Compromisos y componendas
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Editorial

Compromisos y componendas

 


El pasado lunes muchos oaxaqueños no salíamos del asombro al escuchar en la tribuna mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador, hacer el anuncio de que había decidido designar como embajador ante la República Bolivariana de Venezuela, a Leopoldo de Gyves, conocido activista que, desde los años setenta, ha vivido a la sombra del membrete denominado Coalición Obrero, Campesino, Estudiantil del Istmo (COCEI). ¿Es motivo de orgullo para el pueblo oaxaqueño? Para nada. Retirado en su natal Juchitán de Zaragoza, en donde sigue medrando de una mal llamada “lucha social”, al aludido no se le reconoce experiencia, formación profesional o perfil diplomático, para el cargo que se le ha encomendado de manera sorpresiva e inexplicable. Se trata de una medida arbitraria y motivo de escándalo, que es lo único que el aludido ha generado en los últimos tiempos.

Se desconoce cuál habría sido la reacción del canciller Marcelo Ebrard ante dicha designación que, por supuesto, debe autorizar el Senado de la República, además de que, se trata de una afrenta, un agravio al Servicio Exterior Mexicano, en donde se han formado por décadas, una diplomacia que ha dado renombre a México en el extranjero. Porque si hay un segmento de profesionales que han sido permanentemente agraviados por el presidente de México es, justamente, el gremio diplomático. Hay que recordar la sustitución de la Embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, por Esteban Moctezuma Barragán. La primera tuvo que solicitar su jubilación antes de seguir solapando errores en la conducción burda y torpe de la política hacia el vecino del Norte y nuestro principal socio comercial.

Dicha afrenta no fue suficiente. Con todos los negativos que tuvo en su gobierno en Sinaloa, incluso con una elección para la gubernatura permeada por presiones de los grupos criminales, fue designado como Embajador en España, el ex gobernador Quirino Ordaz. Ello motivó la renuncia de quien desempeñaba el cargo, con más de treinta años de experiencia: María del Carmen Oñate. Sin embargo, luego de los constantes señalamientos, puyas y frases ofensivas hacia dicho país y su gobierno, éste negó recibir al enviado de López Obrador. Es decir, lejos de contribuir a fortalecer las relaciones con los países con los que históricamente hemos sostenido relaciones comerciales, culturales, etc., se ha privilegiado la inmediatez y la ignorancia, marginando a quienes han hecho carrera en el Servicio Exterior Mexicano.

 

Extremar medidas

 

Durante el mes de diciembre, particularmente las tres primeras semanas, hubo noticias de la veloz expansión de la variante ómicron de Covid-19. Pese a ello, las autoridades sanitarias, ni en el gobierno federal ni estatal, advirtieron a la ciudadanía de dicha emergencia. El turismo siguió llegando a la capital del estado y los principales destinos de playa, sin que se hubieran extremado las medidas de protección para evitar contagios, ingresos a hospitales o decesos. Sin embargo, a fines de año, la evidencia del crecimiento en nuevos casos demostró lo que pasó si no inadvertido, al menos con descuido por parte de los servicios de salud. Se incrementó el número de personas de todas las edades, e incluso son esquemas de vacunación completa, que contrajeron la variante ómicron, no obstante los SSO seguían contabilizando casos aislados, sólo de pacientes que llegaban a hospitales, sin reparar en cientos que se habían hecho la prueba y habían resultado positivos. Con todo este panorama, se insistió en el regreso presencial a clases.

Lo cierto es que la nueva cepa del SARS-CoV2, se está expandiendo de manera acelerada y sin control. No obstante, el incremento de casos nuevos seguimos en semáforo epidemiológico verde y sin extremar las medidas que eviten dicha expansión. Hasta el momento y, salvo boletines oficiales, los Servicios de Salud no han tomado medidas drásticas para salvaguardar a la población. Es cierto, dicha cepa no es tal letal como las anteriores y nos toma, a la mayoría, ya vacunados. Pero ello no es motivo de satisfacción. Es decir, se ha tomado a la ligera. Ello implica que mercados, bares, restaurantes, iglesias y demás sitios de reunión siguen teniendo aforos completos y sin restricciones. Camiones urbanos y taxis foráneos van llenos de pasajeros sin respetar los protocolos anteriores.

La situación actual no está para festinar que el número de hospitalizaciones o decesos han descendido ni, mucho menos, para creer que la emergencia sanitaria que hemos vivido ha sido superada. No. Es necesario que, al igual que en otras entidades, se sigan fortaleciendo las medidas de prevención, pues aunque –como ya hemos dicho- no representa un gran riesgo, hay que tomar en cuenta que hay aún miles y miles de ciudadanos que por igmorancia, religión o posición política se han negado a vacunarse, lo que complica la situación al hacer de esta nueva cepa una verdadera emergencia.