Legado en el abandono
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Opinión

Editorial

Legado en el abandono

 


Fiel a sus principios de ser aliado de las grandes causas de los oaxaqueños, EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, ha publicado en sus páginas, temas que urgen de la acción gubernamental, como es el caso de las fuentes que existen en la capital oaxaqueña y que lucen en total abandono. El tema no es un asunto menor. Se trata de elementos fundamentales del entorno urbano y citadino que nos llevan a épocas remotas, cuando dichas fuentes eran utilizadas por sus habitantes, para surtirse de agua de uso humano o para darle de beber a sus animales. La denuncia del abandono ha sido un tema al que volvemos de cuando en cuando en nuestras páginas. Es más, se ha solicitado a la autoridad municipal, abrir una convocatoria para el apoyo de la sociedad civil, que coadyuvará a salvar este patrimonio.

Tal cual como lo hemos publicado, la mayoría de ellas han sido víctimas de la abulia ciudadana o de sus bajas pasiones. Por ello, están llenas de basura o la cantera deteriorada por los efectos nocivos del aerosol del grafiti. No existe pues una cultura de la conservación, de la protección, del cuidado de dicho patrimonio. Ello ha contribuido más al deterioro. Es una reliquia del pasado que, como sociedad responsable, tenemos la obligación moral de proteger. Requerimos de leyes y normas que, con el temor de padecer todo el peso de las mismas, el ciudadano se vea obligado a conservar. Fotos antiguas de la capital oaxaqueña y datos revelados por nuestros cronistas, ubican a dichas fuentes como fuente primigenia de abastecimiento del vital líquido. Se observan aguadores, burros o mulas con botes, cubetas o barricas.

Es pues, un reto para las nuevas autoridades municipales, la creación de planes o estrategias, para salvarlas. Se sabe que empresarios y personas económicamente pudientes podrían estar interesadas en participar, con materiales, con apoyos económicos, etc. Cada día que pasa, cada año de abandono, el referido patrimonio histórico se va deteriorando más y más. Hace falta pues, que el gobierno de Oaxaca de Juárez emprenda acciones creativas y de impacto social, a fin de rescatar no sólo lo que hemos mencionado, sino otros espacios que nos remiten a una época ya extinta de los Siglos XVI al XX, de sitios y espacios que hoy, desafortunadamente, sólo son parte del recuerdo. No es difícil convocar a la sociedad civil a una gran cruzada en favor de este legado de nuestros ancestros.

 

Mito oficial irrenunciable

 

Llama la atención y a veces, hasta mueve a risa, la necedad entre funcionarios estatales, de insistir en que Oaxaca es una de las entidades más seguras de México. Por supuesto que no lo es. El inicio de este año se perfiló junto con Zacatecas, como los dos estados más violentos del país. Hay fuentes periodísticas que estiman en 35 los homicidios dolosos en las dos primeras semanas de enero. Incluyendo, obviamente, al menos 7 feminicidios. Esta situación va acorde a las declaraciones de algunos organismos empresariales que insisten en que las inversiones se han contraído, justamente, por el clima de inseguridad que prevalece en la entidad. Se habla con insistencia de las bondades que traerá consigo en el corto y mediano plazo, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, pero el gobierno federal, responsable de dicho proyecto, ha dejado suelto el tema de la seguridad.

Han pasado al menos tres años de haber arrancado y los trabajos nada más no avanzan. Ahora, porque algunos sindicatos con ligas delictivas están encareciendo el suministro de materiales pétreos, como se ha mencionado en columnas de los diarios Reforma y El Financiero. A ello hay que agregar, el método abominable del bloqueo carretero, que se ha exacerbado no sólo en el Istmo sino en toda la entidad oaxaqueña, incluyendo su capital. Desde hace años, algunas empresas se fueron de la zona istmeña, no sólo por la presencia delictiva y las extorsiones, sino también, por la presión de organizaciones sociales como la Coalición Obrero, Campesino, Estudiantil del Istmo (COCEI) y otras, como la UCIZONI o la Asamblea para la Defensa de la Tierra y el Territorio, que han traído a raya a las empresas que generan energía eólica, aunque también, a tiendas de autoservicio y hasta gasolineras.

Un empleado desleal o irresponsable despedido, es motivo para cerrar negocios, bloquear carreteras o convertir a la región en una tierra de nadie. El bloqueo ya es una institución, al igual que la toma de casetas de cobro. Y seguirán hasta en tanto el gobierno estatal y federal no garanticen un clima de seguridad y libre tránsito. Es cierto, no somos una ínsula de paz social en un país lacerado por la violencia. Pero algo se tiene que hacer. Por fortuna, hay voces que han expresado la urgencia de regular los excesos que se quieren encubrir como libre expresión, como es el caso, justamente, de los bloqueos carreteros, calles y avenidas.