Esparcimiento y deterioro
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Editorial

Esparcimiento y deterioro

 


De una cosa podemos estar ciertos: a pesar de su inclinación hacia disciplinas deportivas como las competencias de triatlón o carreras, el gobierno de Alejandro Murat ha mostrado un profundo desprecio por los espacios deportivos que le legaron los gobiernos anteriores. El mejor ejemplo es el deterioro brutal del parque “El Tequio”, que luce remontado y con la pista de tartán que algún día fuera orgullo de quienes practicaban ahí, hecha pedazos. Durante el actual gobierno –estamos convencidos- no ha existido el menor propósito de rehabilitar dicho parque o hacer inversiones aunque fueran modestas para devolverlo al pueblo de Oaxaca, particularmente a esos sectores humildes que solían acudir a dicha espacio como lugar de esparcimiento. Hasta el gobierno de Gabino Cué se trató de tener dicho espacio deportivo en condiciones más o menos aceptables.

Otro espacio en donde se nota el abandono es en el llamado Polideportivo que fue, hay que reconocerlo, una de las obras emblemáticas de la anterior administración y tuvo en su momento, una gran aceptación de los deportistas oaxaqueños. La semana anterior circularon en redes sociales fotografías de la alberca de dicho espacio, ubicado en donde alguna vez fue el parque deportivo “Venustiano Carranza”. Poco se sabe, pero suponemos que ha corrido igual suerte otros espacios deportivos, cuya protección y salvaguarda están a cargo del gobierno estatal, como son los parques “Colosio”, ubicado en la agencia municipal de San Felipe del Agua o el parque de beisbol, “Vinicio Castilla”, que algún día estuvieron a cargo de un área de la Secretaría de Administración denominada “Programas Especiales”.

Esto es, durante el actual gobierno no sólo estamos huérfanos de obras relevantes o de gran calado, sino además, las que dejaron administraciones anteriores lucen en el abandono y con una notable apatía de los funcionarios responsables para mantenerlos en condiciones aceptables y decorosas. Se entiende que muy poco se puede hacer a escasos tres meses y medio que faltan para concluir esta gestión gubernamental. No obstante, es importante señalarlo pues tal parece que en ello se dio una lamentable contradicción: un ejecutivo estatal deportista que abandona durante su administración los espacios en donde el pueblo busca el sano esparcimiento. No se trata de clubes privados o elitistas, sino de espacios populares con libre acceso a todos.

 

Vernos en ese espejo

 

En este deplorable influyentismo, amiguismo, compadrazgo, complicidad y connivencia que ha traído consigo el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con sus evidentes ligas con los grupos criminales y en abierta contradicción a lo que defendieron y sostuvieron hace apenas unos años, tal parece que ni bien se ha sentado en el cargo el gobernador electo, Salomón Jara Cruz, cuando el futurismo político asoma en el horizonte, teniendo como principales protagonistas a parientes cercanos y lejanos que, comentan algunos colegas, ya están en abierta precampaña. Lo que sorprende es que el país se está haciendo pedazos en la inseguridad y en políticas fallidas y hay quienes piensan que todo es beneficio político, nepotismo y futurismo, como si México y Oaxaca por supuesto, fueran un simple laboratorio de ensaye para los experimentos del partido en el poder.

Sería imposible no tomar en cuenta que el horno no está para bollos como se dice en la jerga popular, más aún en entidades que algún día se caracterizaron por su bonanza económica, por generar empleos, por su estabilidad política, como Guanajuato, Jalisco y Chihuahua, que han sido objeto de acciones de terror de grupos criminales en los últimos días, pero que, casualmente, son gobernadas por partidos opositores a Morena. Es decir, esto no es algo fortuito. Pese a la simpatía que sigue teniendo el gobierno del presidente López Obrador, en donde se ha lucrado con los programas sociales como en los peores tiempos de la hegemonía priista, hay un convencimiento tácito entre el resto de los 30 millones de mexicanos que apoyaron el proyecto de la Cuarta Transformación que se han desencantado y que, en 2024 seguramente sacarán la casta. Nada en este país, hasta el momento, ha caminado como se ofreció a los mexicanos.

Los grupos criminales están desatados. Han dominado prácticamente todo el territorio nacional, incluyendo Oaxaca. ¿Cómo imaginar el futuro político de una élite que recién se enquistará en el poder en nuestra entidad, cuando existen uno y mil problemas qué resolver, uno de ellos es la seguridad que, por lo visto, no está entre las prioridades del gobierno que llega? Siempre lo hemos dicho: Oaxaca es un botín, o al menos así lo ve nuestra deprimente clase política de los colores que sean, pues todo lo que importa es la supremacía y no los grandes problemas, como la pobreza, el rezago educativo, la salud, la seguridad, etc.