La entrega-recepción va
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Editorial

La entrega-recepción va

 


Si bien es cierto que al respecto sólo se han corrido rumores, al proceso de entrega-recepción de esta administración a la que llegará el primero de diciembre, es decir, del gobierno vigente de Alejandro Murat al del gobernador electo, Salomón Jara Cruz, ya le pusieron fecha. En otras administraciones, a estas alturas, ya se tenía un avance importante, pero tal parece que en estos tiempos la prioridad es la Asamblea Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y la designación de delegados. El quehacer gubernamental, los proyectos que habrá de impulsar la administración que entrará en funciones, así como la preparación del equipo que acompañará al gobernador en las diversas áreas, no tiene mucha importancia por el momento. Existe pues un impasse que, para muchos, se habría de terminar pasando los festejos de julio.

Existe en el entorno ciudadano preocupación por las obras que, seguramente, quedarán pendientes para el gobierno entrante, como son las que están a cargo de la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial Sustentable (Sinfra), específicamente la de “Símbolos Patrios” y el Circuito Interior. De la primera ya hemos comentado mucho en este espacio editorial; de la segunda, sólo de las protestas que ha desatado en los últimos meses. Y no hablemos de las carreteras a la Costa y al Istmo, con las que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habría aprovechado la buena fe del gobernador Murat Hinojosa, para traerlo a las vueltas sin haberle dado la oportunidad de inaugurar alguna de ellas. Las fechas de entrega de la primera obra se fueron difiriendo hasta que ya nadie cree en los discursos oficiales. En EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca lo hemos dicho. Con certeza dicha obra no se concluye antes de que termine este gobierno estatal, aunque el gobernador Alejandro Murat diga lo contrario.

Por ello, en el imaginario colectivo del oaxaqueño de a pie, se ha tomado como una broma de mal gusto el llamado “Modelo Oaxaca”, que tanto menciona el ejecutivo estatal y se ha convertido en un tema de conversaciòn cotidiana en cafés, restaurantes de moda o en mesas de bar. Oaxaca está peor que hace seis años en materia de obras públicas y hay muchos pendientes todavía, como es el tema de las escuelas que, desde los sismos de 2017, siguen esperando las bondades gubernamentales para poder recuperar la dignidad perdida. Ello, desde luego, son temas que no permiten mayor dilación para ser documentados en la citada entrega-recepción.

 

Seguridad: Rubro ignorado

 

Las estadísticas de homicidios dolosos en las ocho regiones del estado, pero, particularmente en ciertas regiones del estado, como la Costa, el Istmo, los Valles Centrales y, en los últimos tiempos, la Mixteca, deben servir como referencia para que el gobierno que entrará en funciones en diciembre, no sigan con el viejo mito de que Oaxaca es una de las entidades más seguras del país. Durante las festividades de julio, se dieron protestas. Una, que tuvo como protagonista a la joven saxofonista, María Elena Ríos, pidiendo justicia por el atentado que sufriò en septiembre de 2019 en su natal Huajuapan de León, cuando fue atacada con ácido, que la marcó de por vida y otra, la de una mujer que se acercó a tomarse la foto en uno de los desfiles del Lunes del Cerro, para sacar una cartulina con el número 666, que son los feminicidios que se han cometido en la entidad, durante el gobierno de Alejandro Murat.

Ya es común que para la cartera de Seguridad Pública, tanto gobernadores como presidentes municipales cumplan compromisos políticos y desatiendan la realidad de que son cargos para personas que conozcan del tema y no para improvisados. En el cierre de esta administración, luego de al menos cuatro titulares, dos más o menos con el perfil para el cargo, está a cargo una mujer que, dicho con todo respeto, cuya trayectoria en la materia poco se conoce. Durante el gobierno de Gabino Cué, 2010-2016, ocurrió una situación similar. Salvo el primer titular que tenía una reconocida carrera policial, el resto sólo fue para cumplir compromisos políticos y no para hacer una buena labor. ¿Conclusión? La ciudadanía padeció los estragos de la inseguridad.

Hace poco más de un mes, estadísticas ofiiales y de casas encuestadoras afirmaron que un porcentaje mayor al 57% de los habitantes de la capital oaxaqueña se sienten inseguros. Desde el gobierno de Oswaldo García Jarquín, la inseguridad citadina se ha disparado. Pero tal parece que ello no está entre las prioridades del Cabildo. El actual presidente municipal contrató los servicios de un funcionarario proveniente de Ciudad Juárez, Chihuahua, para ocupar el cargo de Secretario de Seguridad Pública, Vialidad y Protección Civil del municipio de Oaxaca de Juárez. Sin embargo, los resultados a la fecha han sido insuficientes o demasiado limitados. Lo dicho: la prioridad es cumplir los compromisos y soslayar la realidad ciudadana.