir o rechazar, durante al menos los últimos cuarenta años. Suponemos que al igual que el desconocido comité, los similares interculturales habrán de operar de manera honoraria.

Lo importante de esta mutación es que la elección de las delegaciones no se vaya a convertir en una cena de negros y que, como lo hemos visto, que el favoritismo se imponga sobre la cordura, la autenticidad y originalidad. Recordemos nada más que en tiempos pasados la potestad del gobernador en turno impone de facto la presencia de la región de donde es originario. Esto es: lo primero que debe prevalecer en los citados comités interculturales es la claridad en sus reglas de operación. Sólo de esa manera no habrá reclamos ni impugnaciones en sus decisiones. La cuestión es permitir que todos los pueblos originarios participen, pero evitar los tediosos bautizos, bodas y mayordomías, que le han quitado a nuestra fiesta máxima su esplendor y colorido.

 

Hechos preocupantes

 

Cuando en los discursos oficiales se menciona a nuestra industria sin chimeneas ya es común ponderar sus bondades en el crecimiento económico, la generación de empleos, inversiones y, sobre todo, nuestras temporadas de mayor afluencia. Aparte, claro, de los beneficios a los prestadores de servicios turísticos, principalmente tal como se manejan las cifras oficiales de afluencia de visitantes, derrama económica y promedio de ocupación en establecimientos de hospedaje. Ya tenemos en puerta las fiestas de julio, pero poco se repara en la seguridad que hay que brindarle al turismo nacional y extranjero que nos visita. Cada temporada vacacional lo que se destaca en la nota policíaca es el ataque al turista, los cristalazos, el robo de maletas, cámaras fotográficas, teléfonos celulares, etc. Ciertamente, aunque se diga lo contrario, nuestra entidad no es un remanso de paz para los visitantes.

En efecto, se han dado secuestros, asesinatos y demás de turistas. La semana pasada fue nota nacional e internacional el ataque que sufrieron tres visitantes provenientes de la República de Argentina en las Lagunas de Chacahua. Un sujeto se abalanzó con machete en mano sobre dos hombres y una mujer, dejándolos gravemente heridos. Benjamín Gaumond murió. Hace al menos tres o cuatro años, un estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desapareció misteriosamente por esos mismos rumbos y hace menos de un mes, una mujer originaria de Tailandia, habría sido presuntamente atacada por cocodrilos. No existen advertencias a los turistas sobre los peligros que existen en la zona, pero, sobre todo, de la inseguridad que se ha abatido sobre la Costa oaxaqueña en los últimos años.

El destino turístico principal, Puerto Escondido, tampoco se salva de hechos tan desafortunados. Ahí se han dado vendettas y hechos de sangre en céntricas calles. Se han presentado, asimismo, secuestros y asesinatos de turistas nacionales y extranjeros. El lunes pasado, un turista canadiense murió tras recibir disparos de arma de fuego. Si el gobierno estatal no puede garantizar la seguridad de los visitantes, por más que publicite o difundan nuestras bellezas, destinos de playa o parques nacionales como Chacahua, la difusión de hechos negativos como los que apuntamos líneas arriba serán una piedra en el zapato en la industria sin chimeneas. Es urgente que la titular de la Secretaría de Turismo, ponga atención en estas situaciones. En nada ayudan teniendo en puerta las fiestas de julio.