Un cierre lamentable
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Editorial

Un cierre lamentable

 


Si hubo algo que caló hondo no solamente entre los propios ciudadanos, sino entre los visitantes del país y el extranjero durante los últimos días del mes de diciembre, justo cuando se contabilizaban miles y miles de éstos, que han sido atraídos por todo lo que Oaxaca ofrece a México y el mundo, fue el estado deplorable de la ciudad capital, reconocida hace 34 años por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Zócalo, Alameda de León, Centro Histórico, calles y avenidas de todos los barrios y colonias, convertidos en estercoleros y zahúrdas, por la basura que quedó luego del conflicto con el sindicato de recolectores, a quienes se les cubrieron tardíamente sus emolumentos y prestaciones decembrinas. Además, por el gravísimo adeudo con las empresas distribuidoras de gasolina, por parte de la lamentable administración del ex edil, Oswaldo García Jarquín.

Lo anterior forjó un hito negativo en la historia oaxaqueña. Razón de más para que las cosas cambien de manera radical. El tema de la basura tiene dos vertientes: la saturación del actual depósito, ubicado en jurisdicción en la Villa de Zaachila, un sitio de colonias de ex paracaidistas que cada que pretenden alguna concesión del gobierno, simplemente cierran los accesos y contribuyen a la suspensión en la recolección de desechos sólidos. Por otra parte, están los sindicatos de trabajadores que se dedican a dicho oficio, concretamente el “Sindicato 3 de marzo”. Se trata de un gremio plagado de corrupción, vicios y componendas. Sus miembros simplemente lucran con el servicio. Cuando la flota de camiones era propiedad del ayuntamiento, lucraban con la gasolina, con las auto-partes, con los neumáticos. Siempre las unidades estaban descompuestas para cumplir con su labor.

Existen ciudades y capitales en el país en donde la recolección de basura está concesionada, para evitar dichos vicios. Se trata de empresas que aprovechan los desechos para generar energía u otras fuentes de empleo. En el municipio de Oaxaca de Juárez operan al menos cinco o seis sindicatos, algunos de tan escasa membresía que hasta generar aversión hacia las instancias oficiales que permiten este tipo de anomalías. Una buena tarea será la liquidación de los trabajadores y aplicar criterios estrictos de tipo laboral.

 

Atonía gubernamental

 

A diferencia de otros fines de año, en el gobierno de Alejandro Murat se percibe con claridad una atonía gubernamental. Tal parece que, a juicio de algunos funcionarios, hay que enchufarse con los que vienen, habida cuenta que la actual administración está llegando a su ocaso. Es decir, casi como decir “muerto el Rey, viva el Rey”. No hemos estado errados pues, cuando hemos insistido en que el ejecutivo estatal debe apretar tuercas para eliminar la modorra de sus cercanos. Estamos en el cierre del sexenio, no es tiempo de regodearse en el mullido sillón de la oficina para esperar el fin de este gobierno. Es cierto, poco se puede hacer ante un régimen al que no se le conocen obras, programas sociales u otros, que hayan permeado en el pueblo oaxaqueño, para abatir la pobreza o reducir los síntomas de la marginación.

Se ha hablado de obras “relevantes” como la de Símbolos Patrios, que no es más que una obra de poco impacto social. En boletines oficiales se dijo una y otra vez que el Libramiento Sur sería una de las grandes empresas de este gobierno. Luego de meses de difundir dicha especie, resulta que las cosas cambiaron. Ahora los recursos de dicha obra, serán canalizados a otra de menor envergadura, pues ya no le daría tiempo a esta administración ni siquiera de iniciarla. El tiempo apremia y no se ven por ningún lado, las obras que se han ofrecido a la ciudadanía, como es el caso del llamado Centro Cultural, cuyo atraso es más que evidente. La pregunta es: ¿y dónde están los resultados que ofreció Murat Hinojosa al llegar a la gubernatura en diciembre de 2016? ¿Dónde están los programas sectoriales o ejes transversales de su plan de gobierno? La verdad es que no se ven por ningún lado. Se ha querido sorprender la buena fe de los ciudadanos con cuestiones menores como el Centro Gastronómico, que ha recibido severas críticas.

Estamos justamente a once meses del cierre de este gobierno. Tiempo al menos para concluir las obras que ya están iniciadas o corregir los contratiempos. Lo importante es eliminar esa atonía oficial que asemeja que sólo se espera el fin del sexenio. Los tiempos de home office deben pasar a la labor en oficinas y trabajo de campo. Evitar declaraciones y comunicados triunfalistas, como aquellos de que somos “la entidad más feliz” de México o que hemos registrado un crecimiento económico arriba del 4%, es decir, por encima de la media nacional o que se ha abatido la pobreza. Las evidencias están a la vista.