Actuar sin dilación
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Actuar sin dilación

 


No fueron pocas veces que en este espacio periodístico hicimos críticas y advertencias respecto a la celeridad y mala calidad de los materiales con los que es estuvieron llevando a cabo algunas obras que, antes de concluir su mandato, entregó el exgobernador Alejandro Murat. Con toda oportunidad señalamos que la obra de “Símbolos Patrios”, no sólo había generado una gran inconformidad social y enojo ciudadano, además de que avanzaba con lentitud, lo que haría que no se pudiera concluir en tiempo y forma. Los resultados están a la vista. De igual manera constatamos la mala calidad de los materiales usados y la celeridad en la obra denominada “Circuito Interior” que, a pocos días de haberse abierto a la circulación había exhibido fallas y hundimientos. Pese a ello, la misma fue entregada “al pueblo oaxaqueño”, como si se tratara de una magna obra y no de algo que, en los últimos días ha sido calificada como un fiasco.

En efecto, desde hace días en las benditas redes sociales han circulado fotos y videos de partes considerables de dicha obra, prácticamente destruidas, sobre todo hundimientos, socavones y partes totalmente intransitables. Se trata de una obra que fue concluida no tiene más de tres meses y es grave que presente ese tipo de anomalías. Es evidente que las empresas constructoras o las contratistas no cumplieron con las especificaciones que debe tener una obra de dicha naturaleza o, eventualmente, los exfuncionarios de la exSecretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial Sustentable (Sinfra), hoy Secretaría de las Infraestructuras y Comunicaciones, se desentendieron de su responsabilidad o habrían incurrido en corruptelas y peculado.

El pasado miércoles trascendió que dicho tema está en manos del Congreso del Estado, en donde se hace el análisis respectivo para proceder ante las autoridades competentes y fincar responsabilidades. Es importante subrayar que, desde antes del inicio de la actual administración, se mencionó a menudo el tema de las llamadas obras “emblemáticas” y de su principal promotor, el extitular de Sinfra, Javier Lazcano Vargas. Lo importante es que el gobierno de Salomón Jara vaya más allá del espectro mediático y, de ser el caso, se finquen responsabilidades. Ya no se trata sólo de especular sino de constatar los daños que presentan las obras, si cumplieron o no las especificaciones correspondientes, si las empresas que fueron contratadas cumplieron o si hubo malos manejos. Pero hay que proceder, no quedarse en el sólo plano del escándalo mediático.

 

Cadena de desaciertos

 

El caso de los tres menores de edad, de los cuales fallecieron dos, infectados de rabia por la mordedura de un murciélago en la comunidad de Palo de Lima, en la Sierra Sur, según se publicó en las páginas de EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, se dio una cadena de negligencias, apatía e irresponsabilidad. Y es que, según testimonio de la madre de los pequeños, desde que se dieron los hechos buscaron auxilio de las autoridades sanitarias sin lograrlo. Si bien es cierto que el caso en mención, algo inédito en pleno Siglo XXI, y más aún cuando la rabia provocada por mordedura de perros contagiados se había prácticamente desterrado en el estado, tuvo mucha publicidad, también lo es que dicho caso puso en evidencia el precario sistema de salud que tenemos en la entidad, con mayores limitaciones en las zonas rurales.

A todo ello hay que agregar el ausentismo de médicos y enfermeras en los centros de salud o en los hospitales de atención básica que están diseminados en toda la geografía oaxaqueña. Ocurre algo similar como el magisterio: los mentores llegan de martes a jueves y nadie les dice nada, pues el sindicato les solapa la irresponsabilidad. Es cierto, la carencia de especialistas es una realidad muy dolorosa. La mayoría de quienes terminan su especialidad con uno y mil sacrificios, no se resignan a salir de la ciudad o los centros urbanos, además de los bajos salarios que reciben. Precisamente por ello, no acuden ni de chiste a las zonas rurales en donde se reclama su presencia.

Sin embargo, justificaciones puede haberlas y muchas, pero no para validar la cadena de negligencia e irresponsabilidad que, según los familiares se dio en el caso de los menores contagiados de rabia. Los Servicios de Salud en la entidad (SSO) están obligados a emprender una investigación para deslindar responsabilidades y dejar de acosar a la familia de las víctimas, pues ésta no sólo tiene que cargar tras de sí el dolor de la pérdida de sus hijos sino, además, que les nieguen el certificado de defunción. Ojalá, asimismo, que la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), pueda realizar sus propias pesquisas para dilucidar qué fue lo que ocurrió en realidad en este caso tan sonado, pero tan triste. Una recomendación de dicho órgano puede ser el inicio de todo un proceso de restauración de la confianza en el sistema sanitario estatal.